La Crónica

El 20 por ciento de indecisos resolverá el pulso entre PNV y Bildu

Casi 1,8 millones de vascos eligen hoy su Parlamento. Su sistema electoral facilita la investidura de Pradales aunque la suma de PNV y PSE no dé la mayoría absoluta

E l País Vasco está cambiando, o eso han repetido con insistencia todas las encuestas durante esta campaña. Este domingo se medirá en las urnas el alcance de la fuerza de ese cambio que representa, por sorprendente que parezca en el resto de España, EH Bildu y la resistencia rocosa del PNV. Los dos partidos se enfrentan a sus elecciones mas reñidas sin que los sondeos del último minuto, que han seguido llegando a los equipos electorales de los candidatos, hayan aclarado el interrogante de cómo quedará esa batalla entre el nacionalismo-independentismo vasco y quién será la primera fuerza en la noche del domingo. Los indecisos, alrededor de un 20%, decidirán la incógnita. La disputa entre ambos partidos podría situar la suma de la coalición entre PNV y PSE por debajo de la mayoría en el Parlamento vasco, pero esto no impediría, dado el sistema de investidura establecido, que, casi con toda seguridad, Imanol Pradales, candidato del PNV, sea el nuevo lendakari. No se vota en contra de nadie, sino al candidato o la abstención. En la noche electoral será también objeto de atención cuánto recorta el PP la distancia con el PSE y la capacidad de Sumar, Podemos y Vox de conseguir presencia en el Parlamento vasco.

Estas elecciones han vuelto a tener a ETA como protagonista de la campaña por la negativa de EH Bildu a condenar el terrorismo, y a la fuerza, porque todos los candidatos habían evitado este tema, incluso la derecha, los partidos se han posicionado dejando solos a los herederos de Batasuna en su titubeos frente a la violencia etarra. Pero no está tan claro que este debate que ha inundado la recta final de la campaña vaya a tener una repercusión relevante en el resultado que salga de las urnas. Por si acaso, dado lo ajustado de los pronósticos demoscópicos, hasta el PNV ha apurado las últimas horas de plazo para pedir el voto para agitar el miedo a EH Bildu por ser una amenaza a la institucionalidad debido a sus cuentas pendientes en la condena del terrorismo y sus déficits éticos. A la izquierda abertzale le falta un camino por recorrer en el reconocimiento del dolor causado y en el rechazo a asesinos y cómplices, pero, cuando se rasca por debajo de los discursos oficiales del momento, la realidad es que hay un análisis bastante compartido por PNV, PSE y PP que coincide en dar por amortizado este tema en lo que afecta a la decisiones que los ciudadanos vascos toman con su voto. Incluso van un paso más allá, porque la impresión es que ETA y la no condena abertzale del terrorismo beneficia a Bildu porque les convierte en víctimas, como ya ocurrió en municipales con los ataque por llevar etarras en sus listas.

Más allá del debate político-mediático, el País Vasco ha dejado atrás el terrorismo y la sociedad vasca ya no ve a EH Bildu como una mera herencia de Herri Batasuna, como sí se percibe en el resto de España. Por eso la agenda vasca, los servicios públicos, la vivienda o la seguridad han sido los temas centrales de la discusión, y el momento cumbre del debate televisivo del pasado miércoles, que vieron más de cuatrocientos mil vascos, se cerró sin apelaciones a Bildu con respecto al terrorismo.

Este tema ha supuesto un problema para el PSE, sumido en la contradicción del interés de su candidato, Eneko Andueza, por confrontar con la formación abertzale por sus carencias éticas en la condena del terrorismo, pero anulado en su objetivo, incluso víctima de él, por ser incoherente con la política de Pedro Sánchez en España. Andueza buscaba frenar la fuga de sus votantes a EH BIldu por esta vía, y ha tenido que dar marcha atrás, sin poder interferir en la estrategia de, partido de Arnaldo Otegi, que ha sido capaz, según las encuestas, de apoderarse del granero de Podemos y, en buen medida, también del de Sumar, arañando incluso voto en el terreno socialista.

La derecha ha hecho una campaña sobria, sin exabruptos ni exageraciones, absteniéndose de sacar a pasear el discurso más duro que representan figuras como la del ex presidente del Gobierno José María Aznar. Poco invasiva en la presencia de líderes nacionales, aunque, igual que la del PSE, se ha coordinado entre Madrid y el País Vasco. Lo que se juega el PP no está en su cuenta de resultados, sino en la del equilibrio entre peneuvistas y socialistas, porque la desestabilización de ese equilibrio tendría consecuencias en la legislatura nacional.

Sí hay algo que sí se puede adelantar en este marco de incertidumbre, salvo que se equivoquen todas las encuestas, es que de estas elecciones sale una mayoría nacionalista-independentista más fuerte que la que había antes de estas elecciones. Y habrá que ver cómo encaja aquí la vía del PNV para avanzar en el reconocimiento nacional de Euskadi y el proyecto de Euskal Herria por el que sigue trabajando EH Bildu aunque haya suavizado formas y fondo en esta campaña para ocupar todo el espacio de la izquierda.

El Estatuto Vasco es el único que no se ha actualizado desde 1979. Durante buena parte del mandato de Íñigo Urkullu se anticipó un proceso de reforma, pero se convirtió enseguida en un asunto incómodo por las dificultades para encontrar un punto de consenso lo suficientemente amplio como para evitar nuevas fracturas en la sociedad vasca.