Partidos Políticos

Génova ve una «trampa» la cita de Sánchez en Moncloa

La expectativa es que la reunión confirme el choque total. El PP mantiene su bloqueo al CGPJ si no se rectifica la designación de Delgado en la Fiscalía

Pedro Sánchez y Pablo Casado, en La Moncloa
Pedro Sánchez y Pablo Casado, en La MoncloaRicardo RubioEuropa Press

El líder del PP, Pablo Casado, acudirá este lunes al Palacio de la Moncloa a entrevistarse con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por obligación institucional, pero en Génova sospechan que es una reunión «trampa» con la que Sánchez busca dar coartada a la mesa bilateral de negociación con los partidos independentistas. Moncloa se ha dirigido al primer partido de la oposición dos meses después de las elecciones generales. El último contacto entre el presidente del Gobierno y Casado se produjo en diciembre, en la ronda de conversaciones para preparar la investidura. Y antes se habían visto en octubre para analizar la situación en Cataluña.

Entonces no hubo ningún acuerdo. Como tampoco esperan que lo haya ahora. Casado está obligado a acudir a la cita «como jefe de la oposición», justifican en Génova, aunque lo hará con un duro discurso contra la política territorial de Sánchez, su negociación con ERC y todas las demás decisiones que están tomando en relación a Cataluña, entre ellas, la reunión con Quim Torra, quien para el PP no debe ser reconocido ya como presidente de la Generalitat por su inhabilitación judicial. La suya es una enmienda a la totalidad a lo que en la dirección popular consideran un proceso de «blanqueamiento» del secesionismo, y rectificar esta política es línea roja para avanzar en cualquier otra negociación o diálogo con el PSOE.

Así, en Cataluña, Casado presentará a Sánchez la exigencia «irrenunciable» de la anulación de la mesa de partidos y que se actúe de nuevo por vía judicial contra el independentismo, Judicialización frente a la desjudicialización que Sánchez ha pactado con ERC. El líder popular acudirá el lunes con su mensaje más duro y no dará un paso atrás ni en relación a su «no» a la negociación con el independentismo ni respecto a su negativa a avanzar en la renovación del Poder Judicial en tanto el Gobierno no rectifique la designación de la ex ministra Dolores Delgado como fiscal general del Estado.

Es una reunión condenada al «choque», a pesar de que el diálogo entre Gobierno y principal partido de la oposición debería ser la base de la política en Cataluña, de las reformas estructurales pendientes, de la financiación autonómica o de la política exterior.

En Génova recuerdan que ya se les ha intentado «utilizar coyunturalmente para limpiar la imagen de Sánchez» y justificar su decisión de pactar con Podemos y el independentismo. Aun así, Casado mantendrá su oferta de acuerdos de Estado, para hablar de reformas y hasta de Presupuestos, siempre que Sánchez rompa sus alianzas con los independentistas y cierre la mesa bilateral que sostuvo la investidura y sostiene la Legislatura. Antes de la investidura la condición era que rompieran también el pacto con Podemos, pero el partido de Iglesias forma ya parte del Consejo de Ministros.

Los pactos
Casado ofreció en noviembre a Sánchez 11 pactos en temas de Estado para garantizar su gobernabi-
lidad:
-Presupuestos generales
-Cataluña
-Educación
-Despoblación y reto demográfico
-Violencia de Género
-Pensiones
-Justicia
-Pacto por el agua
-Gobernabilidad de Navarra
-Ley Electoral
-Política exterior

Sánchez se mueve en un terreno muy resbaladizo. Con la desaceleración económica de fondo y sin tener atados ni mucho menos los Presupuestos de los que depende su supervivencia en Moncloa. De momento, lo que están haciendo es dar patadas hacia adelante a la «mesa» y a la negociación con ERC para ganar tiempo y ver si se aclara el contexto electoral catalán, pero es muy difícil que la política nacional pueda avanzar, y haya Presupuestos, en tanto Cataluña no resuelva su inestabilidad y JxCat y ERC aclaren su pulso. Salvo que el Gobierno hiciera una cesión sonora a ERC que le facilite el «sí» en Madrid en plena competencia con los de Puigdemont por el voto independentista.

En el Gobierno sostienen como mantra que «el diálogo con la oposición es muy importante». Un eslogan sin contenido porque todos los pasos dados hasta ahora por quien ha de llevar la iniciativa, el Gobierno, y por la oposición, van dirigidos a blindar la política de bloques y la confrontación de izquierda y derecha. En el PP dicen que Casado pedirá moderación a Sánchez. En Moncloa sostienen que será Sánchez el que pedirá moderación y centralidad. Casado le reprochará a Sánchez la «degradación institucional», según el PP; y el presidente le reclamará sentido de Estado y no bloquear organismos como el Consejo General del Poder Judicial o el Constitucional. Justamente en Génova se quejaban de que no habían recibido una llamada para activar esa negociación. Y la llamada ya está y se concreta en la reunión del lunes. El PP no puede aparecer como el partido del «no» a todo, pero oficiosamente reconocen que no puede haber avances con Delgado como fiscal general. El tiempo que aguante esa posición de máximos es lo que está por medir.

Si la entrevista se mira como el examen de si será el inicio de una nueva etapa en las relaciones o la confirmación del choque radical, la impresión es que las dos partes están más en la tesis de que se confirmará el segundo escenario.