Pactos

Feijóo gana, Sánchez bloquea

El presidente solo podría seguir pagando el «sí» de Junts, Bildu, y ERC. Puigdemont puede ser clave

El líder del PP no alcanza la mayoría absoluta con Vox para lograr una investidura

Panorama político endiablado. Bloqueo. Confrontación y problema serio de gobernabilidad. El PP gana pero no alcanza la mayoría absoluta con Vox, de la misma manera que tampoco el PSOE tiene asegurada la mayoría para gobernar. El PP gana las elecciones con 136 diputados y el PSOE resiste con contundencia con 122 escaños contra pronóstico. El equipo de Pedro Sánchez tiene motivos para sentirse satisfecho porque aguanta, en un nuevo capítulo del manual de resistencia, pero la posibilidad de seguir en el gobierno le exige llegar a acuerdos con el independentismo y nacionalistas, con un precio más alto que en la pasada legislatura. La opción de bloqueo y repetición electoral queda sobre la mesa, aunque podría volver a gobernar con una nueva alianza de perdedores y la abstención de Junts, el partido del fugado Carles Puigdemont.

El PP ha sido la fuerza más votada con una ventaja sobre el PSOE de 14 escaños. En total de votos, tanto los populares como los socialistas superan la barrera de los 7 millones, mientras que la suma de los asientos obtenidos por el PP y por Vox se queda a siete escaños de la mayoría absoluta. Los populares también han vuelto a adelantar a los socialistas en el Senado, esta vez sacándoles casi 50 senadores de diferencia.

Alberto Núñez Feijóo tendrá ahora que gestionar la fórmula de colaboración con Vox que le permita una investidura. Necesita al menos una votación en la que los votos afirmativos superen a los negativos (PSOE, Sumar, ERC, Junts, PNV, Bildu y BNG).

Vox, con más de 3 millones de votos, es una fuerza de bloqueo pudiendo vetar una mayoría de investidura, a pesar de que baja de los 52 escaños a los 33. El tercer puesto de los de Abascal ha sido importante en las provincias pequeñas, mientras que los votos de Sumar, que se queda como cuarta fuerza, han sido improductivos. Vox ratifica su fortaleza en la España rural y despoblada, al tiempo que toda la fuerza de Sumar se concentra en la España urbana.

Pedro Sánchez tomó la decisión de convocar elecciones para el 23 de julio en la madrugada del 28 al 29 de mayo, tras el descalabro de su partido en las elecciones autonómicas y municipales. Los dirigentes territoriales le responsabilizaron de pagar en las urnas el desgaste de su imagen y la de sus socios parlamentarios. A pesar de las filtraciones de las últimas horas de campaña, anticipando un vuelco en las tendencias en sus tracking de cierre y el fracaso de una mayoría de la derecha, el recuento confirma el fin del manual de resistencia del líder socialista, al menos en el gobierno. Sánchez ha agitado y movilizado a la izquierda, sin renunciar siquiera a desempolvar una foto manoseada de hace 30 años contra el candidato popular, con el objetivo de frenar la campaña moderada de Feijóo dirigida a seguir absorbiendo voto del centroizquierda, a pesar de sus pactos autonómicos con Vox. Pero esta táctica de embarrar la campaña, de arriesgar y rodearse de una épica exagerada, no ha conseguido impedir que el PP sea el partido más votado en todas las comunidades autónomas, salvo Cataluña, País Vasco, Canarias y Navarra. Y en Cataluña, el PP también crece hasta los 8 escaños, dando un salto de gigante que casi le permite disputar la segunda posición a los dos partidos nacionalistas, ERC y JxC. Pero Sánchez sí consigue superar la barrera psicológica de los 100 escaños, aunque lo hace a costa de dos de sus socios, de Sumar y de ERC, que es arrasada por el PSC . La política de esta legislatura llega a que por primera vez en mucho tiempo se dé una clara mayoría no nacionalista en Cataluña.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, anoche en el balcón de Génova, con la cúpula del partido
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, anoche en el balcón de Génova, con la cúpula del partidoJesús G. FeriaLa Razón

En 2019, el PP y el PSOE no llegaron a la mitad de los votos (sumaron el 49%) y consiguieron 209 escaños. En estas elecciones la suma de los dos grandes se ha situado por encima del 60 por ciento del voto y llega a los 258 escaños.

La situación en la que queda Yolanda Díaz, con respecto a los 35 escaños que tenía Unidas Podemos en la Cámara Baja, la coloca ante la amenaza de una rebelión podemita y dificulta asimismo su capacidad de liderar desde la unidad el conglomerado de 15 fuerzas con el que se presentó a las elecciones.

En Cataluña, el PP dio un salto de gigante e incluso disputa la segunda posición a los partidos nacionalistas. Los malos resultados de ERC en estas elecciones y en las municipales, y su posición en minoría en la Generalitat, avivan las voces que apuestan por un adelanto a 2024 de las elecciones catalanas. La batalla entre ERC y Junts volverá a ser sangrienta, ya que el pulso entre el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, prófugo de la Justicia, y el líder de ERC, Oriol Junqueras, impide la unidad. Las elecciones representan un duro golpe para el independentismo y queda la pregunta de si puede tener la tentación de iniciar un nuevo «procés».

Del mismo modo, también PNV y Bildu medían en estas elecciones sus fuerzas ante la gran batalla que librarán en las autonómicas de 2024. La victoria de EH Bildu sobre el PNV, como ya ocurrió en 2011, supone el inicio de una precampaña con el horizonte puesto en Ajuria Enea a un año vista. En votos, con respecto a 2019 el PNV ha perdido 103.220. Tiene acuerdos de gobernabilidad con el PSE-EE desde 2015 para gobernar en las principales instituciones vascas y esto puede condicionarles en el Congreso. Además, consideran una línea roja la interferencia de Vox en la gobernabilidad.