Editorial
El modelo madrileño y la izquierda dispersa
España necesita el cambio que releve del poder a la peor izquierda del continente y abra camino al proyecto regeneracionista que rescate a la democracia y ponga al ciudadano en el centro de la acción política
Las encuestas electorales del pasado fin de semana, que han recogido la opción de Sumar de Yolanda Díaz, han confirmado el serio impacto de la fractura en la izquierda en las aspiraciones de retener el gobierno con el modelo Frankenstein actual. El desencuentro de la nueva marca con Podemos, además de una cierta incidencia en el nicho de los electores socialistas, ha agudizado los estragos de la ley electoral sobre la fragmentación del voto. Se ha constatado la erosión de las expectativas de las siglas que se amontonan en el campo del denominado progresismo y en consonancia, conforme a una particular teoría de los vasos comunicantes, se han vigorizado las estimaciones del centroderecha, especialmente con la hegemonía del Partido Popular. Era el escenario previsto porque las reglas electorales rigen con unos parámetros y equilibrios difícilmente alterables en cuando al efecto de la atomización de candidaturas. Así que la izquierda, como antes lo padeció la derecha, ya sabe que la factura de sus inquinas fratricidas no será módica y que sus aspiraciones se oscurecen si no sellan las grietas.
Tampoco sorprende que bajo estas circunstancias concretas Moncloa planee activar todo su poderoso arsenal y su manejo de las instituciones colonizadas en esta legislatura, puestas al servicio de los intereses de Pedro Sánchez como con ningún otro gabinete de la democracia. Como adelantamos en las páginas de España, el CIS cobrará un papel protagonista como catalizador de un estado de opinión estimulante para el dubitativo o decepcionado votante de izquierdas al que se necesita movilizar a cualquier precio para recuperar enteros. José Félix Tezanos ha sido, es y será hasta su relevo un leal servidor del Gobierno y de su partido, que no del Estado, en un epítome singular de la degradación involucionista de la democracia en manos de la izquierda.
En este pulso crucial con las elecciones autonómicas, municipales y luego nacionales de los próximos meses, Isabel Díaz Ayuso ha puesto en marcha la precampaña de los populares en la Comunidad de Madrid, llamada a ser el estandarte del proyecto alternativo para España como ese espejo referente para los ciudadanos en cualquier rincón de la nación. Alberto Núñez Feijóo lo ha entendido con inteligencia y ha puesto en valor un patrimonio de los populares que es además una baza ganadora. Ha elogiado el «liderazgo con bravura» y «reconocible» de la presidenta de la Comunidad de Madrid, que ha dado la batalla de las ideas y de los hechos. Estamos, por tanto, ante realidades antagónicas, tanto en lo político como en lo personal, con los ministros a palos sin espacio alguno para los problemas de las familias y las empresas. España necesita el cambio que releve del poder a la peor izquierda del continente y abra camino al proyecto regeneracionista que rescate a la democracia y ponga al ciudadano en el centro de la acción política.
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