Política
El PP ve factible una «gran coalición» con el PSOE pero sin Sánchez
Hoy acaba la campaña y cuando apenas restan dos días para acudir a las urnas, los partidos no pueden evitar poner la vista más allá del escrutinio. Si como avanzan las encuestas el panorama político se fragmenta en cuatro grandes núcleos de poder, las combinaciones que se hagan entre ellos serán decisivas para neutralizar o encumbrar a una u otra formación en la carrera por La Moncloa.
El principal perjudicado de toda esta aritmética es el Partido Popular, que aspira a conseguir una mayoría lo suficientemente solvente como para poder enfrentarse con garantías a una segunda vuelta en la sesión de investidura, que le permita contrarrestar la posible abstención de Ciudadanos y el bloque de la izquierda conformado por PSOE y Podemos.
Superada ya la negativa de Albert Rivera a apoyar a su partido, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, deslizó ayer en Barcelona la idea de la posibilidad de alcanzar una «gran coalición» con el PSOE. Una hipótesis que, en todo caso, se debería tratar a partir del 21 de diciembre y que –importada desde Alemania– supondría un modelo de estabilidad política ante el auge de Podemos en la recta final de la campaña electoral.
El ascenso de la formación de Iglesias les colocaría como segunda fuerza en algunas de las encuestas que manejan en los cuarteles generales de Génova, lo que daría al traste con toda posibilidad de articular un Gobierno alternativo a la izquierda. Sin embargo, en Ferraz no quieren ni oír hablar de un pacto con el PP y así lo señaló ayer de manera contundente su líder, Pedro Sánchez. «No va a haber gran coalición, si quieren me lo tatuo en la frente», afirmó en el programa «Al Rojo Vivo».
Pero la oposición del líder socialista no sería un escollo para alcanzar esta alianza si el secretario general del PSOE desaparece de la ecuación. Fuentes de la campaña de los populares no descartan pactar una gran coalición sin Sánchez, esto es, una vez que éste abandone la dirección del partido, si los resultados electorales le obligan a dimitir.
En el PP ven «muy difícil» llegar a un entendimiento con el líder socialista después de los ataques personales que profirió contra Mariano Rajoy en el cara a cara del pasado lunes y dejan caer que los contactos con la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, se han intensificado. De esta forma, deslizaron sucintamente que la jefa del Ejecutivo andaluz había hablado con el presidente del Gobierno para interesarse por su estado, después del brutal ataque recibido por un menor en Pontevedra.
Sánchez, por su parte, no se mueve un milímetro de su posición y además de negar cualquier principio de acuerdo con el Gobierno, aspira a formar un Ejecutivo «monocolor». Algo poco ajustado a la realidad que auguran las encuestas y que no cala en su partido, donde a nivel territorial ya comienzan a echar cuentas para el 21 de diciembre.
Barones territoriales del partido consideran que las alianzas que se alcancen tras las elecciones deben ser de gobierno y no sólo de investidura, porque las formaciones tienen «que mojarse» en la gobernabilidad. Hay quien apuesta abiertamente por un «pacto del botánico» como el alcanzado en la Comunidad Valenciana, en el que también se integre en el Ejecutivo a políticos de otros partidos políticos, pero la opción que mayoritariamente se impone es que no debe producirse un pacto de perdedores contra la lista más votada. «No veo razonable un pacto a tres contra el ganador de las elecciones», reconoce abiertamente un barón socialista.
Ante la más que probable abstención de Ciudadanos, hay sectores del partido que se lanzan abiertamente a los brazos de Podemos. Es el caso de la candidata por Barcelona, Carme Chacón, que expresó ayer su «preferencia» por Pablo Iglesias a la hora de pactar, aunque también se mostró «abierta al diálogo» con Ciudadanos.
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