23J

ERC no volverá a investir a Sánchez sin referéndum

Los socios elevan el precio para facilitar otra investidura del líder socialista. Pretenden negociar una consulta vestida con eufemismos

El presidente del Gobierno y candidato del PSOE a las elecciones generales del 23 de julio, en un acto en Ferraz
El presidente del Gobierno y candidato del PSOE a las elecciones generales del 23 de julio, en un acto en FerrazEuropa Press

Una nueva investidura de Pedro Sánchez tendrá un precio más alto para el PSOE por parte de sus socios independentistas y nacionalistas. En esta legislatura, la lista de compromisos incluía un apartado de exigencias, acordadas bajo cuerda, pero que acabaron salieron adelante porque eran condición imprescindible para garantizar la continuidad del presidente del Gobierno en Moncloa. En esa lista opaca estaban los indultos, la derogación del delito de sedición y la reforma de la malversación. Desde ese programa de máximos, ERC ha comprobado que facilitar la gobernabilidad, bajo la presión diaria de Junts, no le ha salido rentable en las urnas. Por eso, lo que desde el entorno de Oriol Junqueras ya anticiparon hace meses como una hipótesis, es hoy una realidad que está ya encima de la mesa. Los republicanos quieren seguir avanzando y la siguiente estación es negociar en Madrid la consulta, vestida con los eufemismos que hagan falta para disfrazar el referéndum de autodeterminación.

ERC sabe, en todo caso, que la sociedad catalana no está aún lo suficientemente «madura» para la consulta, y que hay que seguir avanzando en la construcción de una mayoría, pero la conclusión del viaje de esta primera legislatura de apoyo en Madrid a Sánchez, y de los resultados electorales obtenidos en las municipales, es que el camino del pragmatismo debe empezar a ser reconducido en la línea de recuperar el frente independentista. En 2024 Cataluña se enfrentará a unas nuevas elecciones autonómicas, y la partida volverá a jugarse en esos términos, salvo que de las urnas saliese un mandato claro a favor de Salvador Illa (PSC).

En campaña, una de las directrices que esta siguiendo Sánchez es la de ocultar a sus socios. Negarles, de la misma manera que niega decisiones colectivas de su Consejo de Ministros, y que hoy imputa solo a la ministra de Igualdad, Irene Montero. Bildu tuvo mucho que ver en el mal resultado que obtuvieron los candidatos socialistas en las elecciones del 28M, pero ERC tampoco es un compañero de viaje deseable para la militancia socialista. Y por eso el mensaje de Pedro Sánchez y de Yolanda Díaz coincide en hablar de la coalición, de la que han sacado los restos de Podemos, y ocultan que no puede haber nuevo gobierno de izquierdas sin contar con la formación de Junqueras, además de con todos los demás partidos que han estado en la mayoría de investidura en estos últimos cuatro años.

A los socios les interesa que Pedro Sánchez continué en el gobierno, y tienen que medir hasta dónde llegan en el reconocimiento expreso de sus reivindicaciones en la precampaña, en un difícil equilibrio entre hacerse valer ante su electorado y no desestabilizar tanto a Sánchez como para convertirse en una dificultad añadida para su reelección. Si bien hay bastante consenso entre ellos a la hora de dar por amortizada esta etapa y ya preparan un reforzamiento de su radicalidad para combatir un Gobierno del centroderecha en Madrid.

Cataluña no ha desaparecido de la ecuación nacional, aunque hayan jugado al despiste mientras negociaban en el Congreso, y bajo cuerda, con el Gobierno de coalición, pero ERC y Junts caminan hacia un regreso a las esencias que irán explicitando en los próximos meses, en clave política y electoral, sea cual sea el resultado del 23J.

Con el objetivo de rehacer la unidad independentista y abordar los pactos municipales, las cúpulas de Esquerra y Junts se reunieron hace unas semanas en Ginebra, después de que los malos resultados en las urnas cambiaran diametralmente la situación. Los republicanos han llamado ya expresamente a crear un «frente democrático» –también con la CUP y los Comunes– ante el avance del PP y Vox a nivel nacional. ERC y Junts están en un camino de reconstrucción de confianzas en el seno del movimiento independentista.

Los resultados de las generales también pueden avalar la necesidad de ERC de volver a la radicalización si se cumplen los pronósticos de las encuestas que auguran que los de Junqueras podrían perder un escaño en favor de Junts.

En todo caso, el discurso de campaña de los socialistas sobre la pacificación de Cataluña ha empezado a chocar ya con los movimientos que se están produciendo entre las fuerzas independentista. ERC ha optado por replegarse hacia el soberanismo tras la debacle en las elecciones municipales. Perdieron 300.000 votos respecto a 2019, la gran mayoría en él área metropolitana, y también en ciudades importantes como Tarragona o Lérida, donde tenían la alcaldía.

Las encuestas que llegan a Moncloa y a Génova coinciden en señalar a los socios como un elemento de desgaste del PSOE, especialmente Bildu, a quien la dirección socialista ha normalizado como aliado parlamentario y ha ayudado a crecer en su competición con el PNV.