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Crónica de un día de campaña: PSOE

LA RAZÓN ha acompañado a la caravana de prensa de Susana Díaz durante un día de campaña.

Asistentes al mitin del PSOE. Foto: PSOE
Asistentes al mitin del PSOE. Foto: PSOElarazon

LA RAZÓN ha acompañado a Susana Díaz durante un día de la campaña electoral. De Sevilla a Cádiz, con destino en Marbella. A la lideresa la quieren en su tierra, y se nota.

Va a ganar. Lo sabe y se nota. Pese a que la victoria podría terminar en amarga derrota o repetición electoral en marzo, sus partidarios están eufóricos y la siguen allá por donde va. “Esto no va de ganar, que está hecho, va de ganar bien”. Susana Díaz no se cansa de repetirlo, pese a que la hegemonía socialista, después de cuarenta años de gobierno, sigue marcando el día a día andaluz. LA RAZÓN se empotró ayer en la caravana de prensa del PSOE. Una caravana que comenzó su viaje, partiendo desde Sevilla, a las nueve de la mañana. Es a esa hora cuando el “PSOE-Bus” partió rumbo a San Roque, donde Susana Díaz celebró un encuentro con mayores. Antes, ya había ofrecido varias entrevistas a medios de comunicación.

Allí, en el Estrecho de Gibraltar, antes de comenzar la alocución de la política ante los más de doscientos fieles seguidores y con más de una hora de retraso sobre el horario previsto, saltó la noticia de la jornada: la lideresa andaluza, quien hasta el momento había hecho una campaña de perfil bajo, arremetió durísimamente contra el partido VOX, al que tachó de “racista” y “xenófobo” y del que afirmó que “justifica la violencia contra las mujeres”. Unas declaraciones que encontraron respuesta en el líder de la formación de derechas, Santiago Abascal, quien anunció ese mismo día, ante la noticia publicada por LA RAZÓN, querella ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Pero de esto no se enteraron los funcionarios de prisiones apostados a las puertas del local de San Roque. Unos funcionarios con los que Díaz conversó a su llegada. Lograron, en vísperas de la mesa de negociación con el gobierno, arrancarle a la política andaluza el compromiso de trasladar sus peticiones al gobierno de España.

Dentro del recinto, entre mesas redondas llenas de bollería y cafés con leche, personas mayores, emocionadas hasta el punto del llanto, se encontraron con ella, la achucharon sin piedad, se hicieron selfies en posturas imposibles. Ella respondía atenta, ignorando las prisas de su equipo de prensa, con la sonrisa propia del político que sabe que el manoseo le va en el sueldo. Aguantó impertérrita, simpática, cariñosa, la arremetida. Hay amores que matan.

La escena se repetiría poco después en Algeciras, en donde Díaz aprovechó para prometer la ampliación de la cartera de servicios en materia de Sanidad y Educación, especialmente la infantil de entre cero y tres años. “Garantizaremos la igualdad en toda Andalucía”, exclamó ante un entregado auditorio .

Terminado el acto, a comer y poner rumbo a Marbella (Málaga). Allí, entre banderas verdes y al son del himno del partido en versión rumbita, la esperaban más de dos mil fieles en el Palacio de Congresos de Marbella. Un local que sirvió de marco a uno de los actos centrales de la campaña electoral. Se esperaba la llegada del presidente del gobierno, Pedro Sánchez en lo que será su última visita a Andalucía antes del domingo en que se abran las urnas. Marbella pudo así contemplar a dos rivales unidos. O no tanto.

Abrió el evento, pasadas ya las siete y media de la tarde, el secretario general del PSOE de Marbella, José “Pepe” Bernal, quien recordó que fue un gobierno del PSOE, el de Rodríguez Zapatero, quien disolvió “el ayuntamiento corrupto” de Julián Muñoz, hoy gobernado por el Partido Popular. Ahora, dijo, será otro presidente socialista el que “nos va a devolver lo que se llevaron”. Bernal aseguró que los “socialistas defendemos los intereses generales de los españoles por encima de todo”. Banderas de España no había ni una en el recinto. El concejal marbellí cedió el testigo a José Luis Ruiz Espejo, secretario general del PSOE de Málaga, quien reivindicó la labor de la Junta de Andalucía en la provincia, especialmente en materia de Sanidad.

