La investidura de Sánchez

Lo que no está escrito con ERC

Comienza la Ejecutiva del PSOE que ratificará el acuerdo con ERC
La presidenta del Partido Socialista, Cristina Narbona; el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y la vicesecretaria general de la formación, Adriana Lastra, participan en la reunión de la Comisión Ejecutiva del partido, este viernes, en Madrid. La Comisión Ejecutiva deberá ratificar el acuerdo con Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) para la investidura del candidato socialista. EFE/ Emilio NaranjoEmilio NaranjoAgencia EFE

Al final, Pedro Sánchez lo hizo. Ha negociado el futuro del Estado para poder seguir en la Moncloa. No se conoce con exactitud cuál es el precio, pero no hay precedente de una negociación partidista con asuntos como el de la unidad nacional.Un folio y medio que encierra más peligro que las cuarenta páginas del acuerdo con Podemos. En los próximos meses veremos un duelo sobre la interpretación de lo firmado. Para los portavoces de ERC estará claro que hay un compromiso de celebrar un referéndum soberanista en Cataluña, para los portavoces de Sánchez la consulta solo se realizará en el marco del “sistema jurídico-político”. Esta última lectura es más naif, porque una consulta de acuerdo con la Constitución debería limitarse a la aprobación de un nuevo Estatut que debería estar aprobado previamente por una mayoría de las Cortes y mayoría cualificada del Parlament, algo así como retrotraerse al año 2006 y, sinceramente, no veo a los independentistas con esa aspiración.Cualquier otro instrumento consultivo sería de dudosa legalidad y el propio Pedro Sánchez podría encontrarse con problemas judiciales serios.

No obstante, en lo respecto a la investidura, el independentismo catalán ha ganado. Le ha debido de ir mejor que al Partido Socialista con este acuerdo.Ya que una imagen vale más que mil palabras, no hay más que mirar las caras de los de ERC en su Consejo Nacional.Todo eran sonrisas y felicitaciones, mientras que entre la dirección nacional del PSOE se esforzaba en justificar e intentar aclarar el acuerdo con los separatistas.Hay tres elementos en esta negociación que juegan en contra de Sánchez: el primero, es algo irrefutable, es la primera vez que un presidente del gobierno de España acepta una consulta solo para catalanes y esto es un precedente que supone una victoria de los independentistas de todos los territorios del Estado.El segundo, es más controvertido porque nace de la desconfianza. Si ya genera preocupación la manera con la que se va a poner en marcha el acuerdo, mayores son los recelos que produce lo que no está escrito.

Las conversaciones han sido totalmente herméticas, cosa que ocasiona intranquilidad y, seguramente, como en todos los procesos de estas características, habrá compromisos no escritos o desacuerdos pactados que, por supuesto, se desconocen.En tercer lugar, si el cumplimiento del acuerdo se realiza forzando el ordenamiento jurídico, eso exige responsabilidades penales.Pero no son las únicas incógnitas que se han generado. Por ejemplo, es necesario aclarar si para poder llevar a cabo los compromisos adquiridos es necesario un acuerdo de las Cortes Generales o sencillamente la voluntad del gobierno de España y el gobierno de Cataluña. Por otra parte, el acuerdo está firmado sobre la base de que ERC configurará el próximo gobierno en Cataluña y debería ser en solitario porque el acuerdo con el PSOE no le habrá caído demasiado bien a JxCat.Pedro Sánchez será investido presidente, pero ahí le están esperando Pablo Iglesias, el PNV y los independentistas catalanes. Difícil de explicar.