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Rajoy, al alza, pide el voto útil para que no llegue «Soemos»

Mariano Rajoy con Cristina Cifuentes durante el cierre de campaña en Madrid
Mariano Rajoy con Cristina Cifuentes durante el cierre de campaña en Madridlarazon

El PP llegó al fin de la campaña con la satisfacción del deber cumplido y «orgullosos» del trabajo realizado. Mariano Rajoy baja el telón a 15 intensos días donde su principal baza ha sido la proximidad con los ciudadanos, darse a conocer como persona además del político incluso en varios formatos diferentes de máxima audiencia y en exponer su proyecto recordando de forma reiterada sus cuatro objetivos: la creación de empleo, garantizar las pensiones, que la unidad de España no se negocia y su lucha contra el terrorismo. Rajoy ha mantenido un trato próximo y continuo con los medios de comunicación, ha mantenido varios corrillos con los periodistas e incluso cumplió su promesa y se subió al autobús con ellos. Una de las cosas de las que más ha disfrutado ha sido de su presencia en la calle, donde buscó el mano a mano y la relación directa con la gente.

Su equipo ha apostado por una campaña más diurna, con una presencia de Rajoy muy activa y centrada en pequeños actos, menos mítines y más calle, sin perder de vista los pueblos y a los más mayores. Uno de sus retos ha sido afianzar el voto tradicional del PP, recuperar a los desencantados y conquistar a los indecisos. En sus mítines puso en valor la experiencia por encima de los experimentos, insistió en la idea de que España necesita estabilidad y continuar por la senda de la recuperación y creen que los ciudadanos han ido entendiendo los esfuerzos que se han hecho desde su Gobierno. No perdió demasiado tiempo en cargar la munición electoral contra sus adversarios salvo tras el cara a cara con Sánchez, en el que sí dedicó alguna frase advirtiendo de que no se podía volver a las políticas de los que nos llevaron a la ruina. En todas sus intervenciones empleó un tono moderado, educado con algún toque de humor gallego.

El PP ha mantenido una tendencia moderada hacia arriba. Creen que el cara a cara no ha movido ninguno de sus votos y saben que parten como favoritos sin mayoría suficiente. Son conscientes de que su reto vendrá el día 21, ya que pueden quedarse fuera del poder si no pactan. Rajoy se juega ser o no ser presidente del Gobierno y España un escenario a la portuguesa con una política de pactos de izquierdas que abriría el melón de la política autonómica, la constitución y que podrían en riesgo la estabilidad y la recuperación, destacan fuentes del PP. Dicen que no se trata de avivar el discurso del miedo, sino de contar «la realidad» y apelan al «voto útil» frente a dos opciones: o PP o «Soemos» (PSOE y Podemos). La continuidad de Rajoy al frente del PP es un tema del que no se habla. En el horizonte hay un congreso el año que viene, pero el presidente popular no anticipa escenarios.

Rajoy tuvo que ejercer de presidente, propenso al diálogo informando a los partidos del ataque ocurrido en Kabul. También tiró de serenidad a pesar de que en su tierra un joven le propinara un brutal puñetazo. Le quitó hierro al asunto, siguió con su hoja de ruta e incluso bromeó con que el único problema fue que dio un mitin sin gafas y ha tenido que pedir unas nuevas para Reyes Magos.

La campaña en 5 frases: el «ruin» y las «consecuencias» del puñetazo

- «Usted –a Sánchez– va a perder las elecciones, pero no pasa nada, de eso se puede recuperar uno. De lo que no se puede recuperar uno es de la afirmación ruin, mezquina y miserable que acaba de hacer»

- «El PP quiere pactar con los españoles; ese es el único pacto que nos interesa»

- «La coalición de izquierdas del PSOE, Podemos y no sabemos si otros acompañantes, no es lo que le conviene a España»

- «Extraer consecuencias políticas –de su agresión– es algo que no se debe hacer»

- «Lo que sea España lo tienen que decidir los españoles»