Investidura de Pedro Sánchez

El apunte de Francisco Marhuenda: “Ahora ya sabemos para qué sirve Teruel Existe”

Primera jornada de la sesión de investidura de Pedro Sánchez
El diputado de Teruel Existe, Tomás Guitarte, durante su intervención ante el pleno del Congreso de los DiputadosJuan Carlos HidalgoEFE

Nada de lo que está sucediendo me sorprende. Es todo bastante previsible, pero sobre todo responde bastante a lo que genéricamente podemos denominar, para lo bueno y lo malo, el carácter español. Hay una cierta pauta común de individualismo que se remonta a los pueblos prerromanos que ocuparon la Península. A pesar de su dispersión lucharon con bravura frente a los romanos y mientras César conquistó las Galias en diez años no sucedió aquí lo mismo y Roma necesitó más de doscientos para conquistar Hispania. Desde la Segunda Guerra Púnica hasta las Guerras Cántabras con Augusto fue una sucesión de conflictos, de mayor o menor intensidad, hasta que se logró la pacificación. Ahora regresa ese particularismo territorial, sobre el que tenemos numerosos ejemplos en nuestra Historia, con un Congreso de los Diputados cada vez más fraccionado. Y estoy convencido que irá a peor hasta que se organice en cada provincia un chiringuito político sustentado en algo también muy español que responde a la famosa frase de “qué hay de lo mío”.

Mi abuela materna, Antonia, era de Castellote, un pueblo de Teruel que desgraciadamente no conozco, y mi propio apellido, Marhuenda, era originariamente Maluenda, un pueblo de Zaragoza, y mis antepasados lo llevaron con orgullo hasta que un capricho del destino en el siglo XVI, debido al error de un escribano, lo convirtió en su actual denominación. En la Edad Media se trasladaron desde Maluenda a Burgos y finalmente recalamos en Barcelona a principios del siglo XX. Pedro, el hermano menor de mi madre, me contaba divertido que la casa de mi abuela era una especie de improvisado hotel donde aparecían parientes de Castellote que al abrirse la puerta decían “querida tía” y sin otra recomendación eran bien acogidos. Teruel siempre ha existido, pero es verdad que desde hace mucho tiempo ha sufrido la despoblación. Es un fenómeno que resulta muy difícil de revertir porque muchas gentes, al igual que hizo mi abuela y sus parientes, se desplazaron a Cataluña y otros núcleos industriales buscando nuevos horizontes y oportunidades profesionales.

Tomás Guitarte y yo nacimos el mismo año. Es de Cutanda, una pequeña localidad del municipio de Calamocha, y, aunque no lo conozco personalmente, todo indica que es un tipo listo y bien preparado. Es arquitecto por la Politécnica de Valencia y un fervoroso aragonesista de izquierdas que militó en la Chunta. No se puede dudar de su compromiso por Teruel al que ha dedicado su vida profesional y política, pero además reconozco que sus reivindicaciones son justas y razonables. Ha sabido encontrar un hueco político donde recoge las reivindicaciones de una provincia olvidada que tiene poco más de 133.000 habitantes repartidos en 236 municipios, aunque la cuarta parte vive en la capital. Esto hace que su densidad de población sea una de las más bajas de España.

Guitarte ha visto como el nacionalismo consigue ventajas en sus territorios desde el egoísmo más profundo utilizando su fuerza en las Cortes. Y, también, como lo hacían formaciones regionalistas como el PRC de Revilla, Coalición Canaria, el Partido Nueva Canarias, Navarra Suma... La política española es una inmensa almoneda y por lo visto hay que tener un partido pequeño para conseguir ventajas y favores. Es así de sencillo. La ideología no importa como tampoco los socios o aliados que se pillan por el camino, porque todo es instrumental. Por ello, más que nunca se puede utilizar la famosa frase de Groucho: “Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros”. Por ello, Guitarte no tiene ninguna incomodidad a la hora de apoyar el gobierno de PSOE y Unidas Podemos acompañado por formaciones independentistas como Bildu y ERC. Lo único importante es Teruel. Es una lástima que no seamos alemanes y que hoy no tengamos una gran coalición presidida por Sánchez con Pablo Casado de vicepresidente porque creo que tras el resultado electoral hubiera sido lo mejor para España. Lo que me inquieta, a pesar de la habilidad de Pedro Sánchez y su capacidad de seducción política, es la gobernabilidad, porque no había más que ver su cara a lo largo del debate para comprender que nadie es más consciente que él de los líos que tendremos en esta legislatura que será de la bronca y el frentismo.