Cataluña

El desafío independentista

Junqueras sale mañana de prisión

Impartirá clases en la Universidad de Vic. El líder de Esquerra tendrá la oportunidad de responder a los ataques de Puigdemont

La precampaña electoral en Cataluña toma cada vez más vuelo. Tras el multitudinario baño de masas de Carles Puigdemont en Perpiñán (Francia), mañana todo el protagonismo será para Oriol Junqueras, que saldrá por primera vez de prisión tras 853 días.

Aunque el partido no ha concretado si va a preparar algún tipo de recibimiento –porque no tiene excesiva flexibilidad de actuación al estar encarcelado–, Esquerra tiene la oportunidad de responder así a Puigdemont y JxCat, que en el mitin del sábado, que congregó a más de 100.000 personas, arremetieron duramente contra los republicanos y la vía dialogada con el Gobierno de Pedro Sánchez.

Junqueras saldrá de prisión gracias a la aplicación del artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario, un recoveco legal que han encontrado los presos independentistas para flexibilizar su estancia en prisión. El líder republicano saldrá tres días a la semana durante seis horas –entre lunes y viernes, siempre– e impartirá clases en el campus de Manresa de la Universidad de Vic (Barcelona) –es licenciado en Historia Moderna y Contemporánea y doctor en Historia del Pensamiento Económico–.

De esta manera, Junqueras, junto a Raül Romeva, y otros cinco presos –Jordi Cuixart, Jordi Sánchez, Joaquim Forn, Carme Forcadell y Dolors Bassa– ya habrán accedido a la «semilibertad». Tan solo quedan los dos exconsellers de JxCat, Josep Rull y Jordi Turull.

Pese a que los presos accedan a la «semilibertad», la última palabra la tendrá el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, que puede revocar el 100.2, acordado en todos los casos por las juntas de tratamiento de los centros penitenciarios. De hecho, la Fiscalía se ha posicionado hasta ahora en contra. Los presos independentistas están clasificados en segundo grado y hasta mediados de junio no se revisará esta condición –si bien, en el caso de Junqueras, desde su entorno descartan que se le conceda el tercer grado hasta el año que viene–.

En cualquier caso, más allá de los aspectos jurídicos, por el momento, Junqueras podrá salir de prisión y aumentará su visibilidad y margen de acción en plena precampaña electoral. El líder republicano intervino a través de un vídeo grabado en el mitin del sábado en Perpiñán, aunque tuvo una acogida más fría que los parlamentarios de JxCat y recibió algún silbido cuando reivindicó la mesa de negociación con el Gobierno.

A los mandos del acto estuvo el independentismo más radical –organizado por el diluido Consell per la República aunque con una influencia muy destacada de la Asamblea Nacional Catalana, afín a Puigdemont y que encabeza el separatismo maximalista–, que consiguió crear un clima hostil y de rechazo a la estrategia de ERC gracias, sobre todo, a las exaltadas intervenciones de Clara Ponsatí y Toni Comín, que precedieron a Puigdemont.

Con distintos tonos, los tres despreciaron el diálogo propugnado por Esquerra con el Estado y apostaron de nuevo por la confrontación con Madrid. La línea dura reivindicada por JxCat contrastó con la actitud contenida y conciliadora de Torra el miércoles en la reunión con Sánchez en la Moncloa. También es cierto que el president estaba cercado por los agasajos y la accesibilidad mostrada por el Gobierno para iniciar el diálogo, que tendrá una periodicidad mensual. Perpiñán se puede convertir, por tanto, en un primer aviso a la siguiente cita, que se celebrará a lo largo de este mes, y al recorrido de la legislatura en España.

Los neoconvergentes pueden regresar de nuevo a la vía de las trabas para dinamitar el foro de diálogo, una circunstancia que, además de comprometer la distensión entre gobiernos, complicaría y presionaría a ERC en Madrid, donde es determinante, sobre todo para los presupuestos. Sin cuentas, la política nacional se podría ver de nuevo abocada a unas elecciones, aunque ese escenario parece ahora remoto. De hecho, los republicanos insisten en que su postura dependerá de los avances que se puedan producir en la mesa de diálogo.