Gobierno
Cuatro meses después de su fuga, España avala la entrega a EE UU del ex general chavista Carvajal
El Consejo de Ministro aprueba la extradición para que el ex jefe de la Inteligencia militar venezolana sea juzgado por tráfico de drogas y de armas
El Consejo de Ministros ha aprobado la entrega a Estados Unidos del ex general chavista Hugo Carvajal, “el Pollo”, en paradero desconocido desde el pasado noviembre, para que sea juzgado por delitos de tráfico de drogas y de armas. Washington reclama al que fuera responsable de la dirección de Contrainteligencia militar en los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro para sentarle en el banquillo por su supuesta pertenencia, entre 1999 y 2019, al “Cártel de los Soles”, dedicado al transporte de cargamentos de droga hacia EE UU.
En septiembre del pasado año, la Sección Tercera de la Audiencia Nacional denegó la extradición del ex militar venezolano al advertir “motivos políticos” en la solicitud de entrega y acordó su puesta en libertad. Dos meses después se perdió su rastro en España y desde entonces está en paradero desconocido. Tras su fuga, el Pleno de la Sala de lo Penal del citado tribunal rectificó en noviembre de 2019, dio la razón a la Fiscalía, que había recurrido su libertad, y acordó su entrega a Estados Unidos, al advertir indicios suficientes para que sea juzgado por conspiración de narcoterrorismo, conspiración para importar cocaína, posesión de ametralladoras y dispositivos destructivos y conspiración para poseer ese armamento.
Un juez vio las acusaciones un “relato novelado”
En esa segunda resolución, la Audiencia Nacional avaló las imputaciones de la DEA, la agencia antidroga estadounidense, para reclamar la entrega de Carvajal. Sin embargo, la decisión no fue unánime, puesto que cuatro de los 18 magistrados votaron en contra, entre ellos el juez José Ricardo de Prada, quien se opuso a la petición de Estados Unidos, que tildó de «relato novelado».
La mayoría de sus compañeros, no obstante, asumieron el relato de las autoridades norteamericanas, que apunta que durante los últimos veinte años coordinó el tráfico de cocaína de Venezuela a Estados Unidos, asumió en connivencia con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) –a quienes compensó mediante el suministro de armas– la responsabilidad de trazar las rutas terrestres y marítimas de transporte de la droga, otorgó protección armada a esos cargamentos y se sirvió de su puesto como jefe de Inteligencia del régimen chavista para evitar interferencias e investigaciones que frustraran esas operaciones y, de paso, enriquecerse.
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