Sin Perdón
El apunte de Francisco Marhuenda: “Iglesias, Bildu y ERC, los auténticos ganadores de esta investidura”
A Junqueras solo le falta pedir que pongan su nombre a una Sala del Congreso de los Diputados y que sustituyan uno de los leones de la puerta principal por una estatua suya
Pedro Sánchez conseguirá este martes convertirse en presidente del Gobierno tras unas elecciones, porque hasta ahora lo era gracias a una moción de censura. Han sido necesarias dos convocatorias electorales, porque la primera fue fallida ya que no consiguió la ansiada investidura. Le sucedió lo mismo que a Rajoy, aunque con la pequeña diferencia de que el PSOE perdió escaños en las segundas mientras que con su antecesor el efecto fue el contrario.
La tendencia indica que en unas terceras elecciones seguiría bajando teniendo en cuenta su fragilidad actual y el esperpento de estos días. Sánchez conseguirá ser, además, el presidente que obtiene la designación con una minoría más exigua, pero sobre todo con una colección de aliados muy poco recomendables. Entre los ganadores no le incluyo, porque comienza un vía crucis que será muy duro como consecuencia de la inestabilidad de sus apoyos. Solo puede contar con la fidelidad de los 120 diputados del PSOE y la condicionada de los 35 de sus socios de gobierno del grupo parlamentario confederal de Unidas Podemos-En Comú Podem y Galicia en Común.
Al PNV tampoco lo incluyo, porque gana siempre. Es como la banca en los casinos. El privilegiado sistema financiero del Concierto Económico le ha otorgado una posición de fuerza y siempre recuerdo la frase del lendakari Aguirre cuando decía “¿Qué es el PNV?, el pueblo vasco en marcha”. A esta formación le importa un pepino la política española y España es solo una vaca a la que hay que ordeñar. Por ello, nada mejor que la inestabilidad y la debilidad institucional para hacer caja y conseguir nuevas concesiones. Hay que aclarar que nunca engañan, porque siempre dejan muy clara su posición y sus principios que son que no hay principios sino intereses. Harían lo mismo si fuera un gobierno encabezado por Casado en coalición con Vox. No tengo ninguna duda y ellos tampoco. Cuentan con seis diputados y los hacen pagar, siempre que pueden, muy caros.
Los auténticos ganadores de estas elecciones son Pablo Iglesias, Bildu y los independentistas de ERC. Unidas Podemos consigue llegar al gobierno y además será un compartimento estanco dentro del Consejo de Ministros con un vicepresidente político sin competencias, aunque con el bonito título de Asuntos Sociales. Un chollazo. No importa que sea el tercero, porque realmente será el primero ya que Carmen Calvo y Nadia Calviño no tienen ni su peso político ni su proyección pública. Iglesias es el líder de una formación que nada tiene que ver con el PSOE, a diferencia de sus colegas de gabinete que dependen orgánicamente de Sánchez, aunque la segunda sea presuntamente independiente. Otra cosa es que sea leal, pero no será una marioneta de Sánchez como lógicamente lo serán los ministros que no sean de Unidas Podemos. Aquí todos tienen su agenda.
El otro ganador es Bildu y su líder Otegi, porque gracias a su abstención regala la presidencia a Sánchez. Es francamente repugnante, porque los sucesores de Batasuna y algunos, además, “hijos” aventajados de ETA consiguen la honorabilidad política gracias al PSOE. Lo pudimos ver en la primera parte del debate de investidura, donde la presidenta del Congreso estuvo lamentable, aunque coherente en su papel de sumisa marioneta de Sánchez, y solo faltó que los diputados socialistas se levantaran para aplaudir fervorosamente el discurso de la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua. Con la arrogancia habitual de esta gentuza, no me gusta utilizar estos términos pero creo que es muy acertado en estas circunstancias, le leyó la cartilla al candidato que se tuvo que limitar a hacer una réplica que rozó lo esperpéntico. Había que pasar el duro trago y lo hizo con cara seria.
Finalmente, la victoria de ERC y su líder en la cárcel, Oriol Junqueras, es sin paliativos, aunque tengan que renunciar, de momento, a la vía unilateral. No pudo ser más contundente. Las concesiones políticas se sucedieron una tras otra sin ningún rubor y la bancada socialista mostró que lo único importante es mantenerse en el poder. ¿Y nos sorprenden las actuaciones del Parlamento Europeo o del Tribunal de Justicia de la Unión Europea? No podemos pedir a las instituciones europeas que hagan aquello que ni el PSOE ni el Gobierno están dispuestos a hacer. A Junqueras solo le falta pedir que pongan su nombre a una Sala del Congreso de los Diputados y que sustituyan uno de los leones de la puerta principal por una estatua suya. Hay que repetir el cuadro de la rendición de Breda, pero poniendo a Sánchez entregando las llaves a esta colección de aliados que se ha buscado. Una vez más siento que no sea presidente, algo que no cuestiono ya que así lo quisieron las urnas, con el apoyo del PP y Cs.
Francisco Marhuenda es director de La Razón y profesor titular de Historia del Derecho y de las Instituciones (URJC)
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