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175, la cifra "maldita": El PSOE, a un voto de no depender de ERC

La elección de Batet deja clara la división del Congreso en dos mitades exactas, que atan a Sánchez a los soberanistas para la investidura y las reformas de calado.

175, la cifra "maldita": El PSOE, a un voto de no depender de ERC
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La elección de Batet deja clara la división del Congreso en dos mitades exactas, que atan a Sánchez a los soberanistas para la investidura y las reformas de calado.

En dos mitades simétricas se divide el Parlamento en esta XIII Legislatura. Así quedó de manifiesto ayer en la votación para elegir a los miembros de la Mesa del Congreso. Por 175 votos fue nombrada Meritxell Batet para presidir el órgano de gobierno de la Cámara. La cifra de apoyos es ciertamente agridulce, porque aunque le dio la victoria –lo hizo en segunda vuelta–, el PSOE se queda a un solo escaño de tener al alcance de su mano la mayoría absoluta que podría abrirle las puertas no solo de reformas de amplio calado, sino –de manera más inmediata– las de La Moncloa. Si en la investidura de Sánchez se registrara un empate a 175, ésta decaería. Esto significa que los socialistas dependerán prácticamente para todo de al menos un sector de la otra mitad del hemiciclo que ayer se opuso a sus candidatos: PP, Ciudadanos, Vox, ERC, Junts y Bildu. Y más concretamente, Pedro Sánchez dependerá para ser investido de los partidos independentistas, cuya fórmula de voto nulo –escribiendo «llibertat» (libertad), en lugar del nombre de un candidato– dio ayer a Batet la Presidencia del Congreso.

En la semana en la que se ha especulado sobre la alteración del sistema de mayorías en el Congreso ante la suspensión y no renuncia a su acta de los diputados presos, el voto de Coalición Canaria se antojaba decisivo. Capaz de permitir a Sánchez rebasar la barrera de los 174 votos necesarios. A pesar de que su portavoz, Ana Oramas se ha mostrado hasta ahora reacia a avalar un gobierno apoyado por Unidas Podemos y los independentistas, ayer los dos diputados de la formación votaron a favor de la candidatura de Batet, permitiendo que saliera adelante. El resto de formaciones que componen la mayoría que la hizo presidenta son los de PSOE (123), Podemos (42), PNV (6), Compromís (1) y PRC (1). Estos números obligan a los socialistas a seguir dependiendo del apoyo, aunque sea pasivo, de los partidos soberanistas. Una eventualidad que querían evitar cuando se convocaron los comicios y sobre la que alertaron continuamente en campaña, en aras de conseguir una mayoría solvente.

El discurso de que los independentistas no son de fiar se ha reactivado dentro del PSOE a raíz del veto de ERC a Miquel Iceta. Las relaciones, especialmente con los republicanos, con quienes en un principio se confió en poder llegar a un entendimiento, son frías. Aunque ayer Sánchez estrechara la mano de Oriol Junqueras, desde el Gobierno se marcaban distancias, señalando que tal gesto «no venía a cuento» después de haber boicoteado a un candidato conciliador para presidir el Senado. Esto ha hecho que los socialistas, al menos de forma estratégica, miren en otra dirección y se hayan lanzado a pedir a PP y Ciudadanos que acaben con la dependencia de los partidos soberanistas que tiene actualmente el Gobierno, dado que no existe una mayoría alternativa a Pedro Sánchez. Apelando a hacer un «servicio» a España, los socialistas buscan trasladar la responsabilidad a la derecha de sus pactos con el soberanismo.