Campaña electoral
Experiencia de gobierno frente al tres contra uno
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, ha ido arrancando tiempo de aquíy de allí, entre viajes y actos, para preparar el debate a cuatro de esta noche. Ayer optópor trabajar rodeado de la mayor normalidad posible. Pasóel día solo en La Moncloa, y lo empleóen hacer el repaso final a su estrategia y a los planteamientos que intentardefender esta noche. No rompiósu rutina habitual de un día de descanso. Hizo deporte temprano y almorzócon su familia. Y hoy, también sin agenda de campaña, harálo mismo. En sus planes estáincluso ver el partido con el que la selección española se estrena en la Eurocopa, para hacer luego un último «repasito tranquilo» antes de acudir a la cita televisiva con Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera. Fuentes de Moncloa anticipaban ayer que el candidato del PP no se ha preparado para «salir al ataque contra nadie», aunque es consciente de que habráuna carrera entre los tres por descalificarle, y que ante eso, «tendráque defenderse lógicamente». Uno de sus ángulos de contraste sersu experiencia de gobierno y su condición de «única» alternativa a un Gobierno «radical».
En la preparación de este debate, excepcional en su larga carrera política, Rajoy se ha apoyado sobre todo en el sociólogo Pedro Arriola. También le ha asesorado Álvaro Nadal, el responsable de la Oficina Económica de Presidencia, sin perjuicio de que de una manera u otra se haya apoyado en «papeles» de la vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, o de su jefe de Gabinete y director de campaña, Jorge Moragas. No ha hecho ensayos con esparring, y su idea es intentar responder a los bloques temáticos con «balance, propuestas y futuro».
Arriola fue quien en el arranque de Podemos como partido calificóa sus patrocinadores de «frikis». Y ahora es quien tiene un papel principal en la estrategia de Rajoy para solventar un debate a su favor en el que el líder de aquellos «frikis», Pablo Iglesias, es, según todas las encuestas publicadas, su principal alternativa. Habráun pulso entre los otros tres por aprovechar sus puntos más débiles, como el de la corrupción, para ganar espacio. Pero en la dirección popular cuentan con que la competencia entre Sánchez e Iglesias le libere de parte de esa carga, y éste sea un debate menos de «todos contra Rajoy» de lo que podría haber sucedido si se hubiera celebrado en las elecciones de diciembre. En la cúpula popular también creen que Rivera tendrádificultades para hacerse un hueco con su único discurso contra Rajoy. «Descalificar en un mitin es más fácil. Hacerlo contrastando propuestas, y cuando su programa tiene más coincidencias con el del PP que con el del PSOE, es mucho más complicado», advierten.
El líder popular ha rebajado la relevancia de este debate, quitándole el adjetivo de decisivo. En cualquier caso es lo más novedoso de una campaña anodina, salvo por el cambio sustancial que implica la coalición Unidos Podemos. Y por eso los estrategas populares saben que todo cuenta cuando el porcentaje de voto se mueve muy poco hacia arriba y necesitan «pescar» votos de Rivera y de la abstención.
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