
Editorial
Un gobierno bajo amenaza no es nadal útil
Es cuestión de tiempo que la peripecia judicial de Aldama estalle en nuevas comprometedoras revelaciones

Como hoy publica LA RAZÓN, Víctor de Aldama, el empresario presuntamente implicado en delitos, entre otros, de evasión fiscal, blanqueo de dinero y cohecho, y uno de los testigos de cargo de las presuntas tramas de corrupción que afectan a varias personas vinculadas tanto con el PSOE como con el Gobierno, mantiene a modo de «seguro de vida» documentación que, siempre supuestamente, relacionaría a otros militantes socialistas con actividades ilegales, incluso, con pagos irregulares desde el extranjero. Ciertamente, si partimos del hecho de que una parte de las acusaciones de Aldama han sido causa suficiente para iniciar investigaciones judiciales en el entorno familiar y político más cercano del presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, se comprende el nerviosismo de un Gabinete que no sólo viene siendo exigido por unos socios de investidura con muchas facturas políticas por cobrarle, sino su actitud exageradamente defensiva frente a la Oposición, los jueces y los medios de comunicación que no comulgan con las ruedas de molino de la propaganda gubernamental. Al mismo tiempo, desde la izquierda gobernante se intenta que cristalice entre la opinión pública la idea de que lo que está viviendo España políticamente es absolutamente normal y que el espectáculo cotidiano de declaraciones judiciales, investigaciones de la UCO y cierre de filas, no por acrítico menos agrio, de las huestes del sanchismo no significan nada, como tampoco que en el Congreso las votaciones reflejen con meridiana claridad la situación de minoría de las fuerzas que sostienen al Ejecutivo. Cabe, pues, plantearse la cuestión de si es posible gestionar los intereses generales de los españoles desde un Gobierno bajo la espada de Damocles de unos presuntos delincuentes, que no se tapan a la hora de deslizar inequívocas amenazas de extender las acusaciones de corrupción hasta la náusea, y bajo las exigencias de unos socios separatistas con agenda propia, que se sirven de la debilidad gubernamental para fines que no son los de todos los españoles. A nuestro juicio, la solución que más conviene a todos está en el adelanto de las elecciones generales, desde la convicción de que la actual situación no tiene otra virtud que la de aumentar la polarización de la sociedad y, también, desde la extrañeza que supone que Sánchez se resista a las urnas cuando el CIS que preside su compañero de partido y veterano sociólogo, José Félix Tezanos, no sólo certifica la gran valoración que tiene el líder socialista, sino que, de celebrarse hoy las elecciones, el PSOE sacaría una amplia ventaja de 9 puntos sobre el Partido Popular. Pareciera que hasta Sánchez, que mantiene en la presidencia del CIS a su más entusiasta militante contra viento y marea, no acabara de creerse del todo la veracidad de esas encuestas. En cualquier caso, es cuestión de tiempo que la peripecia judicial de Aldama estalle en nuevas comprometedoras revelaciones.
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