Sucesos

“Va a ser imposible encontrar los cuerpos en el vertedero”

Los operarios que trabajan en la construcción del muro de la AP-8 para evitar nuevos desprendimientos reconocen a LA RAZÓN la dificultad de la tarea a la que se enfrentan

«Estamos agobiados, igual que al principio, nadie sabe nada», cuenta a LA RAZÓN, una vecina de Ermua, la localidad más próxima al vertedero de Zaldibar que hace un mes sufrió, por causas que todavía se desconocen, un derrumbe en el que dos trabajadores fueron sepultados y de los que todavía no hay rastro. «Tengo tos y el aire está mal», asegura con indignación ante el apagón informativo impuesto desde el Gobierno vasco. «Supuestamente hay una furgoneta que recoge datos todos los días pero a nosotros no nos informan de los resultados», insiste. No es la única. En un grupo de padres del colegio de San Lorenzo, ubicado a escasos 800 metros del lugar de esta tragedia ambiental, al que ha tenido acceso LA RAZÓN, los mensajes de miedo e indignación se multiplican. «El cole está muy cerca y el vertedero sigue emanando gases tóxicos aunque el fuego esté apagado. Están moviendo el escombro con amianto a unos 200 metros del cole, continuamente. «¿Quién nos asegura que no están rompiendo con las excavadores y llegando fibras de amianto al cole?», se pregunta un padre que solicita mayores controles y que se «ubique el colegio más alejado del cole».

El derrumbe del vertedero, propiedad de Verter Recycling, se produjo el jueves día 6 en un vertedero de Zaldibar, una pequeña localidad, muy cercana a dos pueblos grandes: Ermua y Eibar. La escombrera recibía cada año medio millón de toneladas de residuos no urbanos, es decir, materiales de construcción y restos siderúrgicos. Aunque no se sabe qué provocó el desprendimiento, desde el inicio se supo que había dos trabajadores sepultados, Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán. Los primeros intentos de rescate fueron el mismo jueves, por bomberos y ertzainas. Sin embargo, a la una de la madrugada del viernes 7 surgió la primera sorpresa: la presencia de amianto, lo que suspendió la búsqueda. El primer fin de semana transcurrió entre la desesperación de las familias ante la imposibilidad del rescate, ya que las labores tuvieron que suspenderse varias veces primero por el amianto, y luego, por la inestabilidad de la escombrera. A ello se sumó un incendio en la parte alta del vertedero, que suscitó mucha preocupación entre los vecinos por la contaminación. Fue entonces cuando se supo que la última inspección al vertedero detectó «incumplimientos graves». Ante las peticiones de los partidos de la oposición, la Mesa de Diputación Permanente del Parlamento Vasco acordó la comparecencia de Iñigo Urkullu junto con los consejeros de Seguridad, Medio Ambiente, Salud y Trabajo quienes no asumieron responsabilidades políticas en esta tragedia humana y medio ambiental. Ese mismo día se retomaron las labores de búsqueda de los dos trabajadores, unas labores insuficientes para encontrar los dos cuerpos que continúan entre la basura.

Según ha podido saber LA RAZÓN, los operarios que están trabajando en el levantamiento de un muro en la AP-8, carretera que fue afectada por el derrumbe de la escombrera, aseguran que «después de lo que han visto y de la manera que están afectada toda la maquinaria reventada, camiones y grúas que estaban en el vertedero, va a ser imposible encontrar los cuerpos de Alberto y Joaquín».

Es más, a finales del mes de febrero un helicóptero lanzó un producto sellante –espuma biofor tipo A mezclada al 0,30 con agua– que, según el experto geólogo Joaquín Larrea, en declaraciones a este diario, es para «impermeabilizar la parte superior del terreno» y evitar la reactivación de nuevos focos debido a las emanaciones de metano. Según explica, hasta el momento, se han movido «8000 metros cúbicos de los 800.000, es decir solo un uno por ciento».

Por otro lado, los familiares de Joaquín y Alberto culpan al gobierno vasco –conformado en coalición por el PNV y por el PSOE– de no hacer lo suficiente por encontrar los cuerpos de sus familiares. En un comunicado, publicado este miércoles, la familia de Joaquín Beltrán denunció «el despropósito» del rescate y afirmó que las labores de búsqueda han estado «totalmente descoordinadas desde arriba» y han sido «inadecuadas e insuficientes». Consideran que «se puede y debe hacerse mucho más de lo que se está haciendo».