“Esto ya no va de ganar, va de ganar bien y que haya gobierno en enero”, fue, una vez más, el comienzo de la arenga de Susana Díaz. “Lo que le molesta a Pablo Casado es que en Andalucía los libros de texto son gratis”, arremetió en un discurso marcado por las críticas hacia el Partido Popular. “Cuando se cuestiona nuestra autonomía, nuestro autogobierno, se está cuestionando nuestro futuro”, advirtió en referencia a la propuesta del Partido Popular de recuperar para el Estado las competencias en materia de Educación. “Andalucía abrió la puerta de la igualdad para España”, bramó. La socialista se preguntó, en referencia a Juan Manuel Moreno, candidato del PP a presidir Andalucía, y a la Sanidad “¿qué le habrá hecho la dependencia al de la vaca?” El PSOE, aseguró, va a cuidar a quien más lo necesita. “Tenemos en el gobierno de Moncloa un gobierno con sensibilidad hacia Andalucía”. Llegó el momento de agradecer la presencia al presidente del gobierno, el antiguo rival de primarias. “Gracias, Pedro”. A las acusaciones contra VOX de la mañana se sumó la de que “vienen a quebrar la convivencia”.

Presente en el discurso estuvo también el cambio climático, aunque se le pasó culpar de ello a la derecha. “Tenemos tres mil horas de luz al año y eso es algo que deben notar las empresas, las familias. Hay que apostar por las renovables”. Para el presidente del gobierno, dejó un mensaje: “el tren de Málaga tiene que llegar a Marbella. El día 3 llamaré a Pedro y se lo recordaré”. Se vino abajo el auditorio. Como lo hizo cuando Susana, después de casi doce horas ya hay confianza, afirmó que iba a perseguir la prostitución y defender la lucha contra la violencia de género, dos de las ideas-fuerza que han marcado su campaña.

Llegó el turno del presidente del gobierno, el mismo al cual muchos de los que se dejaban las manos a aplaudir en el día de ayer, criticaban no mucho tiempo atrás. El tiempo de las primarias. “Mientras yo esté en la Moncloa no se va a quitar la competencia en materia de Educación a las Comunidades Autónomas”, avisó. Sánchez reivindicó la Ley de Violencia de Género y la Ley del Aborto. Y comenzaron los anuncios. Qué campaña sin promesas. “Vamos a aprobar una ley para que jueces y fiscales tengan formación en violencia de género y a modificar el Código Penal para que no vuelva a haber Manadas que atenten contra la integridad física de las mujeres”, anunció. Se le pasó contar que el Código Penal de 1995 que quiere reformar para evitar lo que jamás debió de suceder... es el código del PSOE, el ‘código Belloch’. Pelillos a la mar.

No entiendo que a Casado y Rivera les duela que haya sido el gobierno de España quien haya defendido el interés de los trabajadores y trabajadoras de Gibraltar”, afirmó reinvindicándose a sí mismo. Lo dejó muy claro: “vamos a aguantar, vamos a hacer muchas cosas antes de convocar elecciones, como subir el SMI a 900 euros al mes”. Aplausos ensordecedores. Lo mejor estaba por llegar. “El próximo viernes en el Consejo de Ministros vamos a aprobar acabar con los aforamientos”, anunció ante un público entregado que ya no sabía ni qué decir o hacer cuando afirmó “eres el espejo en que nos miramos, Susana”. Así, Sánchez anunció que copiará el modelo de bonificación de matriculación universitaria de Andalucía, que extenderá a toda España. Gustó. Punto final.

Ordenadamente los asistentes se fueron retirando. La caravana del PSOE continuará mañana su camino. Les esperan, de aquí al próximo domingo, dos provincias diarias.