Ministerio de Justicia

El ministro de Justicia tendrá plaza en la Audiencia Nacional cuando deje la política

Su destino si dejase la política sería la Sala Penal. Lo obtuvo al tener mejor número en el escalafón judicial, pues los años en cargos públicos no lo paralizan

Toma de posesión
Juan Carlos Campo, el día de su toma de posesión como ministroChema MoyaAgencia EFE

El nuevo ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, accedió a la categoría de magistrado en 1998, aunque desde entonces ha dedicado su tiempo más a cargos públicos que al ejercicio de la judicatura. Su vocación política ha primado sobre la judicial, pero ello no ha impedido concursar para obtener mejores destinos o puestos que le resultaran más atractivos para, si decide dejar la política, regresar a la toga. Así, hasta ahora, tenía su destino en una de las secciones penales de la Audiencia Provincial de Cádiz, en la que estaba como magistrado desde 1991. Desde ese año, la mayor parte de su vida profesional estuvo en instituciones y cargos públicos, con períodos, eso sí, de reincorporación judicial: Director general de Relaciones con la Administración de Justicia en la Junta de Andalucía; vocal del Consejo General del Poder Judicial (2001 a 2008); secretario de Estado de Justicia cuando al frente del mismo estaba Francisco Caamaño; secretario general de Relaciones con el Parlamento en la Junta de Andalucía y diputado en el Congreso.

Esa intensa actividad pública no ha impedido que, al igual que los demás magistrados o fiscales que ocupan cargos públicos, no ha frenado que escale puestos en el escalafón de la Carrera Judicial. De esta forma, el pasado mes de diciembre optó a una de las plazas de la Sala Penal de la Audiencia Nacional, que le fue otorgada al tener mejor posición en ese escalafón que los demás solicitantes. Su nombramiento salió publicado en el BOE el pasado día 20 y ahora el Consejo General del Poder Judicial cumple el trámite de prorrogarle la situación de servicios especiales.

Una reforma que aprobó el PSOE

¿En qué situación están los jueces dedicados a la política o que ocupan cargos públicos?
En situación de «servicios especiales», lo que les faculta para continuar acumulando años como si estuviesen «en activo», y, por tanto, avanzar en el escalafón. De esta forma, pueden optar a las plazas que salgan a concurso y seguir en la política, a la vez.
¿Siempre ha sido así?
No. Hasta la 12/20111, de 22 de septiembre, aquellos jueces o fiscales que optaban por la política pasaban a la situación de «excedencia voluntaria», lo que producía una «congelación» dentro de su carrera judicial o fiscal. Esa ley se aprobó en el tramo final del Gobierno de Zapatero, poco antes de que Rajoy ganase las elecciones de noviembre.

De esta forma, si Juan Carlos Campo dejase la política y decidiese enfundarse nuevamente la toga, su destino sería la citada Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, aunque no podría intervenir en ningún procedimiento de los que haya podido tener conocimiento en función de su cargo. Ese destino lo tiene ya garantizado.

Esto mismo ha sucedido con el senador del PP Fernando de Rosa, cuyo nombramiento como magistrado con plaza en propiedad de la Audiencia Provincial de Valencia se publicó ese mismo día en el BOE, destino al que regresaría si dejase de ocupar un escaño en la Cámara Alta.

El hecho de que los jueces que se incorporan a la vida política o cargos públicos continúen como si estuviesen en activo a la hora de computar los años de carrera es posible gracias a la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial que llevó a cabo en septiembre de 20111 el Gobierno que presidía entonces José Luis Rodríguez Zapatero. Hasta entonces, quienes decidían ese cambio permanecían en excedencia voluntaria y no les computaban esos años a efectos de antigüedad y poder avanzar en el escalafón y, de ese forma, optar a destinos más «apetecibles».