Gobierno de España
Moncloa ocultó a Portugal que el avión de Delcy Rodríguez atravesó su espacio aéreo
Sobre las 23:25 horas del 19 de enero la delegación venezolana entró en el espacio aéreo portugués tras comunicar horas antes a Exteriores que aterrizaría en Madrid
El Gobierno español ocultó a las autoridades portuguesas en la madrugada del 19 al 20 de enero pasados que el vuelo en el que viajaba a Madrid la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, cruzaría previamente el espacio aéreo del país vecino. De esta forma, la «número dos» del presidente Nicolás Maduro vulneró las sanciones de la Unión Europea (UE) que pesan sobre una veintena de dirigentes bolivarianos, Rodríguez entre ellos, para impedirles entrar en territorio comunitario, incluido su espacio aéreo, por vulnerar los Derechos Humanos y restringir las libertades democráticas en Venezuela.
Fuentes policiales y aeroportuarias han confirmado a LA RAZÓN que el Falcon 900 de la compañía Sky Valet con destino a Estambul (Turquía), ocupado por Rodríguez, el ministro venezolano de Turismo, Félix Plasencia, y media docena de asesores, entró en el espacio aéreo portugués sobre las 23:25 horas del domingo 19 de enero, y aterrizó en el aeropuerto de Barajas a las 00:12 horas de la madrugada del 20. El aparato, según las citadas fuentes, sobrevoló territorio portugués en la vertical del área metropolitana de Lisboa, y desde allí puso rumbo a Madrid, a donde llegó pocos minutos después de que lo hiciera el ministro español de Transportes, José Luis Ábalos.
El vuelo había partido del aeropuerto internacional Maiquetía-Simón Bolívar de Caracas a las 10:12 hora local. Sin embargo, la embajada venezolana en Madrid no advirtió al Ministerio de Asuntos Exteriores español de que la «número dos» del régimen bolivariano iba a bordo del aparato hasta que éste había alcanzado su velocidad de crucero y se encontraba ya sobrevolando el océano Atlántico. Exteriores lo comunicó inmediatamente al Ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska, y éste, a su vez, dio a Moncloa la voz de alarma de que Rodríguez iba a bordo del avión.
El Ejecutivo de Sánchez vivió a partir de ese momento unas horas de gran desconcierto y apresuradas consultas entre departamentos. Se llegó a valorar la posibilidad de impedir que el Falcon 900 de la «número dos» de Maduro sobrevolase la península Ibérica y llegase hasta Madrid, porque ello supondría un claro incumplimiento del acuerdo adoptado por Bruselas en noviembre de 2017 para impedir el acceso al llamado espacio Schengen -el territorio de los 26 países europeos que han abolido los controles fronterizos- de la veintena de dirigentes venezolanos incluidos en la lista negra comunitaria. Finalmente, el Gobierno español decidió hacer la vista gorda y encargó a Ábalos que se desplazara a Barajas al filo de la medianoche para hacer frente a tan comprometida situación.
La embajada venezolana en España comunicó a Exteriores cuál era el plan de vuelo del Falcon 900, que preveía el aterrizaje en Madrid del aparato después de nueve horas de vuelo y tras sobrevolar el espacio aéreo de Portugal, otro de los países miembros del espacio Schengen. Pero el improvisado «gabinete de crisis» de Moncloa decidió en la tarde del domingo 19 de enero no informar a las autoridades portuguesas de que en el avión privado de la compañía Sky Valet, pilotado por una tripulación turca, viajaba la vicepresidenta chavista proscrita en la Unión Europea.
De haberlo hecho, se corría el riesgo de que el Ejecutivo de Lisboa denegase el permiso de sobrevuelo de su espacio aéreo para no contravenir el reglamento de la prohibición impuesta por Bruselas a los dirigentes chavistas, que en su artículo 20 establece que será de aplicación «en el territorio de la Unión, incluido su espacio aéreo» y «a bordo de toda aeronave o buque que esté bajo la jurisdicción de un Estado miembro». De esta forma, el avión en el que viajaba Delcy Rodríguez y el resto de su comitiva pudo sobrevolar territorio portugués sin mayor contratiempo. Ninguna ley obligaba a España a informar a las autoridades del país vecino, pero sí el «fair play» y la lealtad entre socios comunitarios y hacia las normativas aprobadas por la Unión Europea.
Las fuentes consultadas no ocultan su extrañeza por el hecho de que Delcy Rodríguez y sus acompañantes decidieran hacer escala en Madrid en su viaje con destino final en Estambul, pues ello suponía, o bien forzar al Gobierno español a ignorar las sanciones comunitarias permitiendo la escala del Falcon 900 en Madrid, o bien desairar a la vicepresidenta venezolana impidiendo el tránsito del aparato por España, una alternativa tampoco deseada por el Ejecutivo de Sánchez, que en las últimas semanas ha protagonizado diversos gestos de acercamiento al régimen de Maduro. De hecho, insisten las citadas fuentes, el vuelo procedente de Caracas podría haber hecho escala en países cercanos situados fuera del espacio Schengen, como Marruecos o Argelia.
Tras aterrizar en Barajas y ser recibida por Ábalos –un encuentro del que el ministro de Transportes ha llegado a ofrecer hasta cinco versiones distintas–, Rodríguez pasó el resto de la noche en la Terminal Ejecutiva situada junto a la T-1, un espacio «premium» que ofrece a los visitantes VIP todo tipo de comodidades mientras esperan reanudar viaje o hacer transbordo a otras compañías.
Esta última opción fue la elegida por la vicepresidenta venezolana, quien, consciente de que si sobrevolaba otros países del espacio Schengen en su ruta hacia Estambul podía ser deportada, tomó a las 08:20 del lunes un vuelo comercial de Qatar Airways con destino a Doha, donde hizo escala para enlazar con otro vuelo hacia Estambul, aunque ello la obligó a dar un considerable rodeo.
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