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Rajoy negociará con Sánchez y Rivera un Gobierno «estable»

El presidente abrirá un proceso de diálogo discreto, en el que tanteará también al PNV y a Coalición Canaria. Génova no descarta que el bloqueo del PSOE lleve a elecciones: su candidato ofrece un pacto por el interés general

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante la rueda de prensa ofrecida en la sede nacional del PP
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante la rueda de prensa ofrecida en la sede nacional del PPlarazon

El presidente abrirá un proceso de diálogo discreto, en el que tanteará también al PNV y a Coalición Canaria. Génova no descarta que el bloqueo del PSOE lleve a elecciones: su candidato ofrece un pacto por el interés general

El candidato del PP a la Presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció ayer que asumirá personalmente un proceso de negociación y de diálogo «con generosidad, altura de miras y pensando en el interés general de España» para formar un Gobierno «estable» que se imponga a la fragmentación que dejan las elecciones generales del domingo.

Sus dos objetivos principales son el líder del PSOE, Pedro Sánchez, y el máximo dirigente de Ciudadanos, Albert Rivera, aunque ayer prefirió no poner nombres a sus interlocutores. La investidura de Rajoy depende de la abstención de estos dos partidos. Rivera ya la ha anticipado, pero el PSOE confirmó que votará en contra. Aunque la dirección socialista es consciente de que la alternativa de izquierdas está también bloqueada, porque Ciudadanos no respaldará un Gobierno con Podemos por su defensa de un referéndum de autodeterminación. La única salida pasa por que Pedro Sánchez se eche en manos de una amalgama de minorías, IU, ERC, Bildu y algún partido nacionalista, además de Podemos. Una aventura que ya ha tensionado las filas socialistas y que ha hecho que algunos de los «barones», liderados por la andaluza Susana Díaz, hayan empezado a movilizarse para evitar ese escenario.

La dirección popular también se ha movilizado ya para activar todos los medios de presión a su alcance para conseguir que Sánchez no bloquee la investidura de Rajoy en aras de la estabilidad. Desde primera hora de la mañana distintos portavoces, nacionales y territoriales, corearon el mismo discurso que reclama al PSOE «sentido de Estado» y que deje gobernar a la lista más votada para impedir que la fragmentación política tenga graves consecuencias económicas. El PP es consciente de que lo tiene muy difícil, pero va a quemar todas sus naves para evitar la parálisis de tener que repetir las elecciones.

España no puede permitirse un periodo de indefinición política que de al traste con los avances @MarianoRajoy https://t.co/F4HpVSTHiL

Rajoy tomó el testigo de esta estrategia después del Comité Ejecutivo de su partido. Una reunión a puerta cerrada, en la que en el turno de palabra participaron algunos de sus líderes territoriales para valorar la situación en la que queda al PP tras ganar las elecciones, pero con una mayoría que puede resultar insuficiente para garantizarse el Gobierno. Rajoy es consciente de que por delante tiene un camino de minas, y de que, de hecho, los primeros movimientos del PSOE han alimentado en Génova la hipótesis de que realmente puede haber elecciones de nuevo en primavera. «Si en el PSOE no hay alguien que ponga orden para que se imponga el criterio de la estabilidad vamos de cabeza a unas nuevas elecciones», advertía ayer tarde un miembro del comité de Dirección del PP.

Ante esta coyuntura, la estrategia del líder popular se sostiene en limitar en la medida de lo posible el debate en público, que puede generar interferencias en la negociación, y buscar un canal discreto y privado para activar ese diálogo con los principales líderes del PSOE y Ciudadanos, sin perjuicio de que tanteará también a minorías como el PNV (6) o Coalición Canaria (1 escaño). Excluye a la nueva marca de Artur Mas por su deriva independentista, ya que los límites que él establece para esa negociación se ajustan a principios tan básicos como respetar la unidad de España, la soberanía nacional, la igualdad, el cumplimiento de la ley, la posición de España en el mundo y el programa de reformas necesario para conseguir que España siga creando empleo. A partir de ahí buscará limitar las diferencias con Ciudadanos y, sobre todo, con el PSOE, con el que la distancia se presenta casi insalvable más que por programa por puros intereses de partido.

La salida de Pedro Sánchez para sobrevivir al desastroso resultado electoral de su partido consiste en aferrarse a su condición de segunda fuerza y a la posibilidad de que pueda tocar poder, aunque finalmente no se concrete. Ese pulso de «tú a tú» con Pablo Iglesias, por el liderazgo de la oposición y por el liderazgo del cambio, dificulta la negociación de Rajoy con el líder socialista.

Ayer el candidato popular recordó la ventaja que le ha sacado al segundo partido en votos y en escaños, y hasta en la comparación en el reparto territorial. Y a partir de ahí, su estrategia se va a sostener en reivindicar la estabilidad, el sentido de Estado y la responsabilidad necesaria para que España pueda contar con un «Gobierno estable» que ofrezca certidumbres dentro y fuera.

Rajoy aparca a un lado las debilidades que le han marcado los resultados electorales y encara la negociación postelectoral pidiendo a las demás partes que estén a la altura de lo que la «Nación necesita». El diálogo tendrá como primera prueba la constitución, el próximo día 13, de las Cortes Generales, y esto vendrá precedido de una dura negociación para designar,por ejemplo, la Presidencia y la Mesa del Congreso.

«La fragmentación del nuevo Parlamento no puede ser un elemento de parálisis, bloqueo o inacción porque sería enormemente negativo para los intereses generales de todos», señaló. El presidente del PP no aclaró si repetirá como candidato si hubiera de nuevo elecciones y tampoco descartó un Gobierno del PP sin que estuviera él. Su respuesta, que resultó algo confusa, se amparó en que no maneja hipótesis.