Ejército del Aire

Carta del hermano del piloto Garvalena: “Estamos rotos, pero llenos de orgullo”

Ignacio rinde homenaje a “Ayo”, el comandante de la Patrulla Águila fallecido al estrellarse su avión en Murcia

El piloto de la Patrulla Águila, comandante Eduardo Fermín Garvalena,"Ayo", falleció el pasado 27 de febrero al estrellarse su avión en La Manga durante un ensayo de cara a la nueva temporada de exhibiciones. Era el encargado de realizar las acrobacias más arriegadas y llevar el avión hasta sus límites. Ocupaba el puesto de “Solo” o “Águila 5”. Su muerte ha dejado un profundo vacío entre sus compañeros y sobre todo en su familia.

Su hermano ha reunido fuerzas y ha escrito una carta con la que le rinde homenaje para que todos, sus “amigos y cualquiera que sintiera la pérdida de mi hermano pudiera leer sobre lo buen hijo, hermano, marido y padre que fue”.

Reproducimos íntegramente la misiva

Voy sentado en un coche volviendo del fin de semana más difícil de mi vida, vengo del funeral de mi hermano. Mi nombre es Ignacio Garvalena y soy hermano del recientemente fallecido Comandante Garvalena mientras entrenaba el pasado jueves como miembro de la Patrulla Águila del Ejército del Aire. Les escribo porque entre las pocas luces que mi familia y yo hemos podido ver durante estos días se encuentra su artículo “Ayo, el Super héroe papi”. No hemos podido evitar preguntarnos quién lo ha escrito, aunque no dudamos que, o conocía a mi hermano, o ha sabido plasmar en su texto lo que todos los que hemos tenido la suerte de tenerlo cerca tenemos en el corazón. Esta carta es de agradecimiento a quien sea que haya escrito lo que nos ha emocionado tanto leer. Efectivamente, poco más hay que decir. Ayo era un hijo que ha dejado a sus padres rotos pero llenos de orgullo. Siguió los pasos de su padre a quien siempre tuvo como ejemplo de profesionalidad y de saber hacer. Le acaba de desear un buen último vuelo.

Su madre sufre porque su hijo mayor le daba la vida cada vez que le llamaba a contarle cómo le había ido el día. Era el hijo casi perfecto, y digo casi porque como todo hijo daba algún que otro disgusto (menudo nos acaba de dar). Pero si no tenía la perfección, la rozaba.

Mi hermano mayor, nuestro hermano mayor. Ana, Titi y yo estamos perdidos porque no sabemos cómo vamos a rellenar ese hueco, el de la alegría de la casa que desde que éramos pequeños nos animaba después de cada película alquilada que tocaba ver los viernes a ser ninjas, astronautas, pilotos... Lo que se le pasaba por la imaginación y que nosotros seguíamos como hermanos que repetían ciegamente lo que hacía Ayo, el mayor.

El amor de Paula, que nos ha impresionado a todos con cómo, a pesar de haber recibido la peor noticia que se puede imaginar, ha sabido soportar el enorme dolor y ha tirado de sus tres hijas para unirse a ellas y pasar el momento más difícil de sus vidas como un equipo. No es algo nuevo, antes eran un equipo de cinco que eran capaces de todo. Una historia de amor inigualable de las que es imposible que mueran nunca.

Los compañeros del comandante Garvalena de la Patrulla Águila EFE/Marcial Guillén
Los compañeros del comandante Garvalena de la Patrulla Águila EFE/Marcial GuillénMarcial GuillénEFE

El amor de sus tres hijas

El amor de sus hijas, tres niñas que quieren con locura a su padre, tal cual él las quería a ellas. Ayo no perdía ni un solo minuto en estar con sus hijas, inagotables. Es verdad, se dejaba maquillar, peinar, disfrazar por ellas. Debe de ser que la imaginación de Candela, Olivia y Berta la han heredado de su padre. No había momento en el que no se les ocurriera una nueva historia con la que divertirse y jugar en casa, siempre con su padre y su madre, imprescindible.

En fin, vuelvo del funeral en el que se me ha negado la oportunidad de portar el féretro de mi hermano con sus compañeros. Por ser civil y no cumplir el protocolo y por no crear un precedente me dicen. Como civil deseo que ojalá existan también protocolos de seguridad tan rígidos como este que permitan que nunca se repita este accidente y también ojalá los precedentes como el fallecimiento de mi hermano sirvan para que ningún súper papi se convierta en héroe por perder la vida en servicio (sirva este comentario no como reproche, sino como deseo de que ninguna familia vuelva a pasar por la pesadilla que nosotros estamos pasando). Como alguien me ha dicho uno de estos días, no sabe cuánto amor se lleva con él. Tampoco todo el que deja.

Gracias por el artículo en el que todos hemos vuelto a verle. Te queremos, Ayo.