Editorial

Ayuso o la refutación de la izquierda

Es el referente político de ese amplio sector de la opinión pública, en parte trasversal ideológicamente, que observa con preocupación creciente la deriva autoritaria del Gobierno de la nación

Presumía ayer, en la Casa de LA RAZÓN, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de que la región madrileña no era sólo la locomotora económica de España, sino, también, la que tiraba anímicamente de los españoles en unos momentos especialmente difíciles. Es, sin duda, esa capacidad para sacar a la luz lo mejor de las capacidades de los ciudadanos, no importa la función que desempeñen, lo que define a la política madrileña y, por ende, a una manera de entender la gestión pública, que es, en definitiva, una refutación de los postulados de la izquierda, esencialmente, porque es la que más se ajusta a la manera de ser y conducirse ante la vida de los españoles.

Por supuesto, con ello no queremos afirmar que Isabel Díaz Ayuso carezca de ideología, más allá de un indefinido talante liberal, sino que sus principios políticos son los que comparte un amplio sector social, enclavado en el ámbito del centro derecha, poco dado a los dogmas y reacio a comulgar con las ruedas de molino de un progresismo de nuevo cuño que busca en la fragmentación del cuerpo social, en las llamadas minorías, el perdido semillero de votos. De ahí, que la presidenta madrileña protagonice los dos fenómenos políticos más singulares de esta etapa, como son el ataque ad hominen coordinado de toda la izquierda española y, al mismo tiempo, el crecimiento sostenido, encuesta tras encuesta, de sus expectativas de voto.

En cierto modo, no es posible explicar una cosa sin la otra. Ha sido tal la campaña de descrédito, personal y político, organizada contra Díaz Ayuso que, simplemente, acababa chocando con la realidad del día a día que vivían los madrileños y, a la postre, diluía en medio del ruido ambiental aquellas cuestiones sujetas a críticas razonables.

Pero nos equivocaríamos gravemente si creyéramos que la inquina de la izquierda no responde a causas objetivas. Porque Isabel Díaz Ayuso no es sólo una presidenta eficaz de una comunidad autónoma, es uno de los dirigentes del Partido Popular con mayor ascendiente entre sus votantes y entre los cuadros del partido y, por supuesto, uno de los mejores apoyos con los que cuenta Alberto Núñez Feijóo para llegar a La Moncloa. Y es, también, –sólo hay que escuchar el discurso que pronunció ayer en nuestra Casa– el referente político de ese amplio sector de la opinión pública, en parte trasversal ideológicamente, que observa con preocupación creciente la deriva autoritaria del Gobierno de la nación, a caballo entre la colonización partidista de las instituciones, comenzando por el Poder Judicial, y unas prácticas de ingeniería social que, fundamentalmente, afectan a las nuevas generaciones. Y ahí, en la defensa de un modelo de política juvenil que siembre confianza en el esfuerzo propio y preste el valor debido a la educación, Isabel Díaz Ayuso es, felizmente, intratable.