Cataluña

El desafío independentista

Sánchez se pliega a ERC: diálogo antes de las elecciones

El eje Moncloa-Generalitat sofocó el incendio en una tarde de contactos trepidantes que acabaron, siete horas después, con un comunicado de enmienda. Sánchez habló con Aragonés y Rufián acudió a Moncloa

Giro radical. De 180 grados en menos de siete horas. Moncloa dio ayer marcha atrás en su estrategia de retrasar el diálogo con la Generalitat hasta que haya un nuevo Govern por el riesgo de ruptura con sus socios de ERC. Un gesto de debilidad que demuestra lo mucho que hay en juego para el Gobierno, que necesita dotar de espacio a los republicanos en Cataluña para que luego éstos les garanticen la supervivencia en Madrid, vía Presupuestos. El cambio de tercio se gestó, en esencia, gracias a la base que se ha fraguado en la mesa de negociación para la investidura. Las relaciones son fluidas y se activaron en una doble dirección. Pedro Sánchez conversó por teléfono con el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonés, y Gabriel Rufián acudió a La Moncloa para desbloquear personalmente la situación.

Todo comenzó pasado el mediodía, cuando el Gobierno emitía un comunicado en el que reaccionaba a la decisión de Quim Torra de convocar elecciones anticipadas en Cataluña, condicionando a su celebración y al alumbramiento de un nuevo ejecutivo, la interlocución con Cataluña. Hablaban de esperar ahora a que hable «el pueblo catalán y se constituya el nuevo Parlament, así como el nuevo Govern». «Cuanto antes se celebren las elecciones y haya nuevo Govern, antes iniciaremos el diálogo». Se informó del contenido a ERC antes de hacerlo público, pero no se pactó el contenido. Tras la airada respuesta de los republicanos, que consideraron este movimiento como un «incumplimiento flagrante» y una «irresponsabilidad absoluta», Moncloa decidió perpetrar un giro sin precedentes, abriéndose a retomar el diálogo donde se había pactado, esto es, antes de las elecciones. «Para descartar cualquier duda respecto a nuestra voluntad de dialogar, manifestamos nuestra disposición a celebrar la mesa de diálogo entre gobiernos acordada, antes de las elecciones catalanas», rezaba el nuevo comunicado.

En el mismo, se reitera la «clara vocación de iniciar el diálogo con el Govern» por parte del Gobierno estatal, pero se aseguraba que «dado el horizonte electoral decidido por Quim Torra, no se dan las mejores circunstancias para iniciar el diálogo entre gobiernos, cuando uno de ellos ha puesto punto y final a la legislatura y el nuevo Govern no podrá constituirse hasta la celebración de las elecciones anunciadas». En Moncloa lamentaron también que se haya puesto en duda nuestra voluntad de dialogar y nuestro compromiso de cumplir los acuerdos pactados». Lo que les ha obligado a modular su posición.

El malestar en ERC era considerable, aunque lo atribuyeron a un «malentendido» desde el primer momento, exigieron fijar una fecha para poner en marcha el foro de diálogo entre gobiernos, que ya acumula retraso –tenía que haberse activado el 28 de enero–. Más allá del rejonazo del primer comunicado, evitaron romper los puentes y optaron por entablar conversaciones con el Gobierno para tratar de subsanarlo. La intención de Esquerra es activar ya la mesa de negociación porque auguran que las elecciones en Cataluña no se van a celebrar de inmediato y temen que JxCat pueda aprovecharse de este viraje del Gobierno de cara a la campaña electoral. Los neoconvergentes no han escatimado en críticas al acuerdo de investidura y a la mesa de diálogo desde el principio, porque consideran que no tiene recorrido por falta de garantías.

En su comunicado, los republicanos aducen que «no hay tiempo que perder» y creen que «no tiene ningún sentido esperar» a la formación de un nuevo Govern. «La vía política hay que abrirla ya, es urgente e imprescindible», exigieron los republicanos.

Cerco a Torra

No menos turbulenta se percibió la reunión con Quim Torra, sobre cuya idoneidad también existió un encendido debate en Moncloa. Tras las primeras dudas –acrecentadas cuando la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, matizó que, «de producirse», el mismo se desarrollaría dentro de los estándares del Estado de Derecho–, finalmente se optó por confirmar la cita. No obstante, el contenido de la misma no será el que Torra espera, que ya dejó claro en una entrevista que enarbolará la bandera del referéndum de autodeterminación y la amnistía de los presos. Desde Moncloa han ideado una agenda que diluye al extremo la reunión y a su protagonista Se celebrará en el marco de otras con diversos dirigentes en Barcelona, como la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau; y de la presidenta de la Diputación, Nuria Marín. Sánchez incluso se verá con entidades de la sociedad civil y empresariales como «Barcelona Global», que en engloba a 221 empresas, centros de investigación, emprendedores, escuelas de negocio, universidades e instituciones culturales, y a más de 780 profesionales que promueven el talento y la actividad económica en Barcelona.

Además, en Moncloa reniegan de hablar sobre «el conflicto» en Cataluña, cuya existencia reconocieron en las negociaciones con ERC y enmarcan la cita dentro de la «necesaria relación entre administraciones para resolver los problemas urgentes de la sociedad catalana», entre ellos, «las consecuencias de la borrasca Gloria» como ejemplo de la «colaboración que debe existir entre los distintos ministerios».