Sociedad

Éxito profesional

¿Cómo elegir a lo que me quiero dedicar?

La orientación vocacional desde las primeras etapas educativas es la clave para guiar a los alumnos hacia un futuro profesional adaptado a sus intereses y reducir los altos índices de abandono y fracaso escolar

Un padre ayuda a su hijo a hacer los deberes
Un padre ayuda a su hijo a hacer los deberesMaria SbytovaMaria Sbytova - stock.adobe.com

Escoger una futura profesión nos marca desde la infancia. En cuanto comenzamos los estudios, familiares y docentes nos inundan con la pregunta: ¿y tú qué quieres ser de mayor? Aunque la respuesta no sea definitiva, se refuerza la idea de tener que decidir, más pronto que tarde, hacia dónde se dirigirá nuestro futuro profesional. Las opciones de formación y el número de profesiones han aumentado exponencialmente con el paso de los años. Ahora elegir un camino puede resultar más difícil que nunca. Ante esta incertidumbre, la orientación vocacional es el mapa que guía a estudiantes y trabajadores .

«La orientación vocacional profesional debería constituir un elemento estratégico para los centros educativos y formar parte de su proyecto curricular en coordinación con agentes del entorno como pueden ser empresas, asociaciones que trabajan en el ámbito de la orientación profesional, etc.», reivindica Ernesto Gutiérrez-Crespo Ortiz, vicepresidente de la Confederación Orientación y Psicopedagogía de España (COPOE) y orientador educativo en un centro de FP de Bilbao. Este proceso se debe sustentar en los siguientes pilares: «Favorecer el autoconocimiento del alumnado para que descubra cuáles son sus competencias, conocer la realidad del entorno académico y laboral así como del mercado de trabajo, el aprendizaje en la toma de decisiones y desarrollar competencias para la búsqueda activa de empleo y para la gestión de la propia carrera profesional», añade Gutiérrez-Crespo.

Su relevancia hace que la orientación deba estar presente a lo largo de la vida, «desde infantil hasta la universidad y más allá», solicita este orientador. Pese a que este consejo esté siendo desoído, hay centros educativos que son conscientes de la importancia de la orientación vocacional y han querido implementarla desde que el alumno comienza el instituto. Este el caso de Grupo Casvi. Al tratarse de un centro con Bachillerato Internacional, la elección de los alumnos va más allá de ciencias o letras. En primero de bachillerato, deben elegir 6 asignaturas que «les van a llevar a la carrera que quieren hacer», explica Pablo Martín, jefe de estudios de Colegio Privado Internacional Eurocolegio Casvi. Para ayudarles en esta difícil tarea, desde 6º de Primaria reciben orientación vocacional personalizada.

Esta consiste en varios test, pruebas y entrevistas . Los test de 1º y 2º de la ESO son elaborados por el centro y los alumnos descubren mediante ellos los ámbitos en los que destacan, «más allá del ámbito académico», aclara Teresa Cubero, responsable del Departamento de Orientación de este centro. En 3º de la ESO, los alumnos de Casvi vuelven a hacer una prueba de aptitudes y una prueba psicométrica de intereses profesionales. «Les explicamos las puertas que se abren y las que se van cerrando según las asignaturas que escojan», añade Cubero. Esto se complementa con una entrevista individual. En su propósito de estar a la vanguardia de la orientación vocacional, Casvi recurre a Singularity Expert, una prueba que pasan sus alumnos de 4º de ESO y que les marca la trayectoria académica que deben seguir, según sus respuestas, para alcanzar los empleos del futuro. Por ejemplo, controlador de drones u otros trabajos que aún ni siquiera existen. «Les permite ver que para alcanzar su meta profesional, la formación no acaba en un grado, sino que se tienen que especializar cada vez más», apostilla Cubero. Más tarde, en bachillerato se sigue haciendo un seguimiento. Además, todos los años Casvi celebra una feria de universidades a la que asisten más de 40 centros españoles e internacionales, cuenta Pablo Martín a LA RAZÓN. Este tipo de servicios que solo se pueden encontrar en ciertos centros deberían extenderse «por el bien de la educación», reivindica el jefe de estudios de Colegio Privado Internacional Eurocolegio Casvi.

Combatir la falta de medios

Tanto para alumnos como trabajadores que quieran recibir orientación sobre su futuro profesional, pero no cuenten con medios a su alcance, pueden recurrir a las siguientes herramientas. El primer lugar lo ocupa AULA, el Salón Internacional del Estudiante y de la Oferta Educativa, un encuentro virtual y gratuito que comienza en el 17 de marzo en el contexto del Mes de la Orientación Educativa. Como orientador, Ernesto Gutiérrez-Crespo Ortiz también destaca el GR de Educaweb, una serie de test que te permiten conocer tus intereses y preferencias y los grupos ocupacionales y materiales escolares relacionados con ellos. Está pensado para todas las edades a partir de 16 años y de cualquier nivel formativo.

Para los que tengan en mente estudiar FP, destaca Fpbide, una herramienta fruto del trabajo colaborativo de un grupo de orientadores de Formación Profesional del País Vasco y de acceso universal y gratuito «que contiene condiciones de acceso, salidas académicas y laborales, testimonios de alumnado y profesorado, etc.», explica el vicepresidente de COPOE. Completan esta recopilación el programa de orientación académica y profesional online Tu Futuro Profesional 3.0, el cual permite elaborar una adecuada exploración y planificación de la carrera profesional; y el programa Xcelence que desarrolla la Fundación Bertelsmann en los centros educativos con el objetivo de impulsar una orientación profesional estratégica y de calidad.

No obstante, estas herramientas no son un sustitutivo de la labor en los centros. Faltan recursos materiales y humanos. «Luego nos lamentamos del alto índice de abandono escolar que existe en la universidad y en ciclos formativos», denuncia Ernesto Gutiérrez-Crespo Ortiz. Si se compara con otros países de Europa, «estamos muy lejos de la ratio que aconsejan los organismos internacionales de un orientador por cada 250 alumnos. En países como Finlandia es una realidad y desafortunadamente en España existen etapas educativas donde ni siquiera hay orientadores», añade.