Partidos Políticos
Feijóo no renunciará a las siglas para pactar con Ciudadanos
García Egea asume el control del pacto con Cs y deja fuera Galicia. Génova aprueba su propuesta de candidato vasco, pero «puede cambiar si hay coalición»
Génova hace su propuesta de candidatos para las elecciones de abril, pero en el caso vasco, y lo mismo hará con Cataluña, está dispuesta a negociar con Ciudadanos (Cs) una candidatura para la coalición distinta a su propuesta, aunque la hayan ratificado oficialmente en el Comité Electoral. En el País Vasco, su propuesta inicial ha sido Alfonso Alonso. Ayer hubo la primera toma de contacto entre PP y Ciudadanos (Cs) en el Congreso. Por la parte popular. la dirección la lleva el secretario general, Teodoro García Egea, que fue quien ya dirigió la negociación de los pactos con Ciudadanos y Vox tras las elecciones autonómicas.
El acuerdo electoral entre PP y Ciudadanos dependerá de si Inés Arrimadas renuncia a imponer la condición de que incluya también a Galicia, además de País Vasco y Cataluña. Si es pacto a tres, en las mismas circunstancias, como plantea de salida Arrimadas, no lo habrá. Si es a dos, País Vasco y Cataluña, sí habrá coalición. El presidente de la Xunta y candidato, Alberto Núñez Feijóo, impone sus reglas y no va a ceder. Ayer confirmó que se lanza a por el reto de una cuarta mayoría absoluta, colocándose a la altura del histórico Manuel Fraga. El reto lo asume en el escenario más adverso para el partido desde 2005. El PP gallego cree que están en condiciones de mantener la Xunta, aunque las encuestas animen las expectativas de una izquierda dividida, y que enfrente tiene a una derecha también dividida.
Hasta ahora la fuerza de Ciudadanos ha sido residual. Alcanzó el 1,1 por ciento de los votos en las últimas autonómicas, y sus votos, 15.000, no sirvieron para tener representación en el Parlamento gallego. El mismo efecto puede provocar Vox, que igual que Ciudadanos no tiene aún candidato.
La realidad de la formación naranja es que no tiene candidato, no tiene representación autonómica ni diputados en el Congreso por Galicia. Y apenas dos docenas de concejales en toda la comunidad. Vox está aún en peores circunstancias porque no tiene representación alguna. A partir de ahí, Feijóo ofrece dar cobijo a los cargos de Ciudadanos, pero en ningún caso concurrirá a las elecciones sin la marca del PPdG ni bajo fórmulas que puedan llevar a que Cs o Vox puedan atribuirse el éxito que espera afianzar en las elecciones de abril.
Arrimadas, presionada a su vez por la interinidad de su liderazgo y por la sombra del líder de Cs en Castilla y León, Francisco Igea, ha sentado como bases de negociación el acuerdo a tres, y que sea transversal e incorpore figuras constitucionalistas de la socialdemocracia. Simplificando, Cataluña para ellos; Galicia, para el PP, en las mismas condiciones, subrayan. Y el País Vasco a repartir en partes iguales.
Ayer por la tarde se produjo la primera reunión entre PP y Cs para acercar posturas y con el calendario apretando, Fuentes del PP informaron de que «constataron la necesidad de establecer mecanismos para que el centro derecha vaya unido en el País Vasco y Cataluña».
Cs presiona externamente con la amenaza de responsabilizar al PP de que no salga el acuerdo, que los populares necesitan en Cataluña y tambien en el País Vasco pero sin ceder en planteamientos que pueden llevar a restar en vez de a sumar, como se temen algunos en el partido de Casado.
De hecho, las bases que ha fijado Arrimadas no está tan claro que le sumen al PP. Por un lado, es falsa la idea de que el pacto lleva a sumar sin más los votos que tienen los dos partidos. Al menos en las filas populares advierten de que hay que conocer bien a su militancia y no cometer errores de cálculo, ya que puede haber votantes que no se reconozcan en el acuerdo. Apuntan, además, que en ningún caso a sus siglas les suma objetivamente la exigencia de Cs de incorporar a perfiles socialistas en el acuerdo. como exige también Arrimadas para cubrirse las espaldas ante sus críticos. Por su parte, en Cs saben que un paso en falso en la estrategia con la que manejan la negociación con el PP puede volverse en su contra y costarles muy caro porque de fondo está en juego la supervivencia de sus siglas después del desastre electoral de noviembre y evitar que acaben fagocitados por la marca de Casado. Feijóo defendió ayer, al presentar su candidatura, que si opta a presentarse es porque «lo que quiero es que Galicia no tenga nada que perder». Y se comprometió a gobernar para todos los gallegos.
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