Elecciones Generales 2016

Rajoy busca en el 26J el premio a su resistencia

Rajoy llega muy entrenado a la campaña
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Mariano Rajoy llega a las elecciones del 26 de junio con su liderazgo reforzado y sacando pecho tras haberse mantenido firme en su propuesta de una gran coalición como única vía para formar gobierno. Y espera que las urnas premien su resistencia.

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Mariano Rajoy llega a las elecciones del 26 de junio con su liderazgo reforzado y sacando pecho tras haberse mantenido firme en su propuesta de una gran coalición como única vía para formar gobierno. Y espera que las urnas premien su resistencia.

Rajoy lo tenía claro desde la misma noche del 20 de diciembre: O había pacto con el PSOE o no iba a ser posible un gobierno. Por eso, como no se cansa de recordar, ofreció la gran coalición desde el día siguiente de las elecciones pero siempre obtuvo un no por respuesta.

Han sido varios meses en los que el presidente ha permanecido inamovible sin cambiar su fórmula, y quieto mientras eran otros los que negociaban.

Por esa actitud se llevó muchos reproches, sobre todo cuando rechazó ante el Rey asumir la responsabilidad de intentar formar gobierno, pero ante el asombro de unos y otros siguió parado mientras presenciaba "el teatro", como lo ha llamado el PP, de los demás.

Hasta algunos dirigentes de su partido tenían sus dudas sobre la estrategia del presidente, pero ahora todos le colocan como vencedor moral de este proceso que esperan culmine con una victoria electoral mayor.

Vista su actitud de estos meses, queda patente que Rajoy auguraba desde el primer momento una nueva convocatoria electoral. La primera vez que le oímos hablar de otras elecciones fue cuando se lo comentó en febrero al primer ministro británico, David Cameron, en una conversación informal en Bruselas.

Y se lo dijo a su manera a los ciudadanos, protagonizando su particular precampaña desde muy poco tiempo después de celebrarse los comicios de diciembre.

Porque en todo este tiempo ha mantenido una agenda muy intensa con el partido, y ha seguido haciendo visitas y actos por toda la geografía española en los que una y otra vez defendía su postura y advertía de los males que podría traer un pacto por la izquierda.

Ahora, Rajoy está ya de nuevo oficialmente en campaña. Y llega muy entrenado.

Dicen en su entorno que no sólo está en forma físicamente gracias a sus paseos matutinos a gran velocidad. También lo está mentalmente, porque se siente seguro y animado, aunque admiten que todavía es prudente en términos de expectativas.

Por eso a Rajoy le espera una intensa campaña en la que pasará por al menos veintidós provincias.

Admiten en el PP que será una campaña dura, y asumen que Rajoy tendrá que escuchar de unos y otros la queja por la repetición electoral.

Pero insisten en que su líder está preparado, y como apunta un dirigente del partido, está más convencido que nunca de librar una "batalla en corto", con paseos, charlas con vecinos y sin grandes mítines ni grandes operaciones de márketing.

No es del todo así, porque al candidato le acompañan innumerables vídeos, campañas en las redes sociales y participaciones en programas de televisión con los que buscan mostrar a un Rajoy tan moderno como sus jóvenes rivales.

Y mientras todo el engranaje de campaña se mueve, Mariano Rajoy irá donde le manden con el mismo discurso: O el PP o los radicales. O el despegue económico definitivo o la vuelta atrás. O la estabilidad o el caos.

Un mensaje en el que además omitirá directamente a sus rivales -así lo ha prometido él mismo- o dejará que sean otros en el PP los que entren en temas espinosos como la corrupción.

Será en definitiva una campaña para Rajoy muy parecida a la anterior, aunque con una gran diferencia: esta vez sí, el presidente se medirá con Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera en un debate a cuatro.

Lo que parecía un 'disparate' en diciembre para el PP, que justificaba la ausencia de Rajoy en ese debate en el hecho de que Podemos y Ciudadanos no tenían aún representación parlamentaria, se vende ahora desde el partido como una cita necesaria a la que su líder acude sobrado y cargado de argumentos.

Uno de los adjetivos que siempre ha acompañado a Rajoy ha sido el de superviviente. Le toca ahora sobrevivir políticamente a este nuevo asalto del que confía salir con muchos más apoyos que en diciembre y tras el que espera, esta vez sí, que un pacto le mantenga en La Moncloa.

Y si los demás no se avienen a un acuerdo, ayer advirtió de que está dispuesto a gobernar en minoría.

Pero para eso, no lo dijo, necesita que otros se abstengan, y no parece que estén por la labor.

Así que tras el 26 de junio es muy posible que, en esta ocasión, no baste con quedarse parado.

Efe