Análisis

El voto separatista se derechiza y el de ERC se va a la abstención

La izquierda independentista pierde diez puntos de apoyo en tres años con una tendencia electoral que podría recuperar la antigua hegemonía convergente

BARCELONA, 19/01/2023.- Manifestación convocada por el independentismo, en una movilización unitaria frente al Museo Nacional de Arte de Cataluña contra la cumbre hispanofrancesa este jueves en Barcelona.
Manifestación convocada por el independentismo, en una movilización unitaria frente al Museo Nacional de Arte de Cataluña contra la cumbre hispanofrancesa en BarcelonaAlejandro GarcíaAgencia EFE

Podemos datar el inicio del procés en el verano de 2010, cuando se da a conocer la sentencia del Tribunal Constitucional limitando el alcance del nuevo Estatuto de Autonomía que elaboró el Tripartit. En las elecciones previas, las de 2006, la suma de las formaciones independentistas se hallaba en el 45.5%. (Ese porcentaje no ha sido tan bajo hasta el pasado 12 de mayo de 2024 con solo el 43.6%).

Pero en 2010 se iniciaba un nuevo ciclo más combativo con el Estado. En ese año los independentistas reciben el 48.7% del voto. En las elecciones siguientes, las anticipadas de 2012 el pulso al Estado se hace más fuerte y los independentistas logran su máximo histórico, el 49.2% del voto.

En los siguientes tres convocatorias electorales mantendrán porcentajes de voto superiores a los unionistas y el dominio del Parlamento de Cataluña. En 2015 consiguen el 47.7% del voto, en 2017 el 47,5% y en 2021 repuntan al 48.3%.

La media de los partidos separatistas de estos cinco comicios del procés, los que median entre 2010 y 2021, fue del 48.3%. Las elecciones que mayor participación han tenido fueron las de 2015 y 2017, con un 77,4% y 81.9%, respectivamente, pero esa asistencia en masa a las urnas no cambió el porcentaje de voto independentista, que fue del 47.7% y 47,5%, respectivamente, ya que los votantes unionistas acudieron a votar también como nunca antes lo habían hecho para frenar con sus votos a los independentistas.

Los separatistas tomaron nota de que tantas personas como ellos pensaban lo contrario y que Cataluña había sido fracturada en dos. Los no separatistas mostraban su fuerza para frenar cualquier secesión.

Solo el sistema electoral catalán que hace que Gerona o Lérida tengan el doble de la representación parlamentaria que les correspondería, traducía a mayorías parlamentarias el equilibrio en voto entre rupturistas y unionistas. En estas dos provincias el voto a formaciones separatistas ha sido tradicionalmente de 2 a 1 a favor de los independentistas.

Pero la fatiga por el procès ha pasado factura a los electorados de la izquierda secesionista; ERC y CUP, que han perdido 7.6 y 2.6 puntos con relación a 2021. Este porcentaje no ha podido ser transferido en su totalidad hacia las derechas independentistas; Junts, Aliança Catalana y Alhora, ya que estos tres solo mejoran en 5.8 puntos, por lo que prácticamente la mitad del voto separatista que ha dejado de votar a ERC y CUP se ha perdido mayoritariamente en la abstención y en mucha menor medida ha sido captado por otros partidos no secesionistas de izquierdas; PSC y Comuns.

Además la imagen de ERC se ha visto muy dañada en el campo independentista por su condición de socio preferencial con el Gobierno central, lo que su “colaboracionismo” ha provocado la crisis electoral de ERC, que ha quedado en el 13.7%, dato inédito desde 2012, en el que alcanzó ese mismo porcentaje, y que contrasta con los años “dorados” de ERC en 2017 y 2021, en los que obtuvo el 21.4% y 21.3% de los votos. Dando en 2021 el sorpasso a Junts.

En 2015, temeroso Artur Más por quedar por primera vez por detrás de ERC desde la instauración de la democracia, unió en una misma candidatura a parte de la antigua CIU, Convergencia Democrática de Catalunya, con ERC.

Por lo que las dos principales fuerzas políticas soberanistas catalanas fueron juntas en estas elecciones. En los siguientes procesos electorales, 2017 y 2021, ERC y Junts ya fueron por separado. Ambas sumaron en conjunto el 43.1 y 41.4% del voto, respectivamente.

El voto independentista del 12-M ya no suma lo mismo que antes del inicio del procès y está más dividido que nunca. La derecha, Junts, Aliança Catalana y Alhora, reúne el 25.8% del voto rupturista, mientras que la izquierda, ERC y CUP obtienen el 17,8% de este voto.

Esta derechización del independentismo choca con la correlación de fuerzas previo a las elecciones de 2017 y 2021, en donde la izquierda soberanista dominaba a la derecha secesionista.

Esta dinámica actual favorecería el voto útil en torno a Puigdemont en una hipotética repetición electoral, absorbiendo voto tanto a su derecha como a su izquierda, regresando a los años de hegemonía de la antigua CiU, que mantuvo hasta las elecciones de 2012.