Sucesos
El triste (y esperado) final de Marta Calvo
Jorge Ignacio, colombiano de 38 años con antedentes por narcotráfico, se entregó ante la Guardia Civil y dijo que descuartizó a la joven de 25 años y la tiró a diferentes contenedores
Jorge Ignacio Palma llevaba ya 25 días en tensión. Concretamente desde el pasado 9 de noviembre, cuando la madre de su presunta víctima se presentó en su casa para preguntar por ella. «No conozco a ninguna Marta», le dijo. Y cerró la puerta. Puede que para entonces ya se hubiera deshecho del cuerpo o quizás eso le hiciera ganar tiempo hasta que el pasado día 18 se emitió la orden internacional de busca y captura contra él. Los investigadores de la Guardia Civil siempre temieron que, en ese impás, el sospechoso hubiera intentado huir fuera de España aunque su búsqueda siempre se centró en Valencia y Mallorca, donde tiene familia.
Finalmente fue él quien (a saber por qué) se entregó de forma voluntaria. Lo hizo la madrugada de ayer, poco después de las tres de la madrugada en el puesto de la Guardia Civil de Carcaixent (Valencia). Dijo que él era Jorge y que era la persona a la que buscaban. Después habría confesado haber descuartizado y arrojado partes del cuerpo de Marta Calvo, la joven de 25 años con la que había quedado a través de una aplicación de citas, a diferentes contenedores. Esta información (a la que los investigadores daban ayer credibilidad) llevó a media mañana de ayer a paralizar la actividad de la planta de residuos de Guadassuar (a 12 kilómetros de Carcaixent) para tratar de encontrar algún resto de la joven sin éxito. Especialistas de la planta han explicado a los agentes que «es muy difícil que una pieza de más de nueve centímetros pase desapercibida» y han puesto el ejemplo de que en la planta se separan «hasta los envases de Actimel».
El colombiano, de 38 años, había quedado con Marta a través de una aplicación de citas el pasado 7 de noviembre. Ella, natural de Estivella, envió la ubicación a su madre y ésta se presentó dos días más tarde en el lugar, que era el domicilio del colombiano en la localidad de Manuel. Durante los días del operativo de búsqueda de Marta y del presunto autor de su desaparición, los agentes rastrearon este domicilio (que el colombiano ya había abandonado para emprender su huida) y encontraron rastros que podrían ser sangre de la joven desaparecida, por lo que todo apuntó desde un principio a un final doloroso. Poco después, este individuo, con antecedentes por tráfico de drogas y que fue investigado por la muerte de una prostituta, trató de deshacerse de su coche, un Volkswagen negro, en un desguace de El Puig pero la Guardia Civil lo detectó.
El delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Juan Carlos Fulgencio, dijo ayer que si Jorge Ignacio (al que sus allegados conocían por Nacho) se había entregado había sido por la presión del dispositivo de la Guardia Civil y la UME, donde 150 efectivos trabajaron sin descanso. También investigan si conocidos del mundo del narcotráfico le dieron cobertura todos estos días y si decidió entregarse precisamente porque le «fallaron» o no le fiaron efectivo para poder mantenerse huido.
Tampoco se descarta que su familia le hubiera facilitado algún tipo de cobijo durante este tiempo. Al menos, ellos parece que no le han dejado en la estacada porque el sospechoso tendría asignado un abogado no de oficio, sino particular que le ha puesto su familia, según fuentes del caso. Se desconoce si, en presencia de su letrado, ha declarado y si lo hará ante el juez en las próximas horas.
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