Fuerzas Armadas
Eurofighter, presente y futuro del Ejército del Aire
Con 16 años de servicio a sus espaldas, este caza aún tiene mucha vida por delante
España ha puesto el punto y seguido este mes al mayor programa de compra de armamento de su historia. El Ejército del Aire recibió el pasado 9 de enero en la planta de Airbus en Getafe el último caza de combate Eurofighter de los 73 adquiridos. Durante tres décadas, el Ministerio de Defensa ha invertido en este proyecto europeo más de 9.200 millones de euros (más otros de 906 millones recién aprobados para modernizaciones), una cifra que aumentará en los próximos años a través de contratos para mejorar las capacidades de la aeronave y la previsible adquisición de otro lote de entre 40 y 50 unidades.
Los orígenes de este programa se remontan a los años 80 del siglo pasado. En 1985, España y otros países europeos de la OTAN acuerdan el desarrollo de un nuevo caza de combate. El Eurofighter voló por primera vez en 1994 y, en enero de 1998, Alemania, Italia, España y Reino Unido firmaron un contrato de producción de 620 aviones. Conocido popularmente como Eurofighter (combatiente europeo), en realidad ese nombre es el de la empresa que lo fabrica, Eurofighter GmbH, el del caza es Typhoon.
Eurofighter GmbH es un consorcio industrial formado por grandes compañías aeroespaciales de estos cuatro países: BAE Systems por Reino Unido, Leonardo por Italia y Airbus Defensa and Space por Alemania y España. Todo el programa está gestionado a través de la agencia Netma de la OTAN. España recibió su primer caza en mayo de 2004. Tras la entrega del último, el Ejército del Aire opera un total de 70 –uno pasó al contrato de Austria y otros dos se perdieron en accidentes- repartidos en dos alas de combate ubicadas las bases de Albacete y Morón de la Frontera (Sevilla).
Todos los Eurofighter españoles han sido montados en Línea de Ensamblado Final (FAL) de la factoría de Airbus en Getafe. Este centro también ha fabricado todas las alas derechas de los cazas contratados en todo el mundo, de acuerdo con el reparto industrial acordado por las empresas del consorcio.
Nuevo pedido y modernización de la flota
El programa Eurofighter en España encara ahora una segunda fase con dos objetivos principales a la vista: la adquisición de un nuevo pedido de entre 40 y 50 aviones para reemplazar a los 80 cazabombarderos F-18 existentes en el Ejército del Aire y la modernización de las capacidades de la flota de Eurofighter ya en servicio.
El F-18 español es un avión de combate construido por la empresa estadounidense McDonnell Douglas (hoy Boeing). Durante tres décadas, este caza ha sido la columna vertebral de la defensa aérea de España, sin embargo, los años pesan y el imparable avance de la tecnología en el ámbito aeroespacial obliga a la búsqueda de un relevo. En este sentido, el calendario previsto por el Ministerio establece la retirada de los 20 más antiguos en servicio en la base de Gando en Canarias en torno a 2024 o 2025y los 60 restantes operativos en las bases de Torrejón de Ardoz y Zaragoza hacia 2030.
Para sustituir a los F-18, Defensa se plantea recuperar el pedido inicial de Eurofighter. Hay que recordar que el Gobierno contrató en un principio 87 Eurofighter -más 16 opcionales-, pero la crisis económica redujo el pedido final a 73 unidades. La idea es ir de nuevo al pedido inicial completo, incluídos los 16 opcionales, adquiriendo los 30 que se quedaron en la crisis más otros entre 10 y 20 que completen el lote necesario.
Más allá de este programa europeo, el Ejército del Aire español no esconde su interés por otras aeronaves como el famoso F-35 de la estadounidense Lockheed Martin, aunque es consciente de que las variables industriales, políticas y económicas colocan al Eurofighter en una posición preferente. El nuevo pedido reactivaría la línea de ensamblaje de Getafe que, de momento, trabaja en la modernización de la flota en servicio en España.
Las cartas están sobre la mesa, pero todavía no hay fecha para la firma de este lote. El Ministerio que dirige Margarita Robles aseguró que 2019 sería un año clave en las negociaciones con la industria, no obstante, acabó siendo un año perdido debido en gran medida a la inestabilidad política y el escaso margen de maniobra de un Gobierno en funciones. Las esperanzas están puestas ahora en 2020. Las cifras que se manejan son la adquisición de 40 nuevos Eurofighter por un importe no inferior a los 4.000 millones de euros.
En un reciente encuentro con la prensa, el presidente de Airbus España, Alberto Gutiérrez, señaló que el anuncio de algún tipo de acuerdo en este sentido podría llegar en el primer semestre de este año dentro de un pedido conjunto con Alemania. La Fuerza Aérea germana está en una situación muy similar a la española, pues deberá reemplazar en esta década que acaba de echar a andar su vieja flota de cazas de combate, en su caso integrada por el Tornado.
906 millones para modernizarlos
A la espera de una decisión oficial, el Gobierno español autorizó a finales de 2018 una inversión de 906 millones de euros para la modernización de los Eurofighter ya en servicio. Esta inyección económica eleva el coste del programa por encima de la barrera de los 10.000 millones de euros. Desde el punto de vista operativo e industrial, la partida desbloquea la instalación de un nuevo paquete tecnológico, conocido como P2E (Phase 2 Enhancement), que implica, entre otras evoluciones, el aumento de la capacidad aire-aire con la integración de los misiles Meteor de MBDA y un nuevo radar de barrido electrónico activo (AESA, por sus siglas en inglés).
La instalación de este nuevo radar comenzará en 2022 en las instalaciones de Airbus en Getafe y supondrá mejoras en la detección, ataque e identificación; modos SAR; transmisión de imágenes; medidas electromagnéticas; e integración de armamento inteligente. Por otro lado, la planta madrileña del grupo europeo ya trabaja en la actualización de los primeros 17 Eurofighter.
Con todas estas mejoras, y las que están por llegar, el Eurofighter pasará a liderar la Defensa Aérea de España, una misión que todavía hoy recae sobre los F-18. A futuro, el caza de combate europeo tiene una larga vida por delante. De hecho, el consorcio industrial responsable de su diseño acaba de lanzar un ambicioso programa, el Long Term Evolution (LTE), para adaptar la aeronave a las futuras amenazas hasta la entrada en servicio, allá por el 2040, del Futuro Sistema de Combate Aéreo (FCAS), con el que incluso llegará a convivir.
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