Tras las urnas
Illa gana, pero Puigdemont coge el liderazgo del independentismo
ERC se derrumba aunque tendría la llave de un nuevo tripartito con los comunes
E l PSC-PSOE logró ayer una nueva victoria electoral en Cataluña con 42 escaños, un crecimiento de nueve diputados. Esta victoria no es lo suficientemente amplia como para que el candidato socialista Salvador Illa pueda optar a un gobierno en solitario estable, pero sí con un acuerdo con ERC y los comunes. No hay mayoría independentista, que habría capitaneado esta vez, a diferencia de las últimas autonómicas, Carles Puigdemont. El PP multiplica por cinco sus escaños y supera notablemente sus expectativas. ERC –aunque Pere Aragonès enfrió ayer el tripartito– tiene la llave del nuevo gobierno de Illa, pero es una decisión muy difícil después de su debacle y que le abrirá grietas internas, aunque la alternativa de ir a unos nuevos comicios es una política suicida.
La caída del independentismo en su suma global, y que Puigdemont no tenga posibilidad de ser investido abre la puerta a que el PSOE pierda el apoyo de Junts en el Congreso, sin tener aprobados los Presupuestos. Dando por perdido a Puigdemont, en el PSOE anoche especulaban ya con la posibilidad de que Sánchez convoque elecciones generales presentando como aval la caída del soberanismo, porque muchos de sus votantes han caído en el hastío, y el resultado del exministro de Sanidad.
El «abrir un nuevo tiempo», del que tanto ha hablado en campaña Illa, ha sido bendecido por la vía de que pueda ser posible un tripartito si así lo considera conveniente ERC. Y esto hay que enlazarlo con la repercusión de estas elecciones en la política española y en el futuro de la legislatura porque este domingo no solo estaba en juego la mayoría independentista en Cataluña, sino que también se examinaba la política de Sánchez y la ley de amnistía en un marco de precariedad del Gobierno de coalición, que tiene que enfrentarse todavía al reto de sacar adelante sus primeros Presupuestos. Para cuadrar el círculo, Sánchez necesitaba que los independentistas se debilitaran tanto como para no tener la posibilidad de formar una mayoría. Junts y ERC han dicho en campaña que tienen dos prioridades en su negociación: cerrar para Cataluña una financiación similar a la del País Vasco y poner en marcha el referéndum.
La formación liderada por el expresidente catalán confirma en las urnas una ligera remontada en campaña al consolidarse como segunda fuerza del Parlamento, con 35 escaños. La noticia más positiva es que le gana ese eterno pulso a ERC, aunque no tenga apoyos para formar gobierno. ERC también confirma su condición de partido llave, pero se aleja de la segunda posición cosechada en 2021 para quedarse como tercera fuerza con 20 escaños. Una debacle que tendrá consecuencias internas. La alianza con el PSOE en Madrid no ha sentado nada bien a los republicanos ni tampoco su gestión, que son víctimas de un doble castigo: la huida del voto de izquierdas que está cansado del «procés», y que se va al PSC, y la del voto independentista, que se siente traicionado por su política pragmática y hasta de «colaboracionismo» con el PSOE, y que se ha ido a reforzar la lista de Puigdemont. El primer mensaje del presidente Pere Aragonès fue contrario al tripartito.
El PP pasa de 3 escaños a 15, convirtiéndose en cuarta fuerza política en Cataluña, siendo su mejor resultado desde 2012. Mientras que Vox se queda con la misma representación que en las pasadas elecciones. En la distancia entre PP y Vox era fundamental la capacidad del PP, en las horas finales de campaña, para atraerse el apoyo de anteriores votantes de Ciudadanos (muchos de los cuales han dudado sobre si apoyar al PSC).
Comuns-Sumar no mantiene su representación y pierde dos asientos, mientras que la CUP también se desinfla y pierde cinco diputados. De estos comicios vuelve a salir dañada la vicepresidenta Yolanda Díaz, en vísperas de las elecciones europeas de junio. El partido de Yolanda Díaz ha fracasado en Galicia, logró un solo diputado en el País Vasco y sus resultados tampoco han sido buenos en Cataluña, donde cae en dos diputados. La candidatura de Jessica Allbiach se ha visto atrapada entre el voto útil a la izquierda y al PSC y el voto al independentismo. Moncloa, por cierto, está aprovechando sin disimulo esta situación de debilidad de la vicepresidenta para ningunearla en sus políticas y en sus competencias dentro del Consejos de Ministros, a fin de aprovechar esta tesitura para quedarse con su espacio electoral.
Aliança Catalana irrumpe en la política autonómica desde la tesis de que hay una invasión islámica en Cataluña que está amenazando la identidad y la lengua catalana, además de suponer un problema de seguridad y de convivencia. Este partido nació en Ripoll, Girona, de donde partieron los autores de los atentados de las Ramblas de 2017.
Como balance de los números de anoche cabe resaltar que el resultado de las elecciones confirman el retroceso del independentismo. Junts ha logrado atraerse cada vez a más votantes de ERC e incluso de la CUP. Desde 2017, ERC y Junts han mantenido un situación de práctico empate en su sostenida disputa por constituirse en el principal partido del ámbito independentista, pero con los datos actuales la pugna se resuelve de manera clara en favor de Puigdemont. Es decir, por el rival más duro y que ha hecho del órdago permanente a Pedro Sánchez el éxito de su restitución política gracias a los socialistas.
Queda por delante la amenaza del bloqueo y la repetición electoral o una segunda vuelta de la investidura, en la que, como es suficiente una mayoría simple favorable, algún partido, de uno u otro bloque, llegue a permitir con su abstención la elección del presidente. Todo queda muy abierto para las negociaciones que tienen una primera fecha en el calendario, el 7 de junio, cuando se tiene que constituir la Mesa del Parlamento catalán y debe elegirse al nuevo presidente o presidenta de la Cámara.
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