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Elijah Wood, sin pánico escénico

Protagoniza el virtuoso «thriller» español «Grand Piano»

Elijah Wood, sin pánico escénico
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Tiene un aire clásico, destila aromas de Hitchcock y Brian de Palma y está dirigida por Eugenio Mira, a quien conoció en el Festival de Cine Fantástico de Austin (Texas). Éstas son las razones que han traído a Elijah Wood a volver a trabajar a España. Es de los que tiene tan bien digerida su condición de estrella que cree que sólo tiene que demostrarlo en el set, porque, cuando baja de la alfombra roja, parece algo así como un estudiante de doctorado observando las costumbres de un país extranjero: humilde y con ganas de sorprenderse. Wood está en el 90% de los planos de esta película de enorme factura técnica que juega al «thriller» durante un concierto de piano en un gran auditorio, pero no es un recital cualquiera, sino la vuelta de uno de los grandes maestros jóvenes mundiales de las teclas que lo dejó por miedo a no poder ejecutar una de las partituras más complejas de su época: «Tocar me ponía nervioso y en eso me siento identificado con el personaje, pero no tengo pánico escénico ni temo los discurso en público, como él. Ah, las críticas no me preocupan», asegura.

A través de un pinganillo

«Otra de las cosas más emocionantes es que el 80% de la película transcurre en tiempo real, así que sentí el mismo estrés que el protagonista por tener que seguir tocando». Sin embargo, el americano se aprendió la partitura, la ejecutó y las variaciones que cometió en la filmación trataron de adaptarse en las piezas, compuestas para el filme, para que no hubiera desfase entre la digitación y el sonido: «No hay muchos efectos especiales cuando toco el piano. Tomó lecciones cuando era pequeño, pero, como suele ocurrir, me aburrí a los 15. Poseía los fundamentos del instrumento, pero las piezas eran de una gran complejidad. Es lo más complicado que he hecho», confiesa Wood. El pianista se ve forzado a ejecutar con precisión las notas porque un francotirador le está apuntando para disparar en caso de que hierre; y a lo largo de la cinta, va descubriendo cuáles son los motivos de éste a través un pinganillo que le han hecho colocarse en el oído izquierdo. Y quien ladra en su orificio es un tipo con bastantes malas pulgas: John Cusack, cuya interpretación es sólo vocal en la mayor parte del largo: «Es un gusto trabajar con él. Es alguien con mucha personalidad y una presencia enorme. Grabó la secuencia que tenemos juntos los primeros días y el resto de su participación, que es con voz en "off", lo hizo de un tirón, así que siempre podía estar escuchando qué es lo que me decía por el pinganillo su personaje cuando estábamos filmando». Ha vivido como un sueldo extra que el trabajo le obligara a vivir en Barcelona tres meses y otro en Madrid. Durante este tiempo en nuestro lugar ha conocido la polémica por los recortes. «Pasa en cualquier país en recesión, primero se recorta en la cultura y las escuelas. En Estados Unidos también».

El detalle

Como un reloj suizo

No es habitual que la música anteceda a la imagen. El filme es una excepción: «Está construido desde la precisión temporal. La música tuvo que componerse antes de rodar para conseguir una sincronía absoluta», asegura su productor, Rodrigo Cortés, que contó con TAG Heuer (en la foto, uno de sus productos), la firma suiza de relojes, para el reto. desafío.