Editorial

Ocasión perdida para el futuro de España

Nada hay, pues, en las propuestas presentadas por el líder popular que no pueda ser suscrito por un socialismo enmarcado en los fundamentos políticos occidentales,

Reunión en el Congreso entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo
Reunión en el Congreso entre Pedro Sánchez y Nuñez Feijóo .Gonzalo PérezGonzalo Pérez

La negativa anticipada del líder socialista y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, a la propuesta por parte del presidente popular y ganador de las elecciones, Alberto Núñez Feijóo, de unos pactos de Estado que borraran de la actual ecuación política a los partidos nacionalistas no debería subestimar el alcance de la oferta, aunque sólo sea porque tanto la argumentación previa como el contenido de los acuerdos podrían suscribirlos la inmensa mayoría de los españoles.

Que desde los portavoces gubernamentales se haya despachado con notas de sarcasmo el ofrecimiento sólo pone en evidencia la voluntad de incidir en el error del candidato socialista, plenamente confiado, al parecer, en su habilidad para el control de los daños que, indefectiblemente, van a provocar en el seno de las instituciones demandas como la amnistía, el referéndum consultivo o la discriminación de los ciudadanos por razones de residencia.

Por supuesto, no creemos que haya peligro en sí mismo para la propia democracia, pero sí que existe un riego cierto de que se extremen las tensiones en la convivencia social, en unos momentos de incertidumbre económica que demandarían la mayor cohesión nacional.

Hablamos, en la misma línea del planteamiento político de Núñez de Feijóo, de la urgente necesidad de restaurar un principio básico en cualquier sistema democrático que se precie, como es la libertad y la igualdad, por supuesto, también ante la Ley, de todos los ciudadanos sin excepciones que los planteamientos de las formaciones nacionalistas pretenden conculcar. Hablamos de la exigencia a la hora de garantizar la independencia plena del Poder Judicial, que es el resquicio por el que se introducen los modelos autoritarios de poder, como demuestran las vicisitudes de muchas democracias iberoamericanas y, aun, de Europa.

Hablamos de derechos fundamentales de los ciudadanos y de un estado de bienestar que garantice los mismos servicios sociales en cualquier lugar de España. Nada hay, pues, en las propuestas presentadas por el líder popular que no pueda ser suscrito por un socialismo enmarcado en los fundamentos políticos occidentales, esencialmente en lo que se refiere al respeto de un sistema judicial independiente.

Pero, por lo visto hasta ahora, el PSOE prefiere retener el gobierno bajo las condiciones de los nacionalistas y desde la conciencia de que no ha sido el partido más votado. Tampoco podrán los socialistas aducir mala fe o intenciones ocultas en la oferta popular cuando esta especifica claramente una reducción de la legislatura a dos años y nueva convocatoria electoral. Pero, sin duda, lo que supone un hito en la mixtificación de la política es escuchar a los socialistas que, en realidad, Núñez Feijóo solo pretende «salvar su pellejo». Y dicho por una ministra en funciones del mismísimo Pedro Sánchez.