Países Bajos

La «primavera patriótica» de Wilders

Geert Wilders, el líder de la derecha populista holandesa (Reuters)
Geert Wilders, el líder de la derecha populista holandesa (Reuters)larazon

Arranca el 15 de marzo en Países Bajos un largo año electoral en Europa que pondrá a prueba el tirón de la derecha populista y xenófoba, crecida tras el triunfo del Brexit y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Pero si el magnate tiene un alumno aventajado ése es Geert Wilders, líder del islamófobo Partido de la Libertad (PVV), en cabeza de todos los sondeos. Ambos comparten su cabellera rubia y su incontinencia verbal en la red social Twitter. Aunque los dos se erigen como azotes del “establishment”, lo cierto es que tanto Wilders como Trump son hijos del sistema. No en balde el holandés es diputado desde hace veinte años y lleva a sus espaldas una dilatada vida política que comenzó como joven militante de los liberales de derechas (VVD), el partido de Mark Rutte, su principal rival electoral y actual primer ministro.

Por medio de un tuit Wilders protagonizó ayer un magistral golpe de efecto al anunciar que, por motivos de seguridad, decidía suspender todos sus actos de campaña tras saberse que uno de los policías encargados de su protección había revelado información sensible a una banda criminal marroquí-holandesa dedicada al blanqueo de dinero. Amenazado de muerte y bajo vigilancia policial las 24 horas del día, el líder ultra aprovechó la oportunidad para presentarse, una vez más, como víctima del sistema holandés, el “poldermodel”, el consenso político que, según él, ha permitido la llegada incontrolada de inmigrantes a Países Bajos.

Y es que los inmigrantes, concretamente los de origen musulmán, y la Unión Europea son el blanco de todas sus críticas. En su programa electoral, con el que promete “desislamizar el país” y “recuperar Holanda para los holandeses”, aboga por prohibir el Corán y las mezquitas y salir de la UE (“Nexit”). “Hay demasiada chusma marroquí en nuestro país”, proclama sin sonrojarse el líder xenófobo, que fue condenado, pero no sancionado, en diciembre pasado por discriminar e insultar a los ciudadanos de esta nacionalidad.

“Recuperaremos los Países Bajos, cerraremos nuestras fronteras y todo ese dinero que damos a los extranjeros, los miles de millones que damos a África para el desarrollo, a Bruselas, a Grecia, y a los solicitantes de asilo será para los holandeses que viven en Países Bajos”, asegura el que, según todos los sondeos, será el más votado el 15 de marzo con el 20% de los votos. Sin embargo, los 30 diputados de que dispondría el PVV en un fragmentado Parlamento de 150 escaños difícilmente convertirán a Wilderse en el próximo primer ministro. Más aún teniendo en cuenta el rechazo del resto de formaciones políticas a pactar una coalición con el dirigente populista, que ya amenaza con “una revuelta” en las calles si le marginan del Ejecutivo.

Envuelto en la bandera ultranacionalista, Wilders vislumbra el 15-M como “una votación histórica porque los holandeses podremos recuperar nuestro país”, que inaugurará una “primavera patriótica” en Europa que inspirará a franceses, alemanes y checos en las próxima citas con las urnas. Una profecía que hace temblar los cimientos del proyecto europeo puesto en marcha tras el final de la Segunda Guerra Mundial.

pgarcia@larazon.es