Estrategia

Génova: ni entregarse a Vox ni batalla campal

El PP media para bajar la tensión en Extremadura. Ve difícil una salida con Guardiola que no pase por la cesión de Vox

La negociación en Extremadura entre PP y Vox tiene difícil arreglo, según reconocen en la dirección popular. Tan difícil que con María Guardiola como líder del partido regional hoy ven pocas salidas distintas a la de que pueda haber una cesión de Vox en el futuro, que suponga que acepta renunciar a entrar en el gobierno después de las elecciones generales. La próxima investidura fallida de Guillermo Fernández Vara abrirá un periodo de dos meses para que sigan los trabajos a fin de encontrar la mayoría que permita echar a andar al nuevo Gobierno de la región.

Génova ha mediado para que baje la tensión y la imagen de «batalla campal» que estaban dando los dos partidos en Extremadura, y que desentonaba con la que sostiene el PP en el resto de comunidades y, sobre todo, con la posición del PP en la Comunidad Valenciana. Ahora bien, en la dirección popular reconocen que Guardiola tiene muy difícil rectificar su posición, su negativa por principios a formar gobierno con Vox, después del rotundo pronunciamiento que hizo la semana pasada. En política parece que todo está sometido a la flexibilidad, pero pasar de ese «no» categórico a Vox, por no respetar la igualdad ni los derechos de los migrantes, por ejemplo, a un gobierno de coalición supondría para la lideresa extremeña tanto como abrir un gobierno reconociendo ante la opinión pública desde el primer momento que les ha mentido.

El perfil del electorado extremeño es muy diferente al valenciano, y allí el votante del centroderecha ve con mucha menos normalidad el acuerdo del PP y Vox, pero la realidad sociológica obliga a que los dos partidos encuentren algún tipo de entendimiento si quieren materializar el deseo de cambio expresado en las urnas.

El equipo demoscópico del PP está haciendo un seguimiento prácticamente diario del impacto de las negociaciones con Vox en la evolución del voto. Los datos confirman un frenazo en la lenta evolución al alza que venían constatando, pero sin que esto amenace, de momento, la mayoría absoluta del centro derecha. Ahora bien, el ruido que llegaba desde Extremadura sí estaba distorsionando el mensaje nacional y generando interferencias en el electorado del centroderecha: la imagen de pelea desmoviliza al votante de PP y Vox, para el que la prioridad, por encima de todo, es sacar a Pedro Sánchez de La Moncloa.

Las negociaciones con Vox las está complicando el giro radical de su dirección, y que «el mando lo haya cogido la corriente más vinculada a la falange y al movimiento ultracatólico». Estas negociaciones se dirigen desde cada comunidad autónoma, pero la previsión en la dirección nacional es que en aquellas plazas en las que suman más que la izquierda, y sólo necesitan una abstención, Vox acabe aceptando un pacto de investidura y un acuerdo programático sin exigir «sillones».

También en clave nacional será determinante si el PP consigue sumar más escaños que la izquierda de cara a una futura investidura de Alberto Núñez Feijóo.

Tal y como indica el reglamento de la Asamblea de Extremadura, la socialista Blanca Martín, presidenta de la Cámara regional, iniciará hoy la ronda de consultas entre los distintos partidos para proponer un candidato a la Junta de la comunidad.

Podemos, con cuatro escaños, tiene un papel residual en este proceso, puesto que su posible apoyo a Fernández Vara, con 28 escaños, no alcanza la mayoría de 33 necesaria.

Guardiola ha asegurado en las últimas horas que buscará el diálogo con los de Santiago Abascal porque es «imprescindible». En una carta dirigida a la militancia, aseguró que es consciente de que «también es imprescindible el respeto, el diálogo y el acuerdo programático con la formación de Vox en Extremadura porque compartimos la prioridad de pasar página a las políticas socialistas». La líder extremeña justifica este giro en que se estaba utilizando la situación postelectoral en Extremadura para tratar de influir en la campaña nacional.

Abascal valoró ayer como un buen paso la misiva que Guardiola remitió a la militancia popular. «El respeto es básico».