Política

“Divide y vencerás”

Sánchez e Iglesias firman el programa de su futuro gobierno de coalición
GRAF5366. MADRID, 30/12/2019.- El candidato a la investidura, Pedro Sánchez (d), y el líder de Podemos, Pablo Iglesias (i), estrechan sus manos tras el acto de firma del acuerdo programático con las principales medidas que tomará el futuro Gobierno de coalición. En el salón Chimenea de la Cámara Baja con las banderas de España y la UE detrás y sin más decorado que la mesa para la firma y un atril, Sánchez e Iglesias han firmado su acuerdo de Gobierno en presencia de sus respectivos equipos negociadores y cargos del Gobierno en funciones, PSOE y Podemos. EFE/JuanJo MartínJuanJo MartínAgencia EFE

Esta sentencia y su contraria –«la unión hace la fuerza»–, resumen a la perfección lo que se debate actualmente entre dos de las tres fuerzas políticas del espectro del centro-derecha nacional. Digo dos –PP y Cs– sin incluir a Vox, por cuanto Sánchez lo califica de «ultraderecha», y Calvo, Abalos y Lastra, de «ultra ultra derecha». Es curioso este país nuestro, en el que existe la extrema derecha, pero no hay una extrema, ni ultra izquierda, y las etiquetas las pone quien gobierna con comunistas bolivarianos que deben ser de izquierda moderada, y con ERC, que sabemos es socialdemócrata.

Que esta estrategia de «divide –al adversario– y vencerás», sea diseñada y aplicada por Sánchez y su partido, entra dentro de lo normal, pero que su adversario se la aplique a sí mismo, resulta un tanto original. Desde la Transición se ha perseguido el objetivo de crear una gran fuerza de centro-derecha nacional, plasmado con la refundación de la antigua AP y el nacimiento del PP, integrador de los conservadores, liberales, y demócratacristianos, tras un tránsito temporal por la Coalición Popular. Ahora se trata de rehacer lo que se consiguió hace 30 años. Cs sigue la senda de la UCD y el CDS, y queda Vox, a quienes se les aplica un cordón sanitario absoluto. Unos y otros verán, pero en un país con nuestras raíces, los principios del humanismo cristiano no pueden quedar huérfanos de representación.