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Royal regresa de su travesía del desierto

Ségolène Royal tras ser nombrada ministra de Ecología y Energía
Ségolène Royal tras ser nombrada ministra de Ecología y Energíalarazon

Tras dos años de travesía del desierto, Ségolène Royal regresa al primer plano de la vida política francesa. De la mano de Manuel Valls, Royal entra en su nuevo Ejecutivo con un macroministerio de Ecología, Desarrollo Sostenible y Energía que habían rechazo ocupar Los Verdes un día antes. Y es que, a diferencia de muchos de sus compañeros de Gabinete y del propio presidente de la República, la presidenta regional de Poitou-Charentes cuenta con una dilatada carrera ministerial a sus espaldas. Ya fue ministra de Medio Ambiente en el segundo mandato de François Mitterrand (1992-1993) y, tras la vuelta de los socialistas al poder con Lionel Jospin, fue sucesivamente titular de Educación (1997-2000) y Familia (2001-2002).

En su investidura, la “número tres del Gobierno”se comprometió a “hacer de Francia una de las primeras potencias ecológicas de Europa”, lo que, a su juicio, pasa por impulsar “el crecimiento verde y los empleos que van con él”. Sobre sus hombros recaerá la responsabilidad de poner en marcha la “transición energética”que prometió François Hollande durante su campaña electoral. De aquí a 2025, la nuclear, que representa ahora alrededor del 80% de la energía que se produce en el Hexágono, debe reducirse al 50% para dar cabida a las fuentes renovables.

La relación entre Valls y Royal (Dakar, 1953), ya viene de lejos. El ahora primer ministro fue el portavoz de la campaña electoral que enfrentó a Ségolène con el conservador Nicolas Sarkozy en 2007. Convertido ya en "royalista", valls la apoyó, asimismo, un año después en la batalla por el liderazgo del Partido Socialista durante el traumático Congreso de Reims, que ganó Martine Aubry en medio de acusaciones de fraude.

Tras su fallido intento de volver a ser el cartel socialista en 2012, Royal se resignó a apoyar en las primarias a Hollande, su pareja sentimental durante 29 años y padre de sus cuatro hijos. En la hemeroteca quedaba su público desprecio hacia él: “¿Algún francés conoce algún logro político que haya conseguido Hollande en treinta años?”La contundente victoria del PS en las presidenciales y legislativas dibujaban un mundo lleno de posibilidades para Ségolène, que aspiraba a presidir la Asamblea Nacional, el cuarto puesto en importancia de la República Francesa. Sin embargo, el apoyo vía tuit de la vengativa primera dama, Valérie Trierweiler, al disidente socialista Olivier Falorni truncó su objetivo y le impidió ganar el escaño. Entonces, una decepcionada Royal le espetó a Trierweiler que “debería preocuparse menos por la ex y más por la siguiente”. Una pofrecía que no tardaría en cumplirse cuando se destapó a comienzos de este año el “affaire”sentimental de Hollande con la actriz Julie Gayet.

Desde entonces, la ex candidata socialista se recluyó en su feudo de Poitou-Charentes para curarse las heridas y aguardar a que llegaran tiempos más propicios. Como premio de consolación, Hollande la nombró vicepresidenta del equivalente francés del Instituto de Crédito Oficial (ICO). Casis dos años después, la impopularidad del Gobierno socialista y la cantada derrota en las municipales, donde el PS perdió 150 alcaldías, dieron a Royal la oportunidad de abandonar su retiro. La noche del domingo, cuando ya todas las quinielas daban por cantada su entrada en el nuevo Ejecutivo, aseguraba que la debacle en las urnas “es una advertencia muy seria que hay que tomar en cuenta”y reclamaba “un cambio de método en el equipo en el poder”. Dicho y hecho. Ahora es un peso pesado del segundo Gabinete de Hollande, con el que confía en mantener unas relaciones “lo más normales y lo más institucionales posibles”.