Presupuestos del Estado

El Gobierno mira ya a las cuentas de 2021, a la espera de ERC

Hacienda está dispuesta a renunciar a los Presupuestos de 2020, si las elecciones catalanas impiden aprobarlos

María Jesús Montero en el acto del PSOE con motivo del 8 de marzo.
La Portavoz del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, este martes durante el acto 3-M Mujeres Iguales, Mujeres Libres, en Madrid.Javier LizónEFE

El Senado vota hoy los objetivos de estabilidad que ya avaló el Congreso la semana pasada, con idéntica dependencia de ERC. El Ejecutivo avanza así, dando los pasos necesarios para aprobar los Presupuestos Generales del Estado para 2020, mientras mira ya de reojo a los de 2021. En Moncloa no renuncian a la expectativa de poder llegar a presentar las cuentas de este ejercicio –aunque sea avanzado el año–, pero reconocen no controlar el desenlace de los acontecimientos. El impacto del contexto catalán en la labor del Ejecutivo es absoluto y todavía queda por dilucidar un importante elemento de disrupción: la convocatoria de las elecciones en Cataluña, cuyo botón nuclear solo corresponde pulsar a Quim Torra. En Moncloa ubican como dos hitos fundamentales, para que se despeje su horizonte, la aprobación de los presupuestos catalanes –que podría darse en la tercera semana de marzo– y conocer el «calendario que tiene Torra», que ni siquiera sabe ERC.

Fuentes de Hacienda desvelaron que la hoja de ruta del Gobierno pasa por presentar las cuentas en «mayo o junio» para lograr que sean aprobadas antes de que acabe el verano. Asegurándose así al menos cinco meses de vigencia. Sin embargo este «plan A» podría quedar noqueado por una convocatoria electoral en Cataluña, que impida que sus socios de ERC den el aval a las cuentas en los plazos fijados. En tal caso, el Gobierno renunciaría a los presupuestos de 2020 y se centraría en los de 2021, para los que ya han comenzado los trabajos. Como soporte a esta estrategia, Moncloa «coló» en la aprobación de los objetivos de estabilidad para el presente ejercicio también los correspondientes al próximo año, en los que se producía un incremento del 3% del gasto hasta los 131.437 millones. La maniobra se produjo como un gesto para ahorrarle a ERC el trago de tener que aprobar la senda para 2021 en un momento posterior y más comprometido para sus intereses electorales.

En todo caso, desde Hacienda anticipan que comenzarán las negociaciones con los grupos en las próximas semanas, pero de manera muy discreta sin promocionarlo, tal como lo han solicitado sus interlocutores. El convencimiento de Moncloa es total en este punto y no llevarán las cuentas al Congreso hasta que estos contactos se resuelvan positivamente y tengan asegurados los apoyos para que los presupuestos salgan adelante. La idea del Ejecutivo es «negociar los dos presupuestos a la vez» e «incorporar ciertos vínculos de continuidad entre un proyecto y otro», de modo que lo que no pueda ir en uno, vaya en el siguiente.

Sánchez necesita aprobar unas cuentas para asegurarse la viabilidad de la legislatura y hasta que esto se produzca la dependencia de ERC es total. En Moncloa reconocen que llegará el momento de «apretar las tuercas» a los republicanos para que den su apoyo, pero apuntan inmediatamente que ese momento «no es ahora» ante un calendario plagado de incertidumbres. En el Gabinete existe «optimismo» para poder sacar las cuentas adelante porque ven a ERC «muy firmes» en su vocación de dialogar. Esta tesis la abonó ayer mismo el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, que en un desayuno informativo cargó contra Carles Puigdemont: «No nos verán en una mesa de diálogo en Moncloa entre semana para despreciarla en un mitin el fin de semana». Una crítica a la doble moral de sus socios de Junts per Catalunya en el Govern. En Moncloa, por su parte, consideran que la algarada de Carles Puigdemont el pasado sábado en Perpiñán obedece a un «claro interés electoral». Se disipa poco a poco el nerviosismo que cundió a partir del fin de semana en la sede del Ejecutivo, por el impacto que la entrada en escena del ex president pudiera tener para sus socios de Esquerra Republicana.