Educación
“Apoyamos el pin parental. No permitiremos que el Estado adoctrine a nuestros hijos”
El presidente de la CONCAPA, Pedro Caballero, celebra el “pin parental” porque se asimila a su reclamación desde hace años: que se informe a las familias de las actividades extracurriculares
El gobierno progresista de coalición protagonizó varias polémicas en su primera semana de andadura. Al choque con el Consejo General del Poder Judicial por el nombramiento de Dolores Delgado hay que añadir el descontento de algunos sectores educativos tras las palabras de la ministra de educación, Isabel Celaá, sugiriendo que los hijos no pertenecen a sus padres. LA RAZÓN analiza con el presidente de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y padres de Alumnos (CONCAPA) el debate en torno al «pin parental» y la próxima reforma educativa que quiere aprobar el gobierno de Pedro Sánchez.
–¿Qué opinión le merece que el gobierno amenace con judicializar el «pin parental» impulsado en Murcia?
–Nosotros llevamos años reclamando que se informe a las familias de las actividades extracurriculares y complementarias con tiempo suficiente para que puedan decidir las familias si eso entra dentro de las ideas o de las creencias que tengan como familia. Todo lo que está pasando estos días es una reacción lógica de las familias que dicen basta ya al adoctrinamiento de nuestros hijos en las escuelas.
–¿Comparte las palabras de la ministra Celaá respecto a la pertenencia de los hijos?
–El derecho a la educación es de los menores pero mientras los menores sean menores, la patria potestad de ellos, quienes tienen derecho a velar por que se cumplan sus derechos y deberes, son los padres. No vamos a permitir que el Estado nos quite ese deber que tenemos como padres.
–¿Qué le parece que un Ejecutivo progresista esté limitando la libertad de los padres?
–Un Gobierno progresista debería garantizar la libertad, en mayúscula. Si esto es un gobierno progresista, imagínese uno totalitario, o ¿es que vamos camino de ello?
–Pedro Sánchez anunció durante el pleno de investidura que la asignatura de Religión será voluntaria y no computará...
––No entendemos ese anuncio porque la asignatura ya es voluntaria. Lo que quiere es que no haya una alternativa, algo que nosotros defendemos. Vamos a trabajar para que esté presente, tenga peso específico y cuente para nota. Es más adoctrinante una asignatura como «ideología de género» que Religión.
–Mientras el gobierno se enfrasca en recurrir en los tribunales el «pin parental», decenas de miles de personas marcharon contra la ley de imposición lingüística en Valencia
– Vengo contento. Tanto la FAPA (pública) como CONCAPA (concertada) fuimos de la mano para que no se adoctrine imponiendo una lengua que no es el español. La ley del señor Marzá – conseller de Educación, Investigación, Cultura y Deporte de la Comunidad Valenciana–impone una lengua sobre la otra.
–La ministra parece haber declarado la guerra a la escuela concertada, ¿le preocupa?
– Nos entristece que la escuela concertada esté continuamente en el punto de mira de la ministra Celaá. Desde luego, la escuela concertada no es el problema educativo de este país. En vez de ser progresista, tolerante y favorecer el diálogo, lo que hace es amenazar. Si quiere que trabajemos por la pluralidad y diversidad nos tendrá a su lado, pero si nos amenaza, nos encontrará de frente, incluso con movilizaciones frente al ministerio.
–En su opinión, ¿a qué se debe esta obsesión con acabar con la concertada y la Religión?
–Llevamos casi 40 años de conciertos educativos y hemos convivido las dos redes hasta que han llegado estos gobiernos populistas y estas posturas de instransigencia y de quitar todo lo que huele a Religión. Vulnera la católica y todas las demás religiones con las que el Estado tiene concierto. Le diría a la ministra que trabaje para lograr un pacto educativo consensuado en el que podamos sacar la política de la educación.
–¿Qué opina de la ley Celaá de educación?
–Antes de terminar la legisaltura anterior se dejaron atados todos los trámites con el Consejo Escolar de Estado para que cuando estuvieran en plenas funciones, echara a andar la nueva ley. Nacerá de la división total. La rapidez del gobierno hizo imposible que se pudiera trabajar en el consenso, transparencia, igualdad y libertad. Todavía, hay mucho en lo que trabajar.
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