Opinión
Y Tezanos dice que va a ganar...
A las puertas de las elecciones generales, Tomás Gómez da un repaso a Pedro Sánchez
En toda campaña electoral que se precie, los partidos políticos intentan recabar el apoyo de personas destacadas de la cultura, de la Universidad o del deporte. Se trata de hacer llegar al máximo número de sectores el compromiso que tienen con la candidatura sus referentes.
Anteriormente, nunca se había promovido el apoyo público de los militantes del propio partido. Por eso, no deja de ser sorprendente que, hoy mismo, Sánchez protagonice un acto que tiene como objeto la entrega de un manifiesto firmado por militantes del PSOE en el que piden el voto para Sánchez.
Este tipo de cosas solo tienen sentido en procesos internos, cuando concurren varias candidaturas en congresos o en primarias y cada candidato quiere sacar músculo públicamente de los apoyos internos que tiene.
La razón por la que la Sánchez realiza una acción de este tipo solo puede responder a dos motivos. El primero, que Sánchez se haya confundido entre tanta agenda europea y electoral y piense que está optando a la secretaria general socialista, cuestión bastante improbable. El segundo es más razonable, que la propia convocatoria de elecciones generales responda a una estrategia para seguir controlando el partido si el próximo domingo perdiese las elecciones.
Desde el 28 M, todos los indicios apuntan a que Pedro Sánchez vio en los resultados autonómicos su desgaste real, de manera que, primero, quiso evitar el escrutinio interno sobre su gestión y, en segundo lugar, intenta instalarse como jefe de la oposición o, en su caso, forzar una repetición electoral.
En general, la estrategia de campaña es la peor que se ha conocido nunca. Improvisaciones, volantazos y un error en el planteamiento del cara a cara con Feijóo, han desmotivado a los simpatizantes y militantes que ya venían exhaustos de las municipales.
Sánchez no se ha mostrado como un líder que conoce y participa en el debate internacional y, concretamente, en el europeo. Muy al contrario, ha adoptado el papel y la agresividad del aspirante con un discurso más propio de un comité federal que de un presidente de gobierno.
Mientras Feijóo ha ido esponjando la masa electoral del PP, afianzando voto en territorios difíciles para la derecha, como Cataluña, y logrando penetrar el mensaje del voto útil, Sánchez ha achicado el espacio de la centralidad y sus ataques a medios de comunicación y poderes económicos le has dibujado como outsider.
Eso sí, Tezanos dice que va a ganar…
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