Elecciones

9J: plebiscito sobre la amnistía y el «caso Begoña Gómez»

Con mucha probabilidad, vencerá el PP y el PSOE resistirá, pero se va a dirimir una batalla entre bloques y los socios de Sánchez pueden salir «castigados»

Inmigración o agricultura parecían dos cuestiones llamadas a convertirse en el centro de la campaña de las elecciones europeas, pero, finalmente, ni la una ni la otra han copado tanto protagonismo como el «caso Begoña Gómez» y la amnistía. La investigación judicial a la mujer de Pedro Sánchez ha seguido avanzando durante las dos últimas semanas, con la citación de Gómez como imputada para el 5 de julio, y la medida de gracia se aprobó definitivamente el 30 de mayo, pero sigue sin entrar en vigor por el pavor del PSOE a los efectos que pueda tener antes del 9 de junio. Las elecciones, por tanto, se han erigido en un plebiscito sobre la continuidad de Sánchez tras la cesión de la amnistía a los independentistas y el estallido del «caso Koldo» y del «caso Begoña Gómez».

Con permiso de la amnistía, el «caso Begoña Gómez» se ha convertido prácticamente en el epicentro de la campaña, hasta el punto de que Sánchez, acorralado, ha tratado de darle la vuelta a la situación con una nueva carta a la ciudadanía con la que trata de presionar y desprestigiar al juez que instruye el caso y ha aparecido en un acto electoral junto a su mujer. Lo cierto es que las informaciones sobre las actividades de Gómez vinculadas a Air Europa, al empresario Carlos Barrabés y a la Universidad Complutense de Madrid han ido marcando el día a día de la campaña y eso cada vez va erosionando más a Sánchez, que trata de buscar elementos que puedan difuminar la presunta trama de corrupción.

Sánchez ha forzado el estallido de dos crisis diplomáticas con Israel y Argentina para tratar de cambiar el foco de la actualidad mediática, aunque apenas lo ha conseguido. Sí es cierto que ambos elementos han permitido dar un impulso a Vox (Santiago Abascal es quien se fotografía con Javier Milei y Benjamín Netanyahu), que había perdido mucho protagonismo y eso contribuye, en cierta medida, a una mayor polarización de la política en España y eso siempre beneficia más a Sánchez y resta a un PP que busca centralidad. En todo caso, el «caso Begoña Gómez», junto a las crecientes sospechas que rodean a su hermano David Azagra, continúan cercando a Sánchez.

En este sentido, según explican expertos demoscópicos, en las elecciones europeas, los dos grandes partidos (PP y PSOE) tan solo aspiran a movilizar a sus electorados ya que se antoja muy complicado que haya trasvase de electores. Generalmente, en unas europeas, la participación se queda en torno al 50% (muy baja en términos comparativos con unas generales o autonómicas) y eso obliga a los partidos a volcarse en activar a sus electores para que acudan a votar. Ahora mismo, con mucha probabilidad, vencerá el PP, aunque el PSOE va a resistir. En total, en España se reparten 61 euroescaños y los populares superarían la veintena mientras que los socialistas se quedarían ahí, en esa barrera y apenas perderían con respecto a las elecciones de 2019.

Sánchez escogió a Teresa Ribera como candidata porque es de las ministras mejor valoradas (junto a Margarita Robles) y eso puede ayudar al PSOE a movilizar a su electorado. La popularidad de Ribera y la agitación del miedo a la «extrema derecha» son los ejes de la campaña que ha tratado de explotar Sánchez, aunque no parece que el segundo punto vaya a poder rentabilizarlo.

Por lo menos eso es lo apuntan las encuestas: el PP vencería en las elecciones (pasando de 13 a 23-24 escaños, según la última encuesta de NC Report para LA RAZÓN), Vox puede llegar casi a doblar su representación parlamentaria (pasando de cuatro a siete) y la mayoría de sondeos confirma la irrupción del activista Alvise Pérez (escisión de Vox).

