Tecnología

Soberanía digital europea: ¿sueño o pesadilla?

Cada vez más voces claman por una mayor independencia de la tecnología de EEUU, pero el 75% de las empresas europeas dependen de ella

Centro de datos de IA de Wisconsin (Estados Unidos) REMITIDA / HANDOUT por MICROSOFT Fotografía remitida a medios de comunicación exclusivamente para ilustrar la noticia a la que hace referencia la imagen, y citando la procedencia de la imagen en la firma 19/09/2025
Centro de datos de IA de Wisconsin (Estados Unidos)MICROSOFTEuropa Press

Europa quiere alcanzar la soberanía tecnológica; es decir, dejar de depender de proveedores de otros países (Estados Unidos, principalmente) para ser más resiliente tanto a nivel púbico como privado. Pero esas ansias chocan muchas veces con la realidad: la tecnología en la que confían la mayoría de los actores sigue siendo de otros continentes.

Quienes defienden la independencia tecnológica aluden no solo a cuestiones de innovación, sino también de resiliencia, de fortaleza económica y de seguridad y soberanía democrática.

En una reciente mesa redonda paneuropea, la asesora en ética digital Pernille Tranberg aseguraba que en los últimos quince años «hemos visto morir innumerables servicios tecnológicos europeos porque la mayoría ha optado por usar soluciones norteamericanas. Esta dependencia erosiona nuestra capacidad de autodefinirnos en lo digital y debilita nuestras sociedades». Para Tranberg, la urgencia de esta conversación no responde a un capricho ideológico, sino a realidades materiales. «La administración pública debe usar su músculo adquisitivo para apoyar emprendimientos europeos. Solo así lograremos que el trabajo de valor añadido se quede aquí, en vez de limitarse a la simple implantación y administración de productos estadounidenses».

Dependencia de tecnología de EEUU en Europa
Dependencia de tecnología de EEUU en EuropaMiguel RosellóLa Razón

La justificación para esta estrategia es múltiple. Según la opinión de Barbara Kathmann, parlamentaria neerlandesa, «monopolios como Microsoft, Google y Amazon son un peligro inminente para la democracia, la ciberseguridad y la soberanía nacional. No podemos externalizar los sistemas que mantienen nuestro país en funcionamiento a un puñado de multimillonarios que no tienen ningún interés en nuestra sociedad». No se trata únicamente de una cuestión de principios, sino de riesgo estratégico. «Hace unos meses pregunté a todos los ministerios qué ocurriría si los servicios de Microsoft dejaran de funcionar. Su respuesta fue clara: somos totalmente dependientes de servicios estadounidenses», argumenta Kathmann. Por ello, aspira a un cambio tangible: que, al menos, «el 30% de los datos públicos estén en la nube europea en 2029».

Controlar el destino

El análisis no es solo político. El profesor e investigador en código abierto Mirko Boehm asegura que «la soberanía digital implica la capacidad de ciudades, instituciones y actores públicos de controlar su propio destino digital. El código abierto es la mejor base para lograrlo, pero todavía no se ha adoptado de manera estratégica y generalizada en las empresas europeas. Y la amenaza es que, ante la creciente tensión internacional, esa cultura de colaboración abierta también podría verse perjudicada».

Pero estos deseos chocan frontalmente con los datos. Un estudio realizado por Proton revela que más de un 74% de las compañías que cotizan en bolsa en España usan servicios estadounidenses para enviar correos electrónicos. Sectores críticos como energía, transporte, salud y banca, superan el 75% de dependencia. Este patrón se repite en Francia (80% en software y tecnología), en Reino Unido (88%, incluso con un sector tecnológico valorado en más de un billón de libras), y en Irlanda, donde en sectores esenciales como energía y sanidad, la dependencia es absoluta. Como advierte el informe, «la mayor vulnerabilidad está en que, cuanto más crecen las empresas, más probable es que adopten el stack tecnológico estadounidense como la única opción viable».

Dependencia de tecnología de EEUU en Europa
Dependencia de tecnología de EEUU en EuropaMiguel RosellóLa Razón

En el mercado de la investigación, el fenómeno no es menor. De acuerdo con este mismo informe, el 65% de los estudiantes europeos de doctorado en tecnologías digitales reciben financiación de grandes tecnológicas; una exposición que acaba ampliando la «fuga de cerebros» del ecosistema investigador local hacia los gigantes estadounidenses y dificultando la creación de alternativas propias.

Sin ser grandes

Aunque en ocasiones se ha apelado a hacer que las empresas europeas consigan tener un mayor tamaño para poder mirar cara a cara a sus homólogas estadounidenses, para ciertas voces la respuesta no está en el tamaño. Así, Barbara Kathmann asegura que construir una gran empresa tecnológica europea «no es la solución. Cualquier corporación con tanto poder está condenada a abusar de él; en cambio, necesitamos un ecosistema de empresas de nube a menor escala que, si trabajan juntas, ofrezcan una pila tecnológica completa», asegura.

La mayor empresa europea de tecnología (SAP) anunciaba recientemente una inversión de 20.000 millones de euros para ampliar su oferta de su nube soberana (SAP Sovereign Cloud), esa en la que los sectores altamente regulados (como el sanitario o el bancario) y las administraciones públicas pueden confiar sus datos para que no salgan del territorio y, a su vez, puedan ser gestionados por aplicaciones de IA. A diferencia de un modelo de nube pública tradicional donde los datos pueden estar alojados en cualquier lugar del mundo, la «nube soberana” se construye sobre el principio de que los datos y las aplicaciones deben permanecer bajo el control y la jurisdicción de un país o región específica.

SAP asegura que la soberanía digital en una prioridad estratégica para la empresa, que defiende apoyar la autonomía digital de Europa mediante soluciones en la nube más seguras, locales, que cumplen con la normativa, y adaptadas tanto para el sector público como para industrias altamente reguladas.

Sin embargo, para Frank Karlitschek, CEO de Nextcloud, la clave está en «despertar a los gobiernos del letargo. El cambio no va de hacer otra ‘big tech europea’, sino de construir un ecosistema sano de empresas medianas, colaborando para romper la dependencia y garantizar la resiliencia».

La moneda de cambio para la soberanía europea es, en definitiva, el control sobre la propia infraestructura digital, el fomento del código abierto y la producción local de innovación y talento. Pero todo esto depende de la voluntad de ejecutar, escalar y proteger lo local frente a la tentación de la eficiencia inmediata que proponen las plataformas globales.

La seguridad también marca la soberanía

Rusia sigue siendo uno de los principales estados en acometer actos contra la ciberseguridad de otros países. Ucrania es el quinto país más atacado del mundo (España ocupa la 14 posición) según un reciente informe de seguridad de Microsoft. Amy Hogan, Corporate Vice President, Deputy General Counsel, Customer Security & Trust de la compañía, asegura comprender las preocupaciones sobre soberanía digital o conflictos geopolíticos, especialmente para Europa. «Son inquietudes válidas, pero la experiencia demuestra que solo con una base sólida en ciberseguridad se puede aspirar a una verdadera resiliencia nacional», señalaba. Preguntada sobre qué supone una mayor amenaza (la inteligencia artificial, la cadena de suministro o retos geopolíticos), asegura que «el 90% de la resiliencia y la seguridad se obtiene aplicando correctamente las medidas fundamentales».

No es cuestión de tamaño, sino de que Europa tenga el control de sus datos y su destino

Muchos países no podrían ofrecer sus servicios si la tecnología de EEUU dejara de funcionar