Política
«Nada es verdad ni mentira...»
En apenas dos semanas tenemos ejemplos sobrados de las consecuencias de haber formado Gobierno con comunistas y separatistas, con quienes –por cierto– Sánchez afirmó reiteradamente que «nunca pactaría», pues no podría dormir tranquilo.
El coste va a ser muy elevado para él, para su partido y, sobre todo, para España. Las noticias que lo confirman se suceden cada día. La última –de momento– es el espectáculo ofrecido con ocasión de la visita a España de Guaidó, y el «casual» encuentro producido de madrugada y en un avión, entre la mano derecha de Maduro y Ábalos, hombre fuerte del PSOE y del Gobierno.
Un coste visibilizado más aún cuando Carmen Calvo justifica la «necesaria» reforma del CP, no para rebajar la pena del delito de sedición como hipoteca para satisfacer a ERC, sino para «adaptarlo a la regulación de la UE». Así que cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia, pero, al menos, no nos insulten más.
García-Page ya ha afirmado, con acierto, que no se mercadea con el CP y que existe –o debería existir– un código ético para sancionar las mentiras de los políticos. El problema es que el Gobierno se ha instalado en la era de la postverdad para ser coherente con Sánchez, y van a darnos demasiados días de infamia. Como afirmó Campoamor, «en el mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira». Así estamos.
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