Pactos electorales
Los socios de Sánchez atacan al Rey con la venia del PSOE
Duro ataque contra Felipe VI por defender el diálogo en la Constitución. El PSOE evita encararse a ERC y usa un perfil bajo en su valoración del mensaje navideño. Podemos insinúa que ha rectificado y se ha moderado frente al secesionismo
Los partidos de los que depende la investidura de Pedro Sánchez encontraron ayer un punto de conexión en el ataque frontal al Rey Felipe VI por su discurso de Navidad. Pero su objetivo iba más allá de dañar a la Monarquía porque con la vista puesta en Europa y desde su convicción de que empiezan a ganar en la partida del relato internacional, el Rey fue el pretexto para dirigirse contra el Estado español como «represor» de la democracia y «de las libertades».
El presidente de la Generalitat, Quim Torra, en la misma línea que su mentor, Carles Puigdemont. También el presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent. Y dirigentes de ERC. «Culminaremos el proceso de independencia», replicó Torra a Felipe VI por haber incluido en su mensaje una alusión a Cataluña y señalar que se trata de uno de los «principales problemas».
Podemos está obligado a ser prudente para seguir adelante con su entrada en el Gobierno socialista y por eso ha disfrazado su apuesta republicana, pero le hizo el «favor» a Sánchez de poner justo en valor «el perfil bajo» del Monarca, dando a entender, para gusto de su parroquia, que el Rey se había sometido al clima imperante de la negociación política y había cedido en el tono de su discurso. En la antesala de pisar La Moncloa, desde la formación morada dibujaron a un Rey que rectifica parcialmente, que se modera y que demuestra incluso «su olfato político».
Felipe VI reconoció que Cataluña es una de las serias preocupaciones que tiene España, y apeló a fortalecer el entendimiento dentro de la Carta Magna. «La voluntad de entendimiento y de integrar nuestras diferencias dentro del respeto a nuestra Constitución, que reconoce la diversidad territorial que nos define y preserva la unidad que nos da fuerza», argumentó.
En este tira y afloja entre aquellos de los que depende que Sánchez siga en La Moncloa, el PSOE buscó salvar su negociación con un perfil bajo y esquivo con el cuerpo a cuerpo con ERC. La alusión respetuosa a las palabras del Rey era obligada, pero la dejaron en manos de la presidenta del PSOE, Cristina Narbona.
Y silencio de otros altos dirigentes, también del candidato socialista y presidente en funciones ante la ofensiva secesionista contra unas palabras del Rey a las que dieron la vuelta torticeramente para presentar como un ataque lo que fue un llamamiento inclusivo a todas las fuerzas para que trabajen dentro del respeto a los valores democráticos y a la Constitución.
Qué menos que una referencia al marco constitucional como base del diálogo en un discurso constreñido por la situación política y por las propias limitaciones constitucionales del Rey para no tomar partido ni condicionar las negociaciones de la formación de un nuevo Gobierno.
El mensaje de Navidad es el que más se identifica con la mano directa del Rey a pesar de que todos estén supervisados por el Ejecutivo. Y el de ayer estaba sometido a las tensiones de todas las partes. Desde el Gobierno en funciones no hicieron ninguna valoración de sus palabras a diferencia del año anterior. Y este pasar de puntillas chirría aún más cuando es evidente que la respuesta independentista está dirigida a erosionar la figura del Rey, pero dentro de una estrategia institucionalizada y bien organizada, y que ya se ha apuntado el tanto de que la Familia Real no haya podido pisar la calle en sus últimas visitas a Cataluña. La presión soberanista ha obligado a encapsularla, y ayer el interlocutor principal de Sánchez para sacar adelante su investidura, Gabriel Rufián, de ERC, llegó a equiparar el mensaje de Navidad «con un mitin de Vox», según él, la ultraderecha.
El independentismo catalán también criticó la «visión uniformizadora» de España por parte del Rey. Y se les sumó otro socio del PSOE, el PNV, quien a través de su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, echó en cara a Felipe VI que «no dijese nada para quienes no se sienten identificados con el modelo de Estado que él ensalza y que tienen otra visión del Estado».
Puigdemont tira desde Waterloo; Torra sigue la corriente de la presión; y en un efecto dominó ERC y demás fuerzas independentistas y nacionalistas disparan hacia arriba para no quedarse atrás. Hasta el nacionalismo gallego se sumó al combate y el diputado en el Congreso del BNG, Néstor Rego, afeó a Felipe VI que participe de la negación de «Galicia como nación».
En su conjunto una vez más el independentismo se agarró al discurso del Rey para atacar al Estado. «Felipe hablando de derechos y libertades y tú con miedo a tuitear», proclamó Rufián. «España representa una seria preocupación para Europa porque vulnera los derechos humanos e incumple sentencias europeas», según Torra.
Representantes del PP, Ciudadanos y Vox elogiaron al Rey por apelar a la confianza en España y a no caer en la autocrítica destructiva. Excepcionalmente los tres partidos del bloque derecha remaron en una misma dirección.
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