La alfombra roja

El presidente del Gobierno nos representa a todos los españoles (Pedro Sánchez asistirá hoy como tal a la Pascua Militar) y, por muy grandes que sean sus ansias de poder, no puede olvidar esta condición. Resulta indigno, por no utilizar términos más fuertes, que, ante un menosprecio a Su Majestad el Rey, el inquilino de la Moncloa no se atreviera ayer (porque eso fue, tuvo miedo de perder apoyos a su investidura) a contestar a los herederos de los que intentaron asesinar (lo lograron con otros 857 españoles) al hoy Rey Emérito, padre de Felipe VI, que con tanta maestría y patriotismo (aprendido, por cierto, en su paso por las Academias Militares y en su preparación como futuro jefe de la Corona) encabeza nuestro entramado constitucional. En los años de la hoy denostada por algunos Transición, ocurrieron muchas cosas. La labor de Adolfo Suárez, del que tanto tendría que aprender el hoy candidato, no siempre era comprendida. Y en el mundo militar había sectores en los que no se entendía lo que estaba haciendo. Ocurrió que un oficial le llegó a denegar el saludo y Suárez le corrigió. Un lamentable incidente, reflejo de esa tensión, hoy felizmente superada gracias la tolerancia, sentido común y consenso. En nuestra Constitución hay muchos artículos, incluido el 8 que confiere a las Fuerzas Armadas la misión de «garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional». Cuánto lucharon los separatistas para que no se incluyera este precepto en la Carta Magna. ¿por qué sería?. El candidato asistirá hoy en la Pascua Militar con este artículo vigente. Quienes estén allí representando a las Fuerzas Armadas harán gala del respeto, sentido del honor y gallardía que han aprendido; y, no se preocupe señor candidato, nadie le denegará el saludo. Situaciones complejas ya las pasaron sus antecesores, que le han dejado desplegada la alfombra roja por la que ahora deambula y que no puede dejar manchada a sus sucesores.