Gobierno
Casado y Arrimadas llegan divididos a Zarzuela: “Que Cs hubiera apoyado al PSOE en abril”
PP y Cs contrastarán hoy ante el Rey sus diferencias con la investidura. Los populares cierran filas con Casado; en Cs crece el debate sobre qué hacer para recuperar el centro
PP y Ciudadanos escenificarán hoy ante el Rey sus diferencias estratégicas ante la investidura de Pedro Sánchez. La dirección popular se ha desmarcado de la posición con la que la formación naranja lleva «calentando» el banquillo desde la pasada semana, y con la que buscan recuperar la iniciativa con esa propuesta de un acuerdo a tres que evite que el Gobierno de España dependa de los independentistas.
«Lo llevan diciendo desde hace semanas. Lo lógico es que ellos apoyen al PSOE, porque ya lo hicieron en el pasado, llegando incluso a gobernar juntos como, por ejemplo, en Andalucía. Si lo que ahora proponen lo hubieran hecho en abril, tendríamos ya un Gobierno con mayoría absoluta PSOE-Ciudadanos», sentencian en Génova para despejar a córner la iniciativa con la que Inés Arrimadas busca tener protagonismo político y recuperar un espacio de centro. Casado acude esta tarde a ver al Rey con su «no» categórico a Sánchez. Inamovible y sin matices. Está convencido, y así se lo ha trasladado a otros dirigentes de su partido, que «está haciendo lo correcto» porque cualquier otra posición le dejaría desarmado para que «le coman» en la competición dentro de la derecha. Con Vox, principalmente, ya que Ciudadanos está en otra batalla en estos momentos. Tanto que en el PP dan por hecho que si gestionan bien sus «cartas» la formación naranja puede terminar esta etapa como una «sucursal» de su marca.
Génova replica, además, a las presiones para que sean ellos los que hagan el gesto de ofrecer una alternativa con el argumento de que Sánchez no quiere una investidura, sino estabilidad y unos Presupuestos, «como sea». Y eso, en ningún caso, pueden dárselo sin dejar la oposición libre para Vox. A Sánchez, unos nuevos Presupuestos, con la opción de que luego sean prorrogados, le darían dos años de oxígeno en el Gobierno, «y de eso se trata, de ganar tiempo para ver cómo gestionan el enorme coste político del acuerdo con ERC».
El pacto del PSOE con los independentistas puede «triturar» al partido si no está bien gestionado, y a esta hipótesis de trabajo se agarran en el PP para reivindicar su «no» a Sánchez. Casado no planteará ante el Rey otros escenarios distintos al «No» ni tampoco condiciones para revisar su postura.
Desde Moncloa airean el supuesto malestar de Zarzuela con la posición de Casado, o incluso que supuestamente el Rey espera que haya algún gesto por parte del líder de la oposición que desbloquee la situación. Son filtraciones de parte para condicionar el clima de la ronda de consultas que esta tarde cerrará el presidente del Gobierno en funciones. Pero que desmienten en Palacio y que no afectan a la decisión de Casado de mantenerse en su «no».
En las últimas horas también ha aumentado la potencia de las especulaciones sobre la posibilidad de que la líder de Ciudadanos diera hoy la sorpresa con el anuncio al Monarca de que ofrece sus votos al líder socialista como gesto para evitar que España esté sometida a la agenda independentista. Desde Ciudadanos han hecho todo lo posible para conseguir una reunión con Sánchez antes de la audiencia con el Rey de esta tarde, pero Moncloa ha frustrado estos movimientos al retrasar estratégicamente esa entrevista pendiente, a petición de Arrimadas, hasta después de que el Rey reciba a todos los portavoces y se proponga previsiblemente de nuevo a Sánchez como candidato a la investidura.
Este «ninguneo» expreso a Arrimadas por parte de Sánchez estrecha aún más el margen para que pueda arriesgar con ofertas que no pueden ir más allá de ser gestos simbólicos para diferenciarse del PP y avanzar en la rectificación de las decisiones que han llevado a Ciudadanos al desastre electoral de noviembre.
Con Podemos incluido en la ecuación, Ciudadanos, a lo más, puede ofrecer una investidura, pero en ningún caso participar de la negociación de unos Presupuestos, por incompatibilidad absoluta de programas, ni tampoco de la estabilidad que Sánchez necesita en estos momentos para sobreponerse al desgaste de la repetición electoral y de la negociación con los de Junqueras.
Casado tiene bastante encauzado el debate interno sobre su estrategia ante la investidura después de que tras la noche electoral sí que se le abriera la discusión. En Ciudadanos el debate está abierto en canal y afecta a su posición ante el nuevo Gobierno, pero también a su política de oposición en un contexto en el que sus diez escaños les inhabilitan para pelear de tú a tú con el PP, como intentó hacer Albert Rivera tras las elecciones de abril, aunque no consiguiese su objetivo porque no midió que pudiera realmente haber una repetición de elecciones.
El debate sobre la oposición también tendrá espacio en el PP a cuenta de Vox y de sus movimientos en el tablero político nacional y autonómico. Pero Casado tiene una capacidad de control de su organización política que no estaba en su mano después de las elecciones generales de abril. Entonces estaba casi en proceso de «desahucio» y le salvaron los pactos autonómicos con Rivera.
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