Entre las tres formaciones del bloque de la derecha, superarían ampliamente los 31 escaños que marcan la mayoría absoluta en España. Y es que más allá de la pugna por vencer en las elecciones, también hay una batalla entre bloques: la izquierda tan solo resiste gracias al PSOE ya que la división entre Sumar y Podemos deja a ambas formaciones en la irrelevancia prácticamente (en torno a dos o tres europarlamentarios cada partido). Es más, este 9J puede convertirse en la oportunidad de Podemos de revivir políticamente y relanzarse de cara a las próximas generales frente a una Yolanda Díaz cada vez más debilitada. Ahora Repúblicas (ERC, BNG y Bildu) puede aguantar en tres eurodiputados, mientras que Junts bordea la desaparición, igual que el PNV.

Es decir, el único beneficiado del bloque de investidura en el 9J puede ser nuevamente Sánchez frente a sus socios: y eso también va a condicionar y mucho la legislatura tras las elecciones europeas. Sobre todo Junts tendrá que replantearse qué rumbo toma viendo que se va a quedar sin la Generalitat, ha sufrido un revés en las europeas y muy probablemente la amnistía no dé los resultados esperados y la situación judicial de Carles Puigdemont se puede envenenar. Los posconvergentes empezaron a redefinir sus contornos ideológicos en las elecciones catalanas del 12 de mayo tras años desdibujados y orillados a la izquierda, pero todavía parece que no cala en el electorado. En todo caso, esa redefinición ideológica (que pasa por apostar por bajada de impuestos y fortalecer la seguridad) puede ser bastante incompatible con sostener al PSOE en Madrid.

No obstante, la amnistía se puede convertir en los próximos meses en un arma de doble filo: por un lado, Junts puede pensar que ya está aprobada y, por tanto, quedan ya desligados de Sánchez y pueden hacer caer el Gobierno del PSOE y Sumar; pero, por otro lado, Moncloa sabe que la aplicación de la amnistía puede encontrarse algunas trabas con algunos magistrados en algunas causas, como las que incluyen investigación, procesamiento o condena por el delito de malversación. Ha empezado a ganar peso la posibilidad de que el delito de malversación puede quedar fuera de la amnistía tal y como está redactada actualmente, por lo que eso obligaría a enmendar nuevamente la ley.

El PSOE es consciente de que la amnistía tiene un alto coste político (así lo reconocen algunos y así ha quedado demostrado con las maniobras dilatorias para publicarla en el BOE y que entre en vigor) y aspira a despacharla rápidamente para poder empezar a «gobernar» e impulsar iniciativas con más «atractivo electoral», como la ley de paridad. No obstante, para los socialistas puede ser una baza para retener el apoyo de Junts hasta que se resuelva la situación judicial de Puigdemont.

Mientras el «caso Begoña Gómez» y la amnistía han copado prácticamente todo el protagonismo, cuestiones como la inmigración, la agricultura o, incluso, la guerra de Ucrania apenas han concentrado tiempo. Y eso que, sobre todo, la inmigración y la agricultura parecían un «tsunami» por el crecimiento que están registrando los partidos antinmigración y por los movimientos del sector agrícola con protestas y cortes de carreteras en los últimos meses. Sobre la guerra de Ucrania hay un mayor consenso entre los grandes partidos y eso hace que quede algo más al margen (aunque sí hay diferencias con Podemos y Sumar con respecto al envío de armamento).

Tanto inmigración como agricultura comparten un denominador común, que es la globalización, algo que también está muy presente en el replanteamiento «estratégico» que tiene que hacer la Unión Europea en la próxima legislatura tras los problemas de suministros e importación de materias primas que se ha encontrado en los últimos cuatro años con la pandemia y el estallido de la guerra de Ucrania. Por tanto, el debate entre más globalización y apertura de fronteras o más proteccionismo ha estado presente en la campaña y eso también se dirime este 9J, además del plebiscito sobre la continuidad de Sánchez tras el estallido del «caso Koldo» y del «caso Begoña Gómez» y la aprobación de la amnistía para los separatistas.