Innovación
“Los materiales compuestos van a revolucionar el futuro de la aviación”
Ernesto González Durán, CEO de Fidamc, un innovador centro de I+D+i y formación con sede en Getafe, apuesta por un futuro más sostenible del sector del transporte
Quizá sorprenda, pero Getafe es el punto geográfico que alberga el centro de investigación y desarrollo que impulsa los grandes avances en el campo de los materiales compuestos; materiales, como la fibra de carbono, de vidrio o resinas, que van a transformar la navegación aérea en todo el mundo en los próximos años. En esa localidad madrileña tiene su sede Fidamc, una organización que trabaja desarrollando las tecnologías más innovadoras para exprimir los beneficios de la fibra de carbono.
Adentrarse en sus instalaciones es como hacerlo en el rodaje de una película de ciencia ficción. Máquinas descomunales que ocupan naves enteras, equipadas con tecnología de precisión milimétrica, fabrican piezas y estructuras de fibra de carbono cada vez más evolucionadas, y tan sofisticadas que formarán parte de las aeronaves que surcarán nuestros cielos dentro de 15 años. Para aumentar la magia de la visita, hay estancias en las que está absolutamente prohibido el acceso. Allí se trabaja en proyectos confidenciales, con tecnologías de tan alto valor, que solo un reducido grupo de profesionales tiene acceso.
Al frente de este innovador laboratorio del mañana se encuentra Ernesto González Durán, el CEO de Fidamc, un ingeniero nuclear con una brillante trayectoria profesional. Tras muchos años en Airbus dedicado al servicio del sector aeronáutico en diferentes áreas (arquitectura, diseño, industrialización, mantenimiento, etc.), lidera ahora una empresa que combina el desarrollo de tecnologías pioneras con enfoques sostenibles para diferentes industrias del transporte. Su pasión personal por los materiales compuestos y el potencial que éstos tienen para cambiar el mundo se evidencia al oírle hablar sobre las proyecciones de un campo, el de los materiales compuestos, que van a ser la palanca de cambio que va a revolucionar el transporte sostenible del futuro.
El crecimiento del transporte público y aéreo marcó un nuevo récord en 2023, con un aumento de 530 millones de usuarios del transporte público y 283,5 millones de pasajeros en los aeropuertos españoles. Este auge trae consigo un desafío: atender la creciente demanda que exige una modernización y expansión de la flota mundial de aviones y que prevé duplicarse para 2042. Sin embargo, este crecimiento incrementa también las emisiones de CO2, que aumentaron un 16% en Europa el último año, poniendo en evidencia la necesidad urgente de soluciones sostenibles en la industria.
En este contexto, las premisas de Fidamc son simples, pero poderosas, entre otras: mejorar la eficacia en los procesos de producción, prolongar la vida útil de las piezas, minimizar los costes de mantenimiento y reducir el peso de las estructuras de las aeronaves sin sacrificar ni una pizca de su eficacia. Y para lograrlo, han apostado por evolucionar el modo de trabajar con los materiales compuestos, materiales ligeros y muy resistentes capaces de hacer que una aeronave pese mucho menos y, por ende, consuma menos combustible. Cada kilogramo ahorrado en el peso de un avión se traduce en menos emisiones, menos recursos naturales consumidos y, en última instancia, en un planeta un poco más limpio.
“El objetivo es claro: hacer más con menos”, explica Ernesto González Durán. Un proceso desconocido para la mayoría de los usuarios del transporte aéreo que describe de manera apasionante: “Construir fibra de carbono es como crear un entramado de tejidos, inspirado en la naturaleza y en la estructura de la madera. Así como la madera es ligera, resistente y flexible, estos materiales tienen una resistencia y ligereza incomparables”. La naturaleza ha sido su mayor inspiración, y en Fidamc han sabido replicar esta fórmula en sus laboratorios para diseñar los componentes que redefinen hoy el concepto de eficiencia que veremos en un futuro próximo: “Diseñamos para reciclar”, explica González Durán.
Este compromiso con el medioambiente “nos lleva a contribuir a una aviación más limpia y sostenible” y, para ello, están trabajando en proyectos de investigación que permitan hacer realidad el “el avión de hidrógeno” en 2035. Eso implica retos mayúsculos: “Hay que generar hidrógeno, almacenarlo y gestionarlo dentro del avión de manera eficiente. El hidrógeno es un disruptor tecnológico en la aviación; es una gran apuesta, creemos que es el camino para reducir emisiones de verdad”, comenta.
“Nos estamos especializando en el desarrollo de tanques criogénicos capaces de almacenar hidrógeno en condiciones seguras y ligeras”. Si bien esta tecnología aún está en fase de pruebas, González Durán está “convencido de que Airbus tendrá operativo un avión de hidrógeno en 2035 para hacer vuelos regionales”. Este tipo de proyectos, entre otros, es el que coloca a Fidamc a la vanguardia de una industria que busca soluciones sostenibles, y González Durán asegura que “están preparados para el reto. La posibilidad de crear una flota de aeronaves de bajas emisiones es un sueño” que él y su equipo de ingenieros están decididos a hacer realidad, a pesar de los retos mayúsculos que supone. “Va a suponer una transformación radical de las aeronaves. Tendrán tanques más grandes, nuevos motores… Estamos trabajando ya en aeronaves de vuelos regionales, de unos 100 pasajeros que serán realidad en apenas una década”. En la próxima década, los aviones serán más eficientes por aligeramiento de peso y por la eficacia de los motores y utilizarán combustibles SAF, sintéticos. “El mundo de los servicios en la aviación (mantenimiento, mejoras del equipamiento, etc.), movió 130.000 millones de dólares en todo el mundo en 2023. Y en algo más de una década, la previsión es que esa cifra se va a disparar hasta los 240.000 millones. Por lo tanto, cualquier mejora en ese campo tiene un impacto brutal en las cuentas de las aerolíneas. Reducir 500 gramos en una pieza de un avión puede parecer irrelevante, pero cuando multiplicas eso por el número de aviones y por el número de horas de vuelo de cada aparato, la mejora en la reducción de emisiones es enorme. No olvidemos de que cada día despegan entre 70.000 y 100.000 aviones en todo el mundo, es decir, un despegue cada segundo”.
Los materiales compuestos llegan a nuevos sectores
“Nuestras tecnologías se empezaron a utilizar en un sector, el aeronáutico, en el que el aligeramiento de las piezas es un elemento crítico para que las aerolíneas sean más eficientes. Ahora, estamos trabajando en cómo trasladar esos materiales a otros sectores. Los materiales compuestos se están democratizando y ya estamos trabajando para industrias en las que tienen un gran futuro, como la ferroviaria, la naval, la automoción las energías verdes o la construcción, por ejemplo. El desarrollo de tecnología, aplicada de forma audaz, es sinónimo de prosperidad y de futuro. Hay que aplicarla donde aporta valor, y en esos sectores estamos demostrando que los materiales compuestos aportan un gran valor”.
De hecho, en las instalaciones de este pionero centro de investigación “quien nos visita se sorprende al ver en la entrada el coche de un tren, un automóvil de carreras, el cuadro de una bicicleta o una estructura de un avión en un mismo espacio, pero esa es justamente la versatilidad de estos materiales. Los materiales compuestos no solo son ligeros, también son altamente resistentes a la corrosión y extremadamente duraderos. Esto no solo es beneficioso para la aviación, sino, también, para otras industrias que empiezan a asumir el compromiso de construir un futuro más eficiente y menos contaminante”.
La innovación en Fidamc no es solo tecnología; forma parte del ADN de todo su equipo de profesionales: “Nos gusta pensar que somos líderes en desarrollo de tecnologías para materiales compuestos y que estamos construyendo un futuro mejor. Estos materiales son una apuesta ganadora si lo que queremos es un planeta más limpio, una industria más eficiente, porque nos permiten evolucionar las estructuras de los diferentes medios de transporte de manera eficaz”, concluye González Durán.
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