Podemos

Aquel premonitorio paseo por Moncloa

El «Sí, se puede» llega al Gobierno: Podemos celebró la toma posesión de Iglesias como un triunfo, ocho meses después de que el equipo de Sánchez enseñara a una delegación morada la Sala del Consejo de Ministros

Toma de posesión de los nuevos ministros
-FOTODELDIA- GRAF1433. MADRID, 13/01/2020.- El nuevo Vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias (i) recibe su cartera de la vicepresidenta primera y ministra de Presidencia y Relaciones con las Cortes, Carmen Calvo (d) durante la toma de posesión en un acto celebrado en la sede del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social en Madrid este lunes 13 de enero de 2020. EFE/Paco CamposPaco CamposEFE

Pablo Gómez - Madrid

La última vez que muchos dirigentes de Podemos estuvieron en el Ministerio de Sanidad fue en diciembre de 2014. Entre ellos estaba Juan Carlos Monedero. Protestaban contra el Gobierno de Mariano Rajoy, al que exigían que todos los pacientes de hepatitis C tuvieran acceso a un tratamiento. Cinco años después, algunos de ellos volvieron ayer a este punto del madrileño Paseo del Prado. Sin pancartas ni camisetas; con chaqueta. Lo hicieron para ser testigos de la toma de posesión del líder de Podemos, Pablo Iglesias, como nuevo vicepresidente del Gobierno. Entre ellos, estaba también Monedero, sonriente, saludando a diestro y siniestro y visiblemente emocionado.

Este lunes 13, marcado en morado por los de Iglesias, fue una jornada feliz, de buenas palabras entre los ahora socios. Como si, de pronto, hubieran olvidado las duras acusaciones que se lanzaron PSOE y Podemos antes del verano, con motivo de la investidura fallida. Semanas antes de que se materializara el desencuentro, cuando todavía las negociaciones no se había torcido, se produjo otro episodio que ayer recobró sentido y retornó a la memoria de sus protagonistas con cierto aire premonitorio. 7 de mayo de 2019, primera reunión entre Sánchez e Iglesias tras el 28-A. El líder socialista ofreció a su interlocutor dos carteras menores y la Presidencia del Congreso. En paralelo a esa charla, el equipo de confianza de Sánchez paseó a la delegación de Podemos por La Moncloa, a la que mostraron la sala del Consejo de Ministros como su futuro emplazamiento cuando asumieran las carteras ofrecidas. Socialistas y morados no acordaron la cuota de sillones que correspondía a cada parte y condujeron al país a nuevas elecciones. Hoy sí, cinco miembros de Unidas Podemos, con Iglesias al frente, se sentarán en las sillas de esa sala que los colaboradores de Sánchez incluyeron en el «tour» monclovita.

El despacho de «El coletas»

De todos los celebrados ayer, fue el acto de traspaso de poder de Iglesias el que mejor simbolizó la nueva etapa que afronta el país a partir de la conformación del primer Ejecutivo de coalición desde la recuperación de la democracia. «Vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030». En letras doradas sobre la cartera. La meta fundacional del partido que se creó para recoger las demandas del 15-M se hacía, por fin, realidad. En la sede de Sanidad también tomaron posesión los nuevos titulares de Sanidad y de Consumo, el socialista Salvador Illa y el líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, respectivamente. El foco, sin embargo, alumbraba sólo a Iglesias. También en torno a él giraba la mayor parte de la expectación que llenó hasta la bandera el salón de actos del ministerio: «Esto parece un congreso, no una toma de posesión. Nunca he visto una cosa igual», reconocía una funcionaria de la casa. Porque «el coletas», tal y como ya se referían a él ayer algunos trabajadores públicos en los corrillos, tendrá su despacho en este edificio. El lugar que, paradojas de la historia, acogió la sede del sindicato vertical durante la dictadura de Franco.

Tras recibir su cartera de manos de la también vicepresidenta Carmen Calvo, fue el primero en asumir su responsabilidad. Lo hizo entre gritos de «Sí, se puede» de una parte de los asistentes. El cántico, emblema de Podemos, ya había resonado en el último lustro en el Congreso, los parlamentos autonómicos y los ayuntamientos del cambio. Ayer, por primera vez, se pudo escuchar en un ministerio. Fue el momento álgido del acto. El acceso de su líder al Gobierno supone todo un símbolo para Podemos en la medida que es difícilmente es explicable la entrada de un partido como el morado en el Consejo de Ministros sin el papel desempeñado desde 2014 por Iglesias. En este tiempo el camino no ha sido fácil: zarandeado por las tensiones internas y por la escisión del Más País de Íñigo Errejón, ha sido la confianza de las bases el elemento que ha blandido su secretario general para mantenerse en primera línea; señalado por los resultados del 10-N, los peores desde la creación del partido en unas elecciones generales; y retratado por las contradicciones que en su discurso y su hemeroteca ha dibujado la moderación de su propio discurso.

En sus primeras palabras, Iglesias demostró haber aparcado la versión más mitinera de sí mismo. Olvidados los tiempos del megáfono, se impone ahora el perfil institucional, con voz baja y verbo medido. Aseguró que será un «honor» trabajar junto a la vicepresidenta Calvo y agradeció la «generosidad» de Sánchez y su acierto en la configuración de un equipo «eficaz». Parafraseó incluso al presidente al subrayar que el nuevo Ejecutivo tendrá «muchas veces, pero una sola palabra». Será, auguró, un gabinete «fuerte», marcado por el «compañerismo» y por el «trabajo en equipo». Se fijó como meta que la próxima década sea la del constitucionalismo democrático, la que haga de España una referencia a la hora de perseguir los objetivos de las Naciones Unidas, con la paz y la lucha contra el cambio climático al frente. «Para dialogar, preguntad primero. Después escuchar», palabra de Antonio Machado para cerrar su intervención.

Que no era una toma de posesión más quedó claro con echar un vistazo a los testigos del acto. Con otros seis ministros –Calvo, Duque, González Laya, Maroto, Díaz y Montero– arropando a sus ya compañeros de gabinete. También la presidenta del Congreso, destacados socialistas –especialmente del PSC, con Miquel Iceta a la cabeza– y la plana mayor de Podemos y de Izquierda Unida. Y entre ellos, Monedero, en tercera fila, que resumió mejor que nadie lo que, a su juicio, significan estos días: «Resistir es vencer».