Editorial
Feijóo sube, pero el sanchismo aún resiste
España atraviesa un momento de grave polarización social, tras casi dos lustros de un gobierno que ha agitado el frentismo como arma política.
El último sondeo electoral elaborado por «NC Report» para LA RAZÓN detecta un incremento de la intención de voto en favor del Partido Popular –insuficiente para alcanzar la mayoría absoluta sin el concurso de un pacto de investidura con Vox–, pero, también, que el «suelo» de Pedro Sánchez resiste con cierta solidez.
No es una situación que deba sorprendernos, entre otras cuestiones porque es muy difícil que se produzca un cambio determinante en la tendencia de los electores a escasos cuatro meses de celebrada una cita con las urnas, salvo por una circunstancia, que los votos que, según la encuesta, perdería el líder socialista, Pedro Sánchez, se compensarían, al menos en parte, con el trasvase de sufragios procedentes de Sumar.
También el PP recibiría votantes desde Vox, pero no en la misma proporción. Si de los 360.000 apoyos que perdería Santiago Abascal, casi 300.000 recalarían en la papeleta popular; en el caso del PSOE, la cosecha entre los antiguos votantes de Yolanda Díaz estaría en cerca del medio millón de sufragios, suficientes para evitar un descalabro mayor de la opción socialista, a la que el sondeo atribuye una caída de unos 358.000 votos y la pérdida de hasta 2 escaños.
Por su parte, la candidatura de Alberto Núñez Feijóo ganaría 460.000 votantes, que se traducirían en una horquilla de 9 a 12 escaños más, que sumados a los 27 o 29 diputados que conservaría Vox darían para una mayoría absoluta parlamentaria raspada. El resto de las fuerzas políticas sufriría pocos cambios: descienden en intención de voto el PNV y ERC, se mantiene Bildu y sube ligeramente Junts, que podría obtener un escaño más.
Probablemente, los resultados del sondeo desencantarán a esa parte de la opinión pública que ve con indignación creciente cómo el líder socialista ha ido cediendo a las exigencias de sus socios nacionalistas, hasta poner en franco riesgo la estabilidad política e institucional de la Nación, pero, sin ser una ciencia exacta, la demoscopia suele reflejar con bastante exactitud la realidad. Y lo que nos dicen los encuestados es que España atraviesa un momento de grave polarización social, tras casi dos lustros de un gobierno que ha agitado el frentismo como arma política –lo que explica la resistencia del voto socialista–, pero, también, que mientras el centro derecha y conservador se presente a las urnas dividido en dos, la mayoría absoluta penderá de un puñado de votos y de los caprichos de la Ley D’Hondt.
Esto es así, porque la suma del porcentaje de votos del PP y Vox que refleja la encuesta, un 47 por ciento de los electores, garantizaría una mayoría de gobierno más que suficiente. No significa que haya que tirar la toalla a la hora de exigir en las calles y plazas, en las instituciones y en todos los foros posibles que Pedro Sánchez someta a las urnas unas concesiones que siempre negó en público y con reiteración, pero, hoy por hoy, todo se sigue jugando en dos o tres escaños.
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