El Gobierno de Pedro Sánchez

Sánchez ocultó a Iglesias la nueva vicepresidencia durante las negociaciones

El anuncio de que Ribera se unirá a Iglesias, Calvo y Calviño en el segundo escalón provocó un profundo malestar en Podemos

El anuncio de que el próximo Gobierno tendrá una cuarta vicepresidencia, dedicada a afrontar la crisis climática, sorprendió ayer a la cúpula de Unidas Podemos. Desde el partido morado, al menos de forma oficial, evitaron hacer declaraciones sobre esta cuestión. Pablo Iglesias había marcado esta pauta pocas horas antes: «No se habla de nombres de carteras hasta que Pedro Sánchez lo anuncie. No soy vicepresidente». Tampoco habrá, por tanto, valoraciones de los anuncios que, lanzados desde Moncloa, se sucederán en las próximas horas sobre la estructura del gabinete de coalición.

Pese a este silencio oficial, sin embargo, el as en la manga de Sánchez que supone la Vicepresidencia de Transición Ecológica no gustó nada a su socio morado. A medio camino entre la sorpresa y el malestar, en el grupo parlamentario de Unidas Podemos no comprendieron la maniobra del presidente. Dos meses duraron las negociaciones para perfilar la estructura del Gobierno y la cuestión relativa a esta cuarta vicepresidencia nunca estuvo encima de la mesa de esas conversaciones. Se daba por hecho en Podemos que Iglesias sería uno de los tres integrantes de ese segundo escalón gubernamental: el líder morado al frente del área social compartiendo rango con Carmen Calvo, como pilar político, y Nadia Calviño como responsable económica. Finalmente no será así.

Las dos horas largas que transcurrieron entre las 11:15 y las 13:29 de ayer fueron elevando poco a poco el nivel de ese cabreo. Moncloa confirmó en primer lugar los cinco nombres que Podemos aportará al Consejo de Ministros –Irene Montero, Manuel Castells, Alberto Garzón y Yolanda Díaz, además del propio Iglesias– para, a continuación, ir dosificando las informaciones en torno a las otras tres vicepresidencias, en lo que fue visto como una estrategia para diluir el peso del secretario general de Podemos: de la asunción de las competencias de Memoria Democrática por parte de Calvo al «ascenso» de Teresa Ribera. Entremedias, Moncloa destacó el carácter «histórico» de que vaya a haber tres mujeres –las tres del PSOE– como vicepresidentas. Y eso tampoco gustó en Podemos.

La ausencia de una valoración o reacción oficial por parte de los de Iglesias no sirvió para ocultar las tensiones que se traslucen del «evidente» disgusto que en sus filas provocó el hecho de no haber tenido constancia de esta nueva vicepresidencia durante las negociaciones. A ello se une el hecho de que este giro de Sánchez no es el primero que protagoniza esta semana, tras haber rectificado también sobre el calendario inicialmente previsto para la puesta de largo del gabinete: una vez cumplido el trámite de la sesión de investidura, la hoja de ruta preveía que los titulares de las distintas carteras prometiesen su cargo ante el Rey el jueves y celebrasen ayer el primer Consejo de Ministros. También aquí Sánchez dio un volantazo y, a las pocas horas de salir del Congreso investido como presidente, Moncloa desveló que su intención de tomarse unos días para terminar de repensar la configuración de su equipo.

Se da la circunstancia añadida de que Ribera, la próxima vicepresidenta de Transición Ecológica y Reto Demográfico, tendrá que compartir agenda con el vicepresidente Iglesias, en la medida en la que éste asumirá las competencias relativas a la Agenda 2030, entre cuyos principales objetivos figura la necesidad de que los gobiernos actúen contra el cambio climático. Estas tensiones entre PSOE y Podemos, que llegan antes incluso de que la coalición eche a andar, se han sucedido después de que los socialistas recibieran con malestar las filtraciones de los dirigentes morados que ocuparían las carteras de Igualdad, Universidades, Trabajo y Consumo.