Cataluña

Torra exige fecha para el referéndum en la Mesa

Bronca entre los independentistas en el Parlament. Esquerra afea que JxCat menosprecie la negociación con el Estado

Sesión de control al Govern en el Parlament
El vicepresidente Pere Aragonès junto a Quim Torra en el Pleno del Parlament de ayer, en el que regresó la bronca entre JxCat y ERC / EFEToni AlbirAgencia EFE

Enésima bronca en el Parlament entre JxCat y ERC. Esquerra usó ayer la sesión de control a Quim Torra en la Cámara catalana para mostrar su malestar por el mitin del sábado en Perpiñán (Francia), donde Carles Puigdemont y los ex consellers Clara Ponsatí y Toni Comín «menospreciaron» la mesa de negociación e hicieron encendidos discursos a favor de la confrontación contra el Estado. El president, que exhibió su sorpresa por el tono de los republicanos, marcó distancias con Puigdemont y su beligerancia, y ratificó su compromiso con la mesa de diálogo, pese a que verbalizó también su «escepticismo» al respecto y añadió presión: pidió salir de la mesa de negociación con una fecha para el referéndum.

«Prueba de que creo en la mesa de diálogo es que estoy», afirmó Torra, que evitó alinearse con Ponsatí –que tildó la mesa de «engañifa»–y se limitó a decir que en el «independentismo no sobra nadie». «A mí no me sobra nadie y menos un exiliado, que tienen todo mi respeto», dijo Torra, que pidió encarar la negociación con el Estado con la «fuerza de la unidad» del separatismo y la «movilización». También reclamó que el Gobierno dé una respuesta en la próxima reunión a las aspiraciones de la Generalitat al derecho de autodeterminación y la amnistía para los presos.

Torra se explicó así después de que Esquerra reprochara con contundencia la actitud de JxCat el sábado en Perpiñán. El diputado republicano Sergi Sabrià afeó que el president se sentara el miércoles pasado en la reunión de la mesa de negociación celebrada en Moncloa y, 72 horas después, dirigentes de su espacio político «cargaran con dureza» y la «menospreciaran». Ante estas circunstancias, Sabrià exigió a Torra que aclarara su posición y el president no dudó en confrmar su apuesta por resolver por cauces «políticos» el «conflicto», aunque también remarcó el «escepticismo» que muestra Esquerra con el Estado.

También Catalunya en Comú Podem, grupo que lidera Jéssica Albiach, recriminó a JxCat su discurso en Perpiñán y acusó al partido neoconvergente de seguir anclado en «vías fracasadas» de tiempos «pasados» y en un «lenguaje de confrontación».

Pero la bronca entre JxCat y ERC no se limitó a Perpiñán, un acto cuyo eco parece que va a prolongarse en el tiempo ya que ha hecho aflorar de nuevo las divergencias estratégicas entre ambas formaciones: contrapone la línea dura de Puigdemont con la línea prágmatica y posibilista de Oriol Junqueras. También emergió la disputa por el escaño de Torra, que parecía ya apagada. El president exigió al presidente del Parlament, Roger Torrent, que reconsiderara su decisión de retirarle su condición de diputado –por inhabilitación– tras desvelarse que un componente de la Junta Electoral Central, Andrés Betancor, estaba a sueldo de Cs. Sus reproches a Torrent tampoco concluyeron ahí: poco después, le afeó que no llamara la atención al diputado de Cs Carlos Carrizosa al entender que le había insultado al llamarle «okupa» por seguir como